El año 2012 ha registrado un número récord de suicidios entre los soldados estadounidenses, que supera por primera vez al número de militares fallecidos en combate en los últimos doce meses, según datos del Departamento de Defensa que revelan un incremento del nueve por ciento de las muertes autoinfligidas desde el inicio, en 2009, de una campaña del Ejército de EEUU para la prevención de suicidios.
Hasta el pasado mes de noviembre, 177 soldados en activo se habían quitado la vida, frente a los 165 de 2011 y los 156 de 2010. En todo 2012 han muerto en combate 176 soldados estadounidenses, todos ellos durante la operación 'Libertad Duradera' en Afganistán, según los datos que ha recogido la cadena NBC.
El jefe adjunto del Estado Mayor e impulsor del plan contra suicidios, general Peter W. Chiarelli, argumentó hace dos años que la epidemia de suicidios podría estar relacionada, entre otros factores, con la relajada política de conscripción que ha permitido que más de 47.000 soldados sigan en el Ejército a pesar de tener un historia de abusos de drogas, delitos menores o "comportamiento violento".
El índice de suicidios es especialmente elevado entre los soldados a punto de entrar en la treintena, y el Ejército, si bien no ha proporcionado un perfil específico de suicida potencial, describe "posiblemente, en algunos ejemplos, a un soldado casado o padre soltero, sin trabajo y sin seguridad social". Un perfil de soldado, estimó, "que entra en el Ejército para empezar su vida de nuevo".