miércoles, 25 de enero de 2012

EN EL PRICIPIO ERA EL SEXO

Christopher Ryan: «Los seres humanos somos infieles por naturaleza»

Los investigadores Christopher Ryan y Cacilda Jethá analizan en su último libro los orígenes de la sexualidad moderna



Seguro que más de una vez te has preguntado por qué, incluso estando felizmente emparejado/a, a veces no puedes evitar mirar con ojos libidinosos a otras personas. La respuesta para Christopher Ryan y Cacilda Jethá, autores de «En principio era el sexo», es muy sencilla: está en tus genes.

En nuestro estado de naturaleza, según la tesis de estos dos investigadores, los seres humanos vivíamos en grupos igualitaristas de nómadas donde se compartía todo, desde la comida y el cuidado de los niños, hasta las parejas sexuales. Pero llegó la agricultura, que trajo consigo la propiedad privada y la monogamia, y se acabó el «paraíso».

Hablamos con Christopher Ryan, doctor en Psicología afincado en Barcelona junto a la psiquiatra Cacilda Jethá, sobre este polémico libro que se ha convertido en «bestseller» del New York Times.

-Por lo que cuenta en el libro, ni Pedro Picapiedra estaba casado con Vilma ni podía tener la certeza de que Pebbles fuera su hija biológica…

-(Risas) Efectivamente. Y tampoco le importaba.

-Habla de una sociedad prehistórica en la que imperaba la paz porque no había ni escasez de alimentos ni de sexo, pero no todo puede ser tan perfecto, algún conflicto habría.

-Había conflictos, pero nunca se dejaba que llegasen a suponer una amenaza para el grupo porque nadie sobrevivía fuera de él.

-Renunciamos a ese «paraíso» por la propiedad privada. ¿Por qué?

-Esa es la pregunta que todos nos hacemos. La agricultura llegó cuando, tras un periodo de muchas lluvias que trajeron abundancia de comida y aumento de la población, llego otro de escasez de alimentos. Aprendieron a llevar el agua de los ríos hasta los campos y ahí empezó todo. Entraron en una rueda de la que no pudieron salir. Tampoco es que lo otro fuera un paraíso, sino que el entorno donde se comparte facilita mucho la supervivencia.

-Darwin, sin embargo, creía que desde el principio de los tiempos fuimos monógamos y que nuestras madres se movían por un interés económico cuando elegían pareja…

-En aquel momento hizo lo que pudo con los datos que tenía, pero siempre estuvo abierto a cambiar sus teorías. Si Darwin estuviera vivo hubiera escrito este libro o uno mucho mejor. No sabía lo que sabemos ahora de los primates y el significado de determinadas características biológicas.

-Tenía un concepto de la sexualidad muy limitado, ¿era un ingenuo o un reprimido?

-Las dos cosas. Sufrió mucho estrés emocional y tenía conflictos muy profundos. De cada tres días, dos se los pasaba enfermo en la cama.

-¿Somos entonces los hombres y mujeres infieles por naturaleza?

Christopher Ryan: «Los seres humanos somos infieles por naturaleza»
Cubierta del libro

-Sí, pero también tenemos la capacidad de controlarnos. La monogamia es como ser vegetariano. ¡Y nuestro libro no es una crítica a la monogamia!. Tú puedes decidir ser vegetariano y puede ser una decisión sana, inteligente y ética. Pero ser vegetariano no cambia el hecho de que por naturaleza eres omnívoro. En nuestra especie somos omnívoros tanto en la dieta como en el sexo. Si tú decides comer solo verduras no quiere decir que no te vaya a afectar el olor del bacon. Si entiendes que aunque seas vegetariano el olor de la barbacoa te va a hacer salivar, tendrás más posibilidades de controlar tu comportamiento.

-Dice en su libro que somos la especie que más horas dedica a pensar en el sexo

-Somos una de las pocas especies en las que la hembra está dispuesta a tener relaciones aunque no ovule. Eso es muy raro en el mundo animal. Tan solo pasa con los delfines, los bonobos y los humanos. Para estas especies, el sexo tiene que ver más con la socialización que con la reproducción. En nuestro caso por cada niño que engendramos hemos llevado a cabo mil actos sexuales.

-Se ríen de una canción que dice que un hombre estaría dispuesto a dormir bajo la lluvia por amor. Pero quizás por sexo si lo haría...

-Los hombres hacen cualquier tontería por el sexo cuando es escaso. Cuando hay más sexo, hay menos locura, violencia y peleas. Los bonobos están siempre practicando sexo unos con otros y nunca se han observado casos de violación, guerra o infanticidio. Y si un macho intenta atacar a una hembra, el resto de las chicas se abalanzan sobre él para enseñarle que así no se hacen las cosas.

-En el sexo, ¿los hombres son «glotones» y las mujeres «gourmet»?

-Ese enfrentamiento cantidad-calidad tiene que ver con la biología. La mujer cuando tiene sexo tiene que plantearse que puede quedarse embarazada, tener un hijo, resulta algo importante. Sin embargo, para el hombre es un placer rápido. Aunque cuando están ovulando es mucho más probable que las chicas estén dispuestas a un encuentro rápido.

-Tengo una duda, ¿cuál es el origen de esa fascinación que tienen los hombres con los pechos femeninos?

-Antes de ponernos erguidos, los hombres se fijaban en los genitales de la mujer para saber si estaba ovulando. Cuando pasamos a andar erectos, esa señal de fertilidad para excitar y atraer a los hombres se trasladó al pecho, que se hizo más grande

-Y la obsesión por el tamaño del pene, ¿de dónde viene?

-Es una confusión que tenemos. Como los hombres tenemos esa obsesión por el tamaño del pecho femenino, pensamos que las mujeres también nos ven en términos de cantidad.

-Dice que los hombres son infieles porque necesitan la novedad sexual, pero ¿y las mujeres?

-Las motivaciones de la mujer son otras. No se mueve por la novedad sino por la calidad. Daría para cien páginas más del libro. Los hombres tienen amantes cuando pueden y las mujeres cuando quieren porque pueden elegir.

-¿Cree que algún día volveremos al origen?

-Estamos en un punto de la historia en que las cosas cambian rápidamente. Volveremos al origen porque es la única manera de sobrevivir. El único futuro que vale la pena es el que integra cosas de la prehistoria: igualdad, libertad, una relación más sana con la naturaleza, ayudar a cuidar a los hijos entre amigos… La cultura económica quiere que vivamos aislados porque así gastamos más dinero, pero estamos en un punto en el que no hay más dinero.

-Si no es indiscreción, ¿Cacilda y usted han encontrado la manera de convivir con su naturaleza?

-No hablamos de los detalles de nuestra relación porque no queremos ser ejemplo ni modelo de nadie. Las relaciones van cambiando y cada pareja tiene que encontrar su manera de ser feliz. Solo le diré una cosa: Nuestra relación está formada por nuestros estudios.