miércoles, 20 de abril de 2011

Los mecanismos mentales del dolor físico


Al Jinete Hipotético no le duele nada, o por lo menos eso pensaba antes de toparse con Susana González. Después de una amable charla de café sobre sus investigaciones alrededor del dolor, empezó a dolerle todo el cuerpo. Pero, ay... ya era tarde.


Por Leonardo Moledo

–¿Qué le parece si hacemos la entrevista en el café de enfrente en vez del laboratorio?

–Ah, me parece perfecto, me encanta el café. Aparte, es en el café donde surgen las ideas.

–Es lo que siempre digo yo. Vamos a ver, cuénteme la marcha de su investigación.

–Bueno, desde hace un tiempo estuvimos investigando efectos de esteroides en lesiones del sistema nervioso central, y también colaboré con una línea de neurodegeneración. Pero desde hace algunos años me focalizo en los mecanismos que inician y mantienen el dolor neuropático, justamente en este tipo de lesiones.

–¿Qué es el dolor neuropático?

–Es un tipo especial de dolor crónico, que está relacionado con una lesión directa del sistema nervioso. Pueden ser lesiones centrales (la médula espinal o el cerebro) o también periféricas (los nervios). Hay que distinguir entre lo que es el dolor neuropático y lo que es el dolor agudo. Por ejemplo, cuando uno se quema o se pincha, estamos hablando de dolor agudo. Ese tipo de dolor es algo completamente adaptativo, porque nos mantiene alejados de las cosas que nos lastiman. El estrés agudo, incluso, puede operar como analgésico. Pero el estrés crónico no. Tiene un rol más controversial y podría exacerbar muchas de las patologías que están relacionadas con el dolor.

–¿Y el estrés qué es?

–Como respuesta aguda, es un mecanismo adaptativo: se liberan sustancias que permiten al organismo aumentar su capacidad para enfrentar una situación puntual. Pero el estrés crónico dispara un montón de reacciones en el organismo que dejan de ser favorables. Eso se ha visto con el dolor crónico: el dolor crónico es un estrés. En estudios recientes se ha demostrado que las personas que padecen dolor crónico presentan regiones cerebrales más activadas que las de personas que no tienen dolor crónico.

–¿Y por qué tienen dolor crónico?

–De nuevo: si es neuropático, por lesiones asociadas con el sistema nervioso. Pero hay otros tipos de dolor crónico que no tienen relación con el sistema nervioso, o no se sabe todavía. Por ejemplo, la fibromialgia. Es una enfermedad músculo-esquelética cuyas razones todavía no se conocen bien. Nosotros estudiamos justamente los mecanismos que pueden iniciar o mantener el dolor crónico, que es una especie de sistema mal adaptado para el organismo.

–A menos que la fuente del dolor sea crónica también...

–Claro, pero muchas veces en el dolor neuropático lo que sucede es que la lesión se resolvió y sin embargo se modificó el sistema nervioso, de manera que se amplifican señales. Entonces en los pacientes con dolor neuropático muchas veces se suele encontrar lo que se llama alodinia: estímulos que no son normalmente dolorosos causan dolor. Esas personas no pueden vestirse, una brisa les causa dolor... El sistema nervioso amplifica señales que no deberían ser dolorosas porque hay una excitabilidad de las neuronas implicadas en la transmisión del dolor. Pero no sólo las neuronas están participando. Las últimas investigaciones están centradas en las células de la glia, como los astrositos y la microglia. Son células que cumplen una función muy importante, como por ejemplo mantener la homeostasis. Cuando hay una lesión, estas células de la glia se activan demasiado y liberan factores que pueden influenciar a esas neuronas para que se exciten más de lo que correspondería.

–¿Y por qué pasa eso?

–El dolor neuropático no tiene funciones adaptativas. Es un síndrome, no tiene función en sí mismo, como el dolor agudo. Y no involucra solamente un aspecto físico sino también emocional. Los pacientes con dolor crónico tienen también depresión, ansiedad, irritabilidad.

–Doctor House.

–Exactamente.

–¿Qué es el dolor?

–Hay una definición: es una experiencia compleja que involucra un aspecto sensitivo y un aspecto emocional.

–Pero, ¿qué es lo que ocurre químicamente?

–Se liberan factores proinflamatorios en las terminales. El estímulo que recibió va por las terminales libres hacia la raíz dorsal de la médula, ahí contacta con el cuerpo de la neurona, que a su vez envía las proyecciones a la médula espinal. Ahí llega al asta dorsal, donde están las neuronas encargadas de recibir la información y mandarla al cerebro. En el cerebro se integra el aspecto cognitivo: se discrimina qué tipo de dolor es, qué reacción va a tomar uno frente a ese dolor. También el cerebro modula por vías descendentes el dolor.

–Responde con algo.

–Sí. Es una respuesta inhibitoria: son moléculas (endorfinas, serotonina). Los antidepresivos no solamente funcionan a nivel emocional o cognitivo sino que también tienen un efecto analgésico, porque mejoran la serotonina.

–Yo siempre digo que un investigador es un ignorante profesional porque si lo supiera todo no tendría que investigar. Entonces le pregunto: ¿qué es lo que usted no sabe de esto que está investigando? ¿Y qué es lo que quiere averiguar?

–Lo que no sabemos es la cantidad enorme de mecanismos que se disparan por consecuencia del dolor; y por eso, creemos, es tan difícil modularlo. El dolor neuropático es muy resistente a los tratamientos que se proponen. Este tema de la glia que le comento es importante, porque tradicionalmente siempre se atacaba a nivel neuronal. Lo de la glia nos permite apuntar también ahí como target terapéutico.

–¿Y qué cambios tienen las células de la glia que provocan este dolor?

–Se hipertrofian, aumenta su número, se ramifican...

–¿Y por qué se activan?

–Algunos mecanismos, en un principio, tienden a ser reparadores. Lo que pasa es que en el largo plazo no funciona.

–¿Y cómo se mantuvo evolutivamente, siendo tan poco adaptativo?

–No lo sé. La verdad es que no lo sé.

–¿Y en los animales ocurre eso?

–Nosotros estudiamos sobre modelos experimentales de animales. Son modelos que reproducen la sintomatología de pacientes que tienen dolor neuropático.

–¿Es muy doloroso para los animales?

–Bueno, es un poco doloroso. Los estudios más dolorosos para los animales nosotros no los empleamos, porque nos focalizamos en los procesos de alodinia que le comentaba más arriba. Los experimentos que hacemos son éticos, el animal es tratado con respeto. Y nosotros lo que estudiamos es si podemos modular ese dolor.

–¿Y los placebos pueden modular el dolor?

–Bueno, hay casos en que se demostró que el placebo calma el dolor. Hay una publicación reciente sobre la acupuntura...

–¿Puede tener algo de verdadero el tratamiento de la acupuntura?

–Yo creo que si se le saca todo lo místico (lo de los centros de energía, y los flujos), puede llegar a haber estimulaciones locales que alienten la liberación de sustancias capaces de modular el dolor. El problema habitual es que esas terapias alternativas retrasan el acercamiento al médico.

–¿Y encuentran resultados en sus investigaciones?

–Sí, los encontramos. Pero después de los estudios animales deben pasar a los ensayos clínicos con pacientes. Y ahí es donde muchos de los fármacos se dan de narices.

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Ellas los prefieren con el dedo largo

Cuanto más largo tiene un hombre el dedo anular en comparación con el índice, más atractivo le parece a una mujer, según un estudio

.Ellas los prefieren con el dedo largo
La longitud de los dedos, una cuestión de masculinidad

Ni la sonrisa de George Clooney ni los pectorales de Cristiano Ronaldo. No hacen falta semejantes atributos para resultar atractivo, según un estudio publicado en la revista Biological Sciences de la British Royal Society. El secreto para atraer a las mujeres se encuentra... en un dedo. Aunque ellas no sean conscientes. Al parecer, y siempre según esta investigación, cuanto más largo es el dedo anular de un hombre en comparación con el índice, más probabilidades tiene de ser considerado atractivo por una mujer. Los varones que están leyendo este artículo pueden comenzar a mirarse las manos, si es que no lo han hecho ya.

La investigación revela los complejos vínculos entre la exposición fetal a las hormonas masculinas, el desarrollo de ciertos rasgos físicos y cómo estos excitan al sexo opuesto. Estudios anteriores ya habían demostrado que la proporción de tamaño entre los dedos cuarto y segundo, sobre todo de la mano derecha, es un indicador fiable de la medida en la que fue expuesto un hombre a la testosterona mientras se todavía encontraba en el útero, durante la etapa de la gestación. Cuanto más grande es la brecha entre un dedo anular más largo y un índice más corto, mayor será el impacto probable de la hormona.

Para el nuevo estudio, los científicos, dirigidos por Camille Ferdenzi de la Universidad de Ginebra, diseñaron un experimento para averiguar si las mujeres se sienten atraídas por los indicios de altos niveles de testosterona en los hombres -una cara simétrica, una voz más profunda, un olor particular del cuerpo-, quienes tienen esta configuración más «masculina» de los dedos.

Algodones con sudor masculino

En el estudio participaron más de 80 estudiantes universitarias de entre 18 y 34 años, a las que se les mostró las fotos de 49 hombres de edades similares, y se les pidió que evaluaran la masculinidad y el atractivo de los sujetos. Pequeños grupos de mujeres escucharon las grabaciones de las voces masculinas y olfatearon muestras de su olor corporal, tomadas de discos de algodón que los voluntarios habían sostenido bajo el brazo durante 24 horas.

El objetivo era entender qué es lo que hace que un hombre sea atractivo, y si al menos alguna de esas cualidades fueron obtenidas, en parte, cuando tan solo era un feto.

Para la prueba visual, los resultados fueron inequívocos. "Cuanto más largo era el dedo anular en comparación con el índice -es decir, cuanto mayor fue la exposición a la testosterona durante el desarrollo fetal- más atractiva fue calificada su cara», explica Ferdenzi. "También encontramos que el atractivo y la simetría de la cara están altamente correlacionados."

Riesgo de cáncer de próstata

Esta preferencia podría haber evolucionado para mejorar las oportunidades de una mujer de tener éxito reproductivo apareándose con un compañero más viril. Sorprendentemente, sin embargo, las mujeres no siempre calificaron de «masculinos» a los los mismos hombres. Una de las razones, especulan los investigadores, puede ser que la voz y el olor corporal son más dependientes de las fluctuaciones de los niveles de testosterona de los varones en su vida adulta que la testosterona prenatal.

La relación dedo anular-índice también ha demostrado ser un indicador útil para medir el riesgo de cáncer de próstata, igualmente ligado a los altos niveles de testosterona. Otros estudios también han encontrado un vínculo entre la exposición a las hormonas antes del nacimiento y el desarrollo de otras enfermedades, incluyendo el cáncer de mama y la osteoartritis.

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