Las diferencias craneo-faciales entre los hombres y las mujeres actuales son menos pronunciadas que las que existían en el siglo XVI, según se desprende de un estudio realizado por investigadores de la Universidad Estatal de Carolina del Norte, en Estados Unidos, que han examinado más de 200 calaveras del siglo XX y del XVI procedentes de España y cerca de 50 del siglo XX originarias de Portugal. El hallazgo se publicará próximamente en la revista 'Forensic Science International'.

Asimismo, estos científicos han descubierto también que, mientras que las características craneo-faciales de ambos sexos han cambiado con el tiempo en España, las modificaciones han sido particularmente significativas en las mujeres. Por ejemplo, la estructura facial de la española moderna es mucho más grande que la estructura de las mujeres del siglo XVI. Esta diferencia puede provenir de las mejoras nutricionales y de otros factores medioambientales.

Según explica la profesora adjunta de Antropología de la Universidad Estatal NC, Ann Ross, autora principal de este trabajo, se puso especial atención en las diferencias estructurales entre los cráneos de hombres y mujeres porque "esto puede ayudarles a establecer el sexo de los rectos basándose en sus características craneo-faciales", algo que es importante cuando se encuentra un esqueleto incompleto. "Ser capaz de averiguar si una calavera pertenecía a un hombre o a una mujer es útil tanto en la investigación criminal como en la académica", dice.

Estudiar los cráneos del siglo XVI fue importante para los investigadores, pues les permitió determinar cómo los diferentes rasgos del cráneo del hombre y la mujer han cambiado con el tiempo. "Esto tiene su aplicación para describir los restos más antiguos", apunta Ross, pues aplicar los estándares del siglo XX a restos históricos podría ser engañoso, ya que las diferencias entre sexos pueden cambiar con el tiempo, como hemos demostrado en este estudio".

Esta investigación ha mostrado también que las diferencias craneo-faciales por sexos eran muy similares entre la población portuguesa y española, lo que implica que los estándares desarrollados para identificar los sexos en cráneos españoles puede también aplicarse en Portugal.