miércoles, 3 de febrero de 2010

Publicado por Miguel Jara el 3 de Febrero de 2010
LA ESTUPIDEZ, LA CODÍCIA Y LOS GENÉRICOS
1. LA ESTUPIDEZ
España ha entrado tarde y mal en la prescripción de los genéricos y la prueba es que años después de su introducción somos todavía uno de los países con una utilización más baja de estos medicamentos.
Por una parte, nuestra población, conceptúa en general mal la palabra “ahorro” en asuntos relacionados con la sanidad, hasta el punto de que en el ideario social colectivo suscita incluso un rechazo instintivo. Ello es una actitud claramente de nuevo rico sin ninguna justificación inteligente.
Por otra parte las voces de numerosos médicos, y entre ellos muchos líderes reconocidos de opinión, han expresado públicamente su convicción de que “no es lo mismo” un genérico que una marca, y ello manifestado sin pruebas y sin rubor.
Todo esto sucede en un ambiente general de “permisividad” y de “yo no quiero generar debates que me hagan perder votos” de nuestros responsables políticos. Nuestros superiores, no “se han mojado” en el tema de los genéricos y siempre que los han defendido ha sido con la boca pequeña, para después por detrás, exigir a los médicos de familia que aumentasen su porcentaje de prescripción. Nuestros políticos no han normativizado el uso de genéricos y lo han dejado, una vez más, en manos del voluntarismo o la capacidad de implicación de los profesionales. A partir de aquí, han habido médicos que han hecho un verdadero esfuerzo de persuasión a sus pacientes explicándoles la bioequivalencia y la razón de la diferencia de precio, lo cual no ha sido siempre fácil y ha supuesto siempre una inversión en tiempo bastante por encima de los 10 minutos por visita, especialmente cuando se trataba de una de las muchas recetas (algunas con la nota manuscrita de “no pasar a EFG”) inducidas por “colegas eminentes”, para que se las “pasen por el seguro”.
2. LA CODÍCIA
La industria dispone de muchos recursos para evitar la salida al mercado de productos genéricos una vez ha finalizado el derecho de patente.
La Comisión Europea ha investigado a empresas farmacéuticas por retrasar, una media de 7 meses, o bloquear la comercialización de medicamentos genéricos para mantener sus beneficios durante más tiempo. Este ardid ha supuesto, según la propia Comisión por boca de la Comisaria de Competencia Neelie Kroes, para los sistemas de salud, entre los años 2000 y 2007, unos 3.000 millones de euros de desembolso extra, según una muestra en 17 paises. Y lo han conseguido con diferentes estrategias, pero básicamente comprando empresas o voluntades de empresarios de genéricos para que ofrecieran precios altos o para que retrasaran la venta de productos ya aprobados, o iniciando (y perdiendo) pleitos con los fabricantes de genéricos que tardan años en resolverse, etc.
La comercialización de las marcas durante el período en el que están protegidas por las patentes es el verdadero negocio de las multinacionales y es aquí donde invierten la mayor parte de sus recursos en diferentes líneas de actuación pero con un objetivo único: la venta de sus productos y muy especialmente de sus novedades. Su mecanismo de acción es a través de líderes de opinión que se hacen oir en congresos y se hacen leer en guias de práctica clínica, de sociedades científicas absolutamente “ocupadas”, de revistas científicas “financiadas” y artículos escritos por profesionales con conflicto de intereses no declarados, de asociaciones de pacientes “sponsorizadas”, de los medios de comunicación cada día más “infectados”, y por último por la red de simpáticos y generosos vendedores de fármacos en sus relaciones individualizadas casi “cheek to cheek” con los médicos.
La comercialización de los genéricos, cuando acaban los períodos de protección de las marcas, se realiza a través de las oficinas de farmacia. Esto ocurre porque la normativa actual permite que sea el farmacéutico quien realmente elige al fabricante del producto que se entrega al paciente. ¿Por qué entonces perder el tiempo con el médico? Los fabricantes de genéricos envian a sus vendedores a las farmacias para convencerles de que escojan sus productos y lo hacen con argumentos absolutamente comerciales y ofreciendo otras muchas prebendas que antes reservaban únicamente a los médicos. Y ¡todos contentos!
3. LO QUE TODOS SABEN Y NADIE DICE SOBRE LOS GENÉRICOS
Otro gran error de nuestros dirigentes ha sido el fijar un precio de referencia de una misma molécula igual para todos en lugar de permitir que la competencia siguiendo las leyes de mercado fuera ajustando los precios. Actuando de otra manera, el sistema público no hubiera tenido más que decretar que de cada molécula solo financiaría la presentación genérica más barata y que el propio paciente debería pagar la diferencia con respecto a otras más caras. Esto que parece una tontería, supone una pérdida para las arcas del estado de cientos de millones de euros. Efectivamente, el hecho de que el precio de una molécula sea igual para todos, hace que los descuentos que la competencia consigue no beneficie al sistema nacional de salud, sino directamente a la oficina de farmacia. En este sentido. la Autoridad Catalana de la Competencia ha publicado el informe Impacto de la regulación del precio de los medicamentos en el mercado de los genéricos: valoración de los efectos y necesidad de reforma hace unos tres meses en el que denuncia un beneficio medio del 40% (en un rango entre el 10 y el 70%), para las oficinas de farmacia por las ofertas que los diferentes fabricantes que compiten entre si, les hacen. Estas ofertas designadas en las facturas “pronto pago” o “por volumen del pedido” se llevan a cabo de una forma que me recuerda demasiado el mercadillo de los sábados de mi pueblo: por cada 5 cajas que me compres te ragalo una, o 4 x 1, o 3 x 1, o incluso 2 x 1. Cuantos más competidores hay de la misma molécula (paracetamol, omeprazol, simvastatina, enalapril, etc.) mejores ofertas hay para las farmacias. De esta forma este 40% adicional de lucro se añade al 30 – 33% que tiene por derecho en su participación en la cadena de distribución de los fármacos con lo que puede llegar a un beneficio absoluto de hasta el 49%, rendimiento solo al alcance de unas pocas empresas. Esta ganancia adicional y bajo mi punto de vista perversa, no se traslada ni al paciente ni tampoco al sistema público de salud que paga lo mismo por cualquier marca. Tan solo favorece a la oficina de farmacia que obviamente escoge el fármaco del fabricante que más le conviene, ignorando la prescripción del médico, y cambiándolo a otra marca cuando le interesa más. La empresa líder en ventas de genéricos en 2007 fue CINFA, que tiene por accionistas a 2.500 farmacéuticos. En el año 2005 los farmacéuticos españoles se embolsaron, gracias a la venta de genéricos, 163 millones de euros que provienen de descuentos prohibidos por la ley 25/1990 del Medicamento. En cambio en otros paises como Canadá, Holanda, Alemania, Noruega y Suecia se estan utilizando fórmulas como la eliminación del sistema de precios de referencia, la devolución de parte de los descuentos al financiador público (clawback) o la introducción de subastas competitivas. Aquí, a pesar de la crisis, somos nuevos ricos como decia más arriba, y además cualquier presidente de Colegio Profesional importante o cualquier gerente de una multinacional de farmacia tiene en su agenda el teléfono móbil del presidente del gobierno o de los ministros. ¿Que creéis que vamos a poder hacer además de lo que ya estamos haciendo?
Josep M. (Barcelona)
Médico de Família.

Josep M., Médico de Familia de Barcelona que ya ha colaborado en otras ocasiones en este blog, me envía un interesante artículo que ha preparado en exclusiva para ustedes. Se trata de un breve análisis sobre los problemas que conllevan la expansión de los fármacos genéricos. Estos son aquellos que una vez ha finalizado el derecho de patente del laboratorio fabricante pueden ser producidos y vendidos por otras compañías respetando la bioequivalencia y que suelen tener por ello un precio mucho más bajo que los originales.

1. LA ESTUPIDEZ

España ha entrado tarde y mal en la prescripción de los genéricos y la prueba es que años después de su introducción somos todavía uno de los países con una utilización más baja de estos medicamentos. Por una parte, nuestra población, conceptúa en general mal la palabra “ahorro” en asuntos relacionados con la sanidad, hasta el punto de que en el ideario social colectivo suscita incluso un rechazo instintivo. Ello es una actitud claramente de nuevo rico sin ninguna justificación inteligente. Por otra parte las voces de numerosos médicos, y entre ellos muchos líderes reconocidos de opinión, han expresado públicamente su convicción de que “no es lo mismo” un genérico que una marca, y ello manifestado sin pruebas y sin rubor.

Estupidez1

Todo esto sucede en un ambiente general de “permisividad” y de “yo no quiero generar debates que me hagan perder votos” de nuestros responsables políticos. Nuestros superiores, no “se han mojado” en el tema de los genéricos y siempre que los han defendido ha sido con la boca pequeña, para después por detrás, exigir a los médicos de familia que aumentasen su porcentaje de prescripción. Nuestros políticos no han regulado bien el uso de genéricos y lo han dejado, una vez más, en manos del voluntarismo o la capacidad de implicación de los profesionales. A partir de aquí, han habido médicos que han hecho un verdadero esfuerzo de persuasión a sus pacientes explicándoles la bioequivalencia y la razón de la diferencia de precio, lo cual no ha sido siempre fácil y ha supuesto siempre una inversión en tiempo bastante por encima de los 10 minutos por visita, especialmente cuando se trataba de una de las muchas recetas (algunas con la nota manuscrita de “no pasar a EFG” [Especialidad Farmacéutica Genérica]) inducidas por “colegas eminentes”, para que se las “pasen por el seguro”.

2. LA CODICIA

La industria dispone de muchos recursos para evitar la salida al mercado de productos genéricos una vez ha finalizado el derecho de patente. La Comisión Europea ha investigado a empresas farmacéuticas por retrasar o bloquear, una media de siete meses, la comercialización de medicamentos genéricos para mantener sus beneficios durante más tiempo. Este ardid ha supuesto, según la propia Comisión por boca de la Comisaria de Competencia Neelie Kroes, para los sistemas de salud, entre los años 2000 y 2007, unos 3.000 millones de euros de desembolso extra, según una muestra en 17 paises. Y lo han conseguido con diferentes estrategias, pero básicamente comprando empresas o voluntades de empresarios de genéricos para que ofrecieran precios altos o para que retrasaran la venta de productos ya aprobados, o iniciando (y perdiendo) pleitos con los fabricantes de genéricos que tardan años en resolverse.

Estupidez2

- La comercialización de las marcas durante el período en el que están protegidas por las patentes es el verdadero negocio de las multinacionales y es aquí donde invierten la mayor parte de sus recursos en diferentes líneas de actuación pero con un objetivo único: la venta de sus productos y muy especialmente de sus novedades. Su mecanismo de acción es a través de:

líderes de opinión que se hacen oir en congresos y se hacen leer en guías de práctica clínica, de sociedades científicas absolutamente “ocupadas”, de revistas científicas “financiadas” y artículos escritos por profesionales con conflicto de intereses no declarados, de asociaciones de pacientes “sponsorizadas”, de los medios de comunicación cada día más “infectados”, y por último por la red de simpáticos y generosos vendedores de fármacos en sus relaciones individualizadas casi “cheek to cheek” con los médicos.

- La comercialización de los genéricos, cuando acaban los períodos de protección de las marcas, se realiza a través de las oficinas de farmacia. Esto ocurre porque la normativa actual permite que sea el farmacéutico quien realmente elige al fabricante del producto que se entrega al paciente. ¿Por qué entonces perder el tiempo con el médico? Los fabricantes de genéricos envían a sus vendedores a las farmacias para convencerles de que escojan sus productos y lo hacen con argumentos absolutamente comerciales y ofreciendo otras muchas prebendas que antes reservaban únicamente a los médicos. Y ¡todos contentos!

3. LO QUE TODOS SABEN Y NADIE DICE SOBRE LOS GENÉRICOS

Otro gran error de nuestros dirigentes ha sido el fijar un precio de referencia de una misma molécula igual para todos en lugar de permitir que la competencia siguiendo las leyes de mercado fuera ajustando los precios. Actuando de otra manera, el sistema público no hubiera tenido más que decretar que de cada molécula solo financiaría la presentación genérica más barata y que el propio paciente debería pagar la diferencia con respecto a otras más caras. Esto que parece una tontería, supone una pérdida para las arcas del Estado de cientos de millones de euros.

Efectivamente, el hecho de que el precio de una molécula sea igual para todos, hace que los descuentos de la competencia no beneficien al Sistema Nacional de Salud, sino directamente a la oficina de farmacia. La Autoridad Catalana de la Competencia ha publicado el informe Impacto de la regulación del precio de los medicamentos en el mercado de los genéricos: valoración de los efectos y necesidad de reforma hace unos tres meses en el que denuncia un beneficio medio del 40% (en un rango entre el 10 y el 70%) para las oficinas de farmacia por las ofertas que los diferentes fabricantes que compiten entre si, les hacen.

Estupidez3

Estas ofertas designadas en las facturas “pronto pago” o “por volumen del pedido” se llevan a cabo de una forma que me recuerda demasiado el mercadillo de los sábados de mi pueblo: por cada cinco cajas que me compres te ragalo una, o 4 x 1, o 3 x 1, o incluso 2 x 1. Cuantos más competidores hay de la misma molécula (paracetamol, omeprazol, simvastatina, enalapril, etc.) mejores ofertas hay para las farmacias. De esta manera este 40% adicional de lucro se añade al 30-33% que tienen por derecho en su participación en la cadena de distribución de los fármacos con lo que puede llegar a un beneficio absoluto de hasta el 49%, rendimiento solo al alcance de unas pocas empresas.

Esta ganancia adicional y bajo mi punto de vista perversa, no se traslada ni al paciente ni tampoco al sistema público de salud que paga lo mismo por cualquier marca. Tan solo favorece a la oficina de farmacia que obviamente escoge el fármaco del fabricante que más le conviene, ignorando la prescripción del médico, y cambiándolo a otra marca cuando le interesa más. La empresa líder en ventas de genéricos en 2007 fue CINFA, que tiene por accionistas a 2.500 farmacéuticos.

En el año 2005 los farmacéuticos españoles se embolsaron, gracias a la venta de genéricos, 163 millones de euros que provienen de descuentos prohibidos por la ley 25/1990 del Medicamento. En cambio en otros paises como Canadá, Holanda, Alemania, Noruega y Suecia se estan utilizando fórmulas como la eliminación del sistema de precios de referencia, la devolución de parte de los descuentos al financiador público (clawback) o la introducción de subastas competitivas. Aquí, a pesar de la crisis, somos nuevos ricos como decía más arriba y además cualquier presidente de Colegio Profesional importante o cualquier gerente de una multinacional de farmacia tiene en su agenda el teléfono móvil del presidente del gobierno o de los ministros. ¿Que creéis que vamos a poder hacer además de lo que ya estamos haciendo?