miércoles, 26 de septiembre de 2012

UN ESTUDIO ANALIZA POR QUÉ ES TAN ADICTIVO

El chocolate causa un efecto cerebral similar al de drogas como la morfina

El chocolate causa un efecto cerebral similar al de drogas como la morfina
Los dulces actúan directamente sobre el cerebro. (Corbis)
La adicción al chocolate está científicamente probada. Los dulces potencian la liberación de encefalina, una sustancia química natural que genera en el cerebro una sensación de placer similar a la de algunas sustancias estupefacientes, como el opio o la morfina, y que produce en el organismo una necesidad adictiva. Estas son las principales conclusiones de un estudio elaborado por investigadores de la Universidad de Michigan y publicado recientemente por la revista Current Biology.
Los resultados se obtuvieron a partir de un experimento llevado a cabo en dos grupos distintos de ratas de laboratorio. Al primer grupo se le administró un fármaco activador de la región del cerebro donde inciden las sustancias psicotrópicas –asociada al movimiento, el hábito y la respuesta a las señales aprendidas– y al otro no. Posteriormente se les dio de comer chocolatinas a ambos grupos, con el resultado de que las ratas que habían sido “drogadas” previamente consumieron más del doble que las demás, en el mismo periodo tiempo.
Durante el atracón, las ratas que había ingerido chocolate al doble de velocidad que las otras ratas en circunstancias normales, presentaron unos niveles de encefalina similares a los de un adicto a las drogas. “Este estudio muestra que el cerebro tiene más sistemas de recompensa de los que se creía hasta ahora, los cuáles explican por qué las personas tienen la necesidad de consumir ciertos productos en exceso”, explica Alexandra DiFeliceantonio, directora del grupo de investigadores de la Universidad de Michigan.
La obesidad es una adicción
El estudio demuestra que el consumo de chocolate y de opio activa la misma parte del cerebro, en la que neurotransmisores como la encefalina juegan un papel muy importante relacionado con el consumo excesivo y descontrolado.Las personas obesas activan los mismos mecanismos cerebrales que las adictas al opio
Estas conclusiones podrían extrapolarse al estudio de las pautas de comportamiento comunes entre los pacientes con obesidad, así como a los adictos a algún tipo de sustancia estupefaciente. DiFeliceantonio también asegura que este nuevo descubrimiento tendrá gran utilidad para “seguir profundizando en los análisis neurológicos y, sobre todo, en los mecanismos cerebrales que tienen un impacto significativo en las adicciones”. Un primer avance para determinar cómo reacciona el cerebro frente a estímulos de comida, olores o la imagen de nuestro plato favorito. Una importante investigación que puede ayudar a las personas que padecen de ansiedad.
Los expertos han aclarado que las encefalinas o medicamentos similares, como los administrados a las ratas del experimento, no hacen que coman más chocolate, sino que estas sustancias químicas del cerebro aumentan su deseo de ingerirlo. Finalmente, el estudio también ha demostrado que la región cerebral denominada neostriatum se activa de igual forma en las personas obesas que en las adictas a las drogas.

Una mutación genética favoreció la expansión del 'Homo sapiens' en África

La variante habría permitido a los hombres primitivos en África convertir ácidos grasos de plantas en compuestos necesarios para aumentar el tamaño cerebral

Tres equipos científicos estadounidenses que han analizado patrones de variación genética en diferentes poblaciones han dado con una mutación, que debió producirse hace más de 85.000 años, y que permitiría a los Homo sapiens del centro de África migrar por todo el continente. La mutación está en un grupo de genes del cromosoma 11 implicados en al conversión de ácidos grasos poliinsaturados de origen vegetal en ácidos poliinsaturados necesarios para aumentar el tamaño del cerebro, su complejidad y sus funciones, según explican los investigadores, que logran así asociar la base genética con la llamada gran expansión africana del Homo sapiens.
Diversas investigaciones genéticas y arqueológicas apuntan hacia el origen del H.sapiens hace unos 180.000 años, pero permanecerían confinados unos 100.000 años en una zona con abundantes lagos en el centro de África, según explican los investigadores del Centro Médico Wake Forest Baptist que forman uno de los tres equipos de la investigación, presentada en la revista Plos One y liderada por Joshua M. Akey (Universidad de Washington). Su hipótesis es que este confinamiento territorial se debió, al menos en parte, a que los humanos primitivos necesitaban, para alimentar sus funciones cerebrales, un ácido graso específico (DHA) que contienen los peces. Y en la región centroafricana habría agua y, por tanto, fuentes de alimentos con DHA.
“Ha habido un considerable debate acerca de cómo los humanos primitivos lograban obtener el suficiente DHA necesario para mantener su tamaño cerebral y su complejidad”, comenta Floyd Chilton, uno de los autores de la investigación, en un comunicado de Wake Forest. “Es sorprendente que hayamos descubierto la región de la variación genética que debió surgir aproximadamente al tiempo que aquellos hombres primitivos salieron de esa región africana central en lo que se ha llamado la gran expansión”, añade.
Con la variación genética los humanos podían alejarse de las zonas con agua y los productos alimenticios necesarios que en ella obtendrían. Y a partir de ese momento, según muestran los resultados expuestos en Plos One, se produjo una intensa presión selectiva en la población y rápidamente se difundió la mutación por todo el continente africano.
La capacidad de conversión de ácidos grasos de origen vegetal en alimento del cerebro significaría que los primeros humanos ya no dependían de una única fuente, el pescado, y eso era importante porque cuando aparece esta mutación aún no existía la caza y pesca organizada que pudiera mejorar el suministro de esos ácidos grasos, recuerda Akey.
Los investigadores han analizado los genomas de poco más de mil individuos de 15 poblaciones humanas diferentes que formaban parte del proyecto Genoma Humano más otros tantos de 52 poblaciones de la base de datos Diversidad del Genoma Humano. Los científicos de Wake Forest se han ocupado de los estudios de bioquímica de los ácidos grasos, los de la Universidad de Washington han hecho la genética de poblaciones y otro equipo, de la Universidad John Hopkins, se ha ocupado de la genética estadística.