sábado, 15 de agosto de 2009

PANIC-ATTACK

SALUD PUBLICA VS CONTROVERSIA POR PATENTES

La gripe nos pone en libertad condicional

Por Luis Cobián

El papel de la OMS es central a la hora de crear miedo: funciona como RRPP de los laboratorios multinacionales. Para el marketing farmacéutico, la enfermedad es nuestro estado natural. Las investigaciones del Instituto Maiztegui y la posibilidad de producir vacunas argentinas.

En la última Cumbre del Mercosur, la presidente Cristina Fernández anunció que Argentina y Brasil pueden producir una vacuna contra la gripe porcina para cuando llegue el invierno del Norte porque, según el Malbrán, nos ataca el mismo virus. El instituto Maiztegui de Pergamino elabora una contra la fiebre hemorrágica con un desarrollo tecnológico más modesto.

Fiebre y dólares

Las gripes estacionales aparecen anualmente en el hemisferio Sur, viajan de Asia a América y llegan al Norte donde, con esas cepas ya individualizadas, se vacuna a sus poblaciones. Luego son exportadas al Sur con los virus del año anterior, por lo cual la protección solo es total para ellos.

La gripe porcina circula al revés: se originó en el verano del hemisferio Norte, mudó a Europa y luego apareció aquí en el Sur. En la Cumbre de Asunción, Cristina apuntó bien cuando mencionó el golpe en Honduras y la lucha contra la gripe como “íntima y directamente vinculados” por la controversia sobre patentes farmacéuticas, cuyo derecho, dijo, no se discutía.

Ingenua o mal informada, la chilena Bachelet agregó que quizás la Organización Mundial de la Salud tuviera alguna norma que permita suspender la patente en caso de pandemia. Lo que provocó la inmediata réplica de Cristina: “Si la OMS reconoce que estamos ante una pandemia, privilegiar un instrumento económico, aunque absolutamente respetable, significaría condenar a la muerte a millones de personas”.

El papel de la OMS es central a la hora de crear miedo: funciona como RRPP de los laboratorios multinacionales.

Los dueños de la salud

Consultado el economista Benjamín Coriat, especialista en regulación estatal, sobre la OMC y el Tratado Internacional de Propiedad Intelectual (TRIPS) que defiende globalmente las patentes industriales, afirmó: “El TRIPS fue malo para los países del Sur. Pese a que acepta que haya licencias compulsivas ante epidemias, los países ricos presionan para no cumplirlas. Cuando Tailandia autorizó la fabricación de un antisida genérico en 2003, Estados Unidos lo acató pues entraba en las excepciones de la OMC pero castigó a las exportaciones de madera tailandesa”.

Las restricciones son mayores para el CAFTA centroamericano, el NAFTA que perjudica a México y los Tratados de Libre Comercio (TLC) con Perú y Colombia.

La ley de Patentes vigente en Argentina (24.481, modificada por la 24.572 y reglamentada por Decreto 260, todos del año 1996) fue aprobada con rapidez inusitada luego del conocido episodio protagonizado por el diputado Claudio Sebastiani (PJ), quien ingresó al recinto con un maletín lleno de dólares.

Así está el mundo: este es menos un caso de salud pública mundial que el principio de una nueva controversia en la Organización Mundial de Comercio (OMC) y el tratado multilateral de propiedad intelectual (TRIPS).

Muertes estadísticas

Es este un virus “nuevo” dispuesto a mutar, por lo que las vacunas que aparezcan próximamente (tres laboratorios –Glaxo, Novartis y Sanofi– corren para capturar el mercado) tendrán una eficacia limitada. Su mutabilidad limita el entusiasmo de los empresarios argentinos dispuestos a invertir para fabricar unas 30 millones de dosis que inmunizarían a los argentinos, sin hablar de exportar. El Estado tuvo que hacer un esfuerzo para contar con 14 millones de tratamientos de Tamiflu de Roche y Ralenza de Glaxo, pero una vacuna es algo más complicado.

Tenemos buen nivel en laboratorios veterinarios, pero nada indica que se puedan cumplir los standards internacionales en el manejo de los embriones de pollo SPF donde se cultivan los virus, entre otros interrogantes tecnológicos.

Lo real es el instituto Maiztegui, cuya actividad fue duramente limitada durante los ’90.

Unos 5 millones de personas viven en zonas donde es endémica la fiebre hemorrágica, mal de Junín o de los rastrojos. El presupuesto del instituto para 2007 fue de 390.000 dosis, a un costo individual de 8 pesos. Sus técnicos estiman que si se continuara con la vacunación selectiva, en diez años se ahorrarían 8.648 dólares por caso prevenido. De vacunar a todos, el ahorro sería de 4.689 dólares por caso prevenido (la mitad) pero se evitaría que se enfermaran 508 personas, y que murieran 54 en términos estadísticos, para lo cual habría que invertir más fondos públicos.

Hay otro desafío adicional en caso de una asociación argentino-brasileña, por el estado crítico del Mercosur.

El salario del miedo

A pesar de su baja mortalidad, las cifras de fallecidos aparecen a diario en los medios de comunicación de Argentina agregándose a otras formas de inseguridad, y cumpliendo la regla de oro del capitalismo actual: crear nuevas necesidades antes que satisfacer las existentes. Es la saga de la anterior oleada mórbida, la del pánico pre-electoral que producía el dengue con el que, de paso, se golpeaba a la ex-ministra Ocaña.

Un cable de AP da una pista sobre semejante preocupación: las farmacéuticas han invertido hasta ahora 28,8 millones de dólares en actividad de lobby para oponerse a la reforma del sistema de salud que propuso Barack Obama luego de llegar a la conclusión de que el sistema Medicare fue un gran negocio para las farmacéuticas y las corporaciones médicas, pero un pésimo servicio a la población. Obama planteó la necesidad de un recorte de 80 mil millones de dólares a los planes de salud combinado con una mejora en la atención. PhRMA invirtió 6,2 millones de dólares en lobby; Pfizer contribuyó con 5,6 millones de dólares y tras ellas se sitúan Eli Lilly con 3,6 millones, GlaxoSmithKline con 2,3 millones, Bayer con 1,9 millones, Novartis con 1,8 millones, Sanofi-Aventis con 1,6 millones, Johnson & Johnson con 1,6 millones, Merck con 1,5 millones, Roche también con 1,5 millones y AstraZeneca con 1,2 millones de dólares.

Una recorrida por la programación de la televisión argentina revelará que se ha multiplicado la publicidad de medicamentos relacionada con la mitigación de la gripe. El principio activo de los medios es que la noticia debe engordar la cuenta de publicidad: equis muertos auspiciados por el fabricante de paracetamol.

Estado civil: enfermo

El tema de las farmacéuticas fue llevado al cine. El jardinero fiel cuenta el asesinato de la esposa de un diplomático inglés por manos de una empresa que distribuía entre los sectores empobrecidos de Kenia un dudoso medicamento a bajo costo, y que la víctima denunciaba en solitario. Su autor, John Le Carré escribe: “Al adentrarme en la jungla farmacéutica, llegué a la conclusión de que mi relato, comparado con la realidad, era tan inocuo como una postal de vacaciones”. Cinco años antes, The Washington Post había revelado que Pfizer violó la legislación internacional durante una epidemia de meningitis en Nigeria al aplicar Trovan a los niños enfermos, aunque ese antibiótico no había sido adecuadamente probado. La empresa se defendió argumentando que los padres lo habían consentido.

Aquí también sucede. Frente a la probable designación, por el gobierno neoliberal de Macri en Buenos Aires, de un nuevo director del hospital Moyano, trascendió que su protector Néstor Marchant había sido exonerado de la dirección por el anterior titular de Salud, Donato Spaccavento, luego de que se comprobara que algunos laboratorios privados había llevado a cabo investigaciones ilegales sobre pacientes vulnerables.

El paradigma

A la industria farmacéutica no le interesa acabar con enfermedades universales que podrían curarse a bajo costo: por el contrario, invierte en las que atacan a sectores con alto poder adquisitivo, y no contenta con esto, inventa enfermedades masivas, patologizando estados naturales como la menopausia, la vejez o la tristeza, para las cuales enseguida aparece un remedio milagroso que cronifica la medicalización.

La anorexia, el panic-attack, la adolescencia, la delgadez, la gordura y la bipolaridad entran en una larga lista de afecciones inexistentes o presentadas con nuevo envase seudocientífico, por lo que no es casual que el negocio farmacéutico sea invulnerable a la crisis: mientras caían uno tras otro los bancos de Estados Unidos, Pfizer anunciaba la compra de su competidor Wyeth por 60 mil millones de dólares en efectivo gracias a sus ventas masivas de un ansiolítico y un energizante masculino.

Para el marketing farmacéutico, la enfermedad es nuestro estado natural, y la salud (como la inocencia) un estado de excepción, por lo que en cuanto a la gripe se refiere, todos estamos en libertad condicional.