jueves, 7 de marzo de 2013

Hay una epidemia de sobremedicación


El director del Instituto Catalán de farmacología,  sostiene que “los remedios no siempre curan, usualmente tampoco matan” pero producen secuelas para el paciente, para su economía y para la salud pública. Joan-Ramon Laporte tiene 64 años, es catalán, enseña Farmacología en la Universidad Autónoma de Barcelona y es director e investigador del prestigioso Instituto Catalán de Farmacología. “En realidad, al prestigio lo cimentó el laboratorio Merck, cuando exigió que nos retractáramos de nuestras conclusiones
sobre los efectos colaterales del rofecoxib”, aclara, en alusión al antiinflamatorio no esteroideo comercializado en la década de 1990. “Nos negamos y, poco después fue retirado del mercado por razones de seguridad”.
-¿Cual es el nexo entre el medicamento y los derechos humanos? Ese nexo empieza por la garantía universal de acceso a los medicamentos, pero continua con el derecho a recibir el adecuado, y a no ser intoxicado por ellos.
-¿Que debe saber el paciente con respecto al fármaco que le están recetando? El profesional debe informarle tres cosas. En primer lugar, para que se lo prescribe; segundo, como debe ser suministrado (su posología, si debe tomarlo de día o de noche, antes o después de comer, en gotas o inyecciones, etcétera), y tercero, hasta cuándo debe usarlo. Son aspectos fundamentales, ya que muchos remedios solo sirven para paliar síntomas de una enfermedad y hay que evitar la cronicidad del medicamento.
-¿Cuales son los peligros de la sobremedicación? Desde el Instituto de Farmacología, en Barcelona, y otros centros afines, procuramos que los laboratorios y entes regulatorios hagan un seguimiento continuo del medicamento. En general, estos se prueban, se comercializan, se prescriben y punto. Lo que está fallando, o hay que reforzar, es la farmacovigilancia. El enfermo consume un fármaco mucho más tiempo que el que se tardo en obtener la autorización para su venta. Las contraindicaciones y secuelas son como una epidemia soterrada. ¿Cuántas veces escuchamos la frase “la medicina que tomaba lo curo de una cosa, pero lo enfermo de otra”? El remedio pasa por los controles.
-La población sigue teniendo una visión muy favorable del medicamento. Lo atribuye a la mayor expectativa de vida. Es verdad, ningún paciente quiere salir del consultorio sin una receta. Esto también está cambiando, por su alto costo y por el progresivo convencimiento de que salud y fármacos no son sinónimos. Está demostrado  que la mayor expectativa de vida en Occidente se debe, en un 85%, a la sumatoria de genes, alimentación y ambiente. Estos dos últimos factores han mejorado mucho en los últimos 100 años. El 15% restante descansa en el sistema de salud. Y, de este porcentaje, los medicamentos se llevan solo la mitad. Y vea la contradicción: en la actualidad, las personas que alcanzaron la mayor expectativa de vida son las de mayor riesgo, por la cantidad de pastillas que ingieren. En España, hay más de 400 mil ancianos que toman más de 12 medicamentos por día.
-El médico tiene una gran responsabilidad en lo que prescribe. Por supuesto. Pero el médico actual está programado para prescribir. Esta “intoxicado” por los laboratorios, por Internet, por el entorno, por el temor a la demanda. Aun así, un profesional no puede olvidar la obligación de recetar por genéricos, esto es, poniendo el nombre original de la droga y no su presentación comercial. Eso abarata los precios.
-Para ese profesional tampoco debe ser fácil abstenerse de recetar. Esto también implica riesgos. Empecemos por hacer una diferenciación básica: una enfermedad de riesgo de una incurable. Es obvio que, ante estas últimas, el médico apele a todo lo que tiene a mano. Pero las patologías más comunes, que son episódicas, recurrentes o crónicas, que no son terminales. En este campo se ven las consecuencias de la sobremedicación.
-¿Con que fármacos debemos tener más cuidado? El grueso de las medicinas que se consumen son de mantenimiento. No curan, pero tampoco matan. Se indican para el colesterol, la hipertensión, la depresión, los problemas gástricos, dolores de todo tipo. Dentro de ese espectro, se puede hacer un ranking de las drogas que debemos consumir con cautela. El exceso de antiinflamatorios puede producir infarto de miocardio. Hay mucha hemorragia intestinal causada por anticoagulantes. También colitis seudomembranosa, por exceso de antibióticos. La resistencia bacteriana es una preocupación instalada.

la maffia pepera de la enfermedad

Los dueños del gigante de la sanidad privatizada se ocultan en las Caimán

  • El hilo societario de Capio, que gestiona en Madrid cuatro hospitales pagados con dinero público, pasa por Holanda, Luxemburgo y las Caimán
  • Capio sostiene que el equipo directivo tiene "el 40% del accionariado", pero se niega a aclarar quién es dueño del 60% restante
  • La empresa ha sido especialmente mimada por los Gobiernos de Esperanza Aguirre e Ignacio González
  • Capio no explica por qué una empresa dedicada a gestionar la sanidad tiene que parapetarse tras cuatro sociedades instrumentales extranjeras
El presidente de Capio (izda), Víctor Madera, junto a Esperanza Aguirre en las obras del hospital de Móstoles. PP
Situada en el ojo del huracán desde que el Gobierno de Madrid anunció en otoño su decisión de privatizar otros seis hospitales, la empresa Capio parte como favorita en el nuevo proceso de “externalización” auspiciado por el PP. Gestora ya de cuatro hospitales integrados todos ellos en la red del Servicio Madrileño de Salud (Sermas), el gigante de la sanidad público-privada ha permanecido hasta ahora inmune a las protestas. Y, sobre todo, ha permanecido protegido por una enrevesada estructura societaria internacional de la que solo se conocía una parte: aquella que conduce a Luxemburgo. Pero el hilo, y así lo acreditan los documentos oficiales a los que ha tenido acceso infoLibre, llega hasta un territorio aún más opaco y considerado paraíso fiscal por España hasta 2005: las Islas Caimán.

Es allí donde tienen su sede las cinco filiales de CVC que, en última instancia, dominan Capio. Pero la verdadera incógnita sigue en pie: la de quiénes, con nombres y apellidos, están tras esas cinco empresas de papel cuya única misión es la tenencia de valores de otras compañías.

No hay explicaciones de Capio sobre el hecho insólito de que el principal operador privado de sanidad esté en manos de sociedades instrumentales con sede en un paraíso fiscal. Por indicación de los asesores de comunicación del grupo y una vez rechazada la petición de entrevista, este diario envió a Capio un cuestionario que incorporaba la siguiente pregunta: ¿qué personas físicas o jurídicas integran cada una de esas sociedades de las Islas Caimán? Ayer por la tarde, Capio remitió la siguiente respuesta: "Esta última sociedad [la luxemburguesa propiedad de las empresas domiciliadas en las Caimán] es propiedad de fondos asesorados por CVC Capital Partners y del equipo directivo de Capio. La situación accionarial fue puntualmente notificada a la Comisión Europea”.

Pese a la vaguedad de la respuesta, se infiere de ella que el médico Víctor Madera, mascarón de proa mediático del grupo y artífice del grupo ahora dominado por CVC, y los miembros de su equipo tienen acciones en el archipiélago caribeño. Dado que Capio sostiene que el equipo directivo tiene “cerca del 40%” en el accionariado del grupo, la incógnita persiste: ¿qué personas o sociedades controlan el 60% restante? No hay respuesta. Intentar desentrañar el accionariado de una empresa domiciliada en las Islas Caimán constituye una misión imposible. La historia reciente de las investigaciones sobre corrupción demuestra cómo la colonia británica da largas incluso a los jueces que solicitan información en cumplimiento de los acuerdos internacionales de cooperación judicial.

La participación accionarial de Víctor Madera y de otro directivo del grupo, Juan Carlos González Acebes, queda acreditada por los documentos de los Registros Mercantiles de España y Luxemburgo. Pero ni está claro cuál es su porcentaje real ni resulta fácil inferirlo. Los documentos de las distintas sociedades que forman parte del engranaje reseñan operaciones de canje de títulos protagonizadas por Madera y González Acebes.

Cuatro países 22 empresas

Capio no ha explicado por qué un grupo empresarial dedicado a un negocio tangible como la gestión privada de la sanidad pública y en teoría ajeno a grandes beneficios económicos necesita parapetarse tras una red de sociedades en su mayoría limitadas.

La complejidad de la trama empresarial es tal que para llegar de España a las Caimán hay que pasar antes por cuatro compañías instrumentales domiciliadas en Holanda y Luxemburgo. La red sigue complicándose hacia abajo: su cabecera en España es Capio Sanidad Holding SL, de la que cuelgan otras 12 sociedades, todas ellas participadas al 100% salvo una en la que el grupo dice poseer el 50%.

En total, el grupo opera, con fines instrumentales, en cuatro territorios -España, Holanda, Luxemburgo y la colonia británica de las Caimán- a través de nada menos que 22 sociedades. De ellas, al menos 10 poseen mero carácter instrumental. Es decir, todas salvo las que realmente tienen asociada su existencia a la gestión de centros sanitarios o residenciales concretos.

El secreto mejor guardado

La conexión entre Capio y las Islas Caimán, una colonia célebre como santuario de capitales de oscura procedencia, era el secreto mejor guardado por la compañía, la más mimada por los Gobiernos de Esperanza Aguirre e Ignacio González y que en 2012 facturó 562,6 millones de euros.

Tan sigilosamente se ha preservado el dato relativo a las Islas Caimán que, de hecho, la versión oficial del gigante sanitario sobre sus dueños reales siempre ha apuntado a la existencia de una multiplicidad de accionistas difícil o imposible de identificar.

Pero los papeles del Registro de Comercio de Luxemburgo sugieren que en el último escalón de la enrevesada trama societaria, es decir, tras cada una de las cinco filiales del fondo británico CVC domiciliadas en la capital del archipiélago caribeño de las Caimán, Georgetown, hay personas jurídicas –empresas- o físicas perfectamente reconocibles si Capio accediera a levantar el velo de su compleja estructura empresarial de muñeca rusa.

El dato que apunta en esa dirección es el siguiente: el capital no se distribuye a partes iguales, como ocurriría si el origen del dinero fuera aleatorio y la creación de distintas filiales obedeciera a razones de mera eficacia.

Todo lo contrario, cada una de las cinco sociedades domiciliadas en las Caimán y bautizadas como CVC European Equity Partners V LP (cada una añade a su denominación una letra, de la A a la E) ostenta un número distinto de acciones en la empresa luxemburguesa que aparece en el penúltimo eslabón societario Capio: HCI Holdings Sàrl. Lo anterior sugiere que hay accionistas concretos, con nombres y apellidos, que han decidido por sí mismos cuánto quieren invertir en el pujante negocio de Capio.

Ventajas fiscales

De las cinco sociedades de Caimán que constituyen el único eslabón conocido del grupo, la de mayor peso es la bautizada como CVC European Equty Partners V ( C ) LP, cuyos derechos accionariales suman en HCI Holdings Sàrl el 32,74% del capital social de la compañía luxemburguesa. La de menor peso accionarial es la filial caribeña marcada con la letra D: sus titulares reales copan solo el 2,32% del capital de HCI Holdings Sàrl.

Expertos en estructuras financieras consultados por infoLibre sostienen que la creación de series complejas de sociedades encadenadas suele responder a dos objetivos: el primero y esencial, ocultar la identidad de los verdaderos inversores y beneficiarios; el segundo, construir una retícula de aportaciones cruzadas y préstamos que pueden repercutir luego en una minoración de impuestos para cada una de las piezas.
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Apoyo político

De momento, la mayor ventaja obtenida por Capio no es de signo tributario sino político: la que le proporciona el apoyo del Ejecutivo madrileño, que lleva meses aferrado a una afirmación que ni siquiera ha intentado demostrar, la de que la gestión privada de los hospitales y centros de salud entraña un menor gasto público. Pero no solo no ha aportado por iniciativa propia ningún papel que permita verificar esa afirmación sino que, en contra la promesa lanzada en diciembre por el consejero de Sanidad, Javier Fernández Lasquetty, el Ejecutivo madrileño continúa negando a los grupos de la oposición parlamentaria la información pormenorizada del presupuesto sanitario ejecutado cada año. La ausencia de datos verificables no ha impedido a Lasquetty remachar como un axioma que la gestión privada rebaja el coste desde los 600 euros a 441 euros por habitantes.

Frente al silencio gubernamental, tanto la Federación de Asociaciones en Defensa de la Sanidad Pública (Fadsp) como la Asociación de Facultativos, líder de las protestas de los últimos meses, han difundido estudios cuyas cifras indican que, lejos de producir una merma de gasto, la “externalización” lo encarece.


El martes 26 de febrero, infoLibre pidió al departamento de comunicación de Capio una entrevista con algún directivo de la compañía para conocer su versión sobre la estructura societaria internacional del grupo. Capio respondió que ya no facilita entrevistas y comunicó al diario que debía enviar sus preguntas por escrito. El jueves 28 de febrero, las preguntas llegaron a Capio, que remitió sus respuestas ayer por la tarde mediante correo electrónico. El cuestionario cursado a Capio incluía varias preguntas sobre las cinco filiales del fondo de capital CVC domiciliadas en las Islas Caimán y que desde ese paraíso fiscal dominan al gigante de la sanidad española. ¿Qué personas físicas o jurídicas (empresas) integran cada una de esas sociedades de las Islas Caimán? ¿Qué papel cumple la sociedad luxemburguesa Theatre Directorship Services Beta Sàrl, que ostenta la presidencia de Capio Sanidad Holding SL pese a que, en teoría, no figura en su accionariado? Esas dos preguntas quedaron sin respuesta. La respuesta fue tan escueta como imprecisa: ni una palabra sobre Theatre Directorship Services Beta Sàrl ni sobre las otras dos compañías gemelas presentes en el consejo de Capio Sanidad Holding SL, las llamadas Alpha y Gama (sic). Y sobre las Islas Caimán, ninguna mención expresa. Solo una perífrasis para evitar el nombre del paraíso fiscal caribeño: "Esta última sociedad [la luxemburguesa cuyos accionistas conducen a la colonia británica caribeña] es propiedad de fondos asesorados por CVC Capital Partners y del equipo directivo de Capio".


LA MALA SALUD DE LOS GAYEGOS

Muere una mujer mientras esperaba en las urgencias del Hospital de Vigo

Los hospitales de la ciudad llevan días colapsados y no logran dar salida a los numerosos pacientes

El Sergas ha abierto una investigación para conocer las causas por las que en la noche del martes falleció en el servicio de urgencias del Complejo Hospitalario Universitario de Vigo (Chuvi) una mujer de edad avanzada mientras esperaba recibir atención médica. La muerte le sobrevino “sin haber llegado a entrar en un box”, lamentan los trabajadores del hospital. La investigación determinará si se cumplió el protocolo y se realizó el primer filtro habitual que supone la valoración de cada paciente para decidir “si se le somete a pruebas, pasa a quirófano o si puede esperar a ser atendido”, señalan fuentes de este departamento de la Xunta. “Hasta ahora no sabemos si se actuó bien o no, ni si se hizo la primera valoración ni quién tomó la decisión”, sostienen las mismas fuentes que solo confirman el óbito pero no la causa del mismo dado que “no pueden trascender” los datos clínicos de los pacientes. En un comunicado de prensa, el organismo ha advertido de que "cualquier intento de establecer una relación causal entre el suceso y los recursos del Chuvi es falso, demagógico y oportunista"
La mujer llevaba esperando cerca de tres horas a ser atendida cuando falleció. Los trabajadores del hospital descartan que se hubiera producido una mala praxis ya que sostienen que la mujer pasó el primer filtro y el médico que la valoró decidió que podía pasar a la sala de espera antes de ser atendida en un box. Los trabajadores aseguraron en declaraciones a Europa Press que, en el momento del ingreso en urgencias la paciente presentaba una patología cardíaca previa por lo que sostienen que en el caso de que hubiera sido atendida con antelación se podría haber producido finalmente el mismo desenlace
El Defensor del Paciente ha remitido un escrito al fiscal jefe de Galicia, Carlos Varela, en el que reclama que abra diligencias de oficio para "depurar responsabilidades" por la muerte de una paciente, mientras esperaba en el servicio de urgencias. Esta entidad ha tildado de "imperdonable" que un paciente fallezca en un servicio de urgencias "sin la atención que necesita como ser humano y como enfermo". Asimismo, ha apuntado que se trataría de un caso de "presunta denegación de asistencia"
El Complejo Hospitalario Universitario de Vigo ha tenido que recurrir a medidas excepcionales, como la derivación de pacientes a otros centros, incluso a una clínica privada, o el ingreso en otras áreas del Hospital General, debido al colapso en el servicio de urgencias, con "picos de actividad" que han llegado a los 630 pacientes, cuando la media es de unos 509 en esta época. La falta de camas libres para ingresar pacientes genera un enorme tapón en el servicio de Urgencias. De forma adicional a la derivación de pacientes, la dirección del centro hospitalario ha habilitado parte del servicio de obstetricia, en la segunda planta, como zona de ingresos de medicina general para mujeres.
Fuentes sindicales han denunciado la escasez de personal en el hospital, que relacionan con la política de recortes de la Administración, y han apuntado que "hay bajas que no se cubren", entre ellas, la de un médico internista de Urgencias. Asimismo, tras la situación de colapso de los últimos días, han reclamado que, al igual que se ha hecho en otras ocasiones de gran afluencia de pacientes, se habilite un anexo que anteriormente se utilizaba como sala de reanimación. Con ese espacio, el servicio de Urgencias ganaría seis camas
La situación en las urgencias de los hospitales gallegos es cada vez más insostenible. El pasado mes de febrero los trabajadores de urgencias del  Hospital de A Coruña clamaban contra los  recortes porque hacían mella un servicio en el que había días que al iniciarse el turno de las ocho de la manaña, había 66 pacientes esperando desde hace horas a tener cama para ingresar en planta. “Es inhumano”, aseguraba Antonio Rodríguez, médico de Urgencias en A Coruña, “es un hospital del Tercer Mundo por la forma en la que está el área de Observación con camillas metidas por el medio”. “Si algún día hay algún problema de una parada cardiaca o algo, la reanimación es prácticamente imposible”, denunció. Esta situación llevo al presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, a pedir disculpas a los ciudadanos por la situación de las urgencias aunque aseguró que se trataba de un problema "puntual".
Daniel Paz & Rudy