domingo, 23 de junio de 2013

las chicas son guerreras

SON POLÍGAMAS POR NATURALEZA

¿Qué quieren las mujeres? Así funciona la libido femenina

¿Qué quieren las mujeres? Así funciona la libido femenina
La libido de las mujeres es igual o mayor que la de los hombres. (Corbis)
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“El deseo sexual de las mujeres se mantiene invariable con el paso de los años, e incluso aumenta, lo único que pierden más rápido es el interés en sus parejas, algo que confundimos con la falta de libido”, explica Kimberly Russell, investigadora en biología evolutiva, en el informe Evolución y comportamiento de los sexos, que resume las conclusiones de un máster de la Universidad de Tennesse con el mismo nombre. Una perspectiva enfrentada a las teorías evolutivas clásicas, según las cuales el hombre tiende más a la poligamia como estrategia para asegurar su descendencia, mientras que las mujeres son monogámicas por naturaleza para salvaguardar la crianza de los niños.
Nada más lejos de la realidad, insiste Russell, pues “todos los estudios científicos corroboran la hipótesis de que las mujeres tienden tanto o más a la poligamia que los hombres, pues las hembras de todas las especies se aparean con más machos de los que son necesarios para la fecundación”. De este modo, el matrimonio no es más que una construcción cultural, “muy necesaria para el bienestar de las personas, pero que no se puede justificar desde el punto de vista evolutivo”, matiza la bióloga. En cuestión de libido, se puede decir que la calidad es sinónimo de diversidad, por lo que “el deseo disminuye en el matrimonio en favor de los estímulos sexuales hacia otras personas”.
La pérdida de interés entre las mujeres hacia la pareja con la que han tenido descendencia, a medida que pasan los años, es directamente proporcional al deseo que levantarían en ellas otros hombres. “La libido femenina es más exigente que la de los hombres, quienes pueden mantener el deseo sexual hacia sus parejas durante mucho más tiempo”, apunta la investigadora relativizando así la supuesta naturaleza monogámica de las mujeres. Por tanto, el deseo sexual, independientemente de la edad que se tenga, es similar para ambos sexos.
La represión de la libido como adaptación social
Una teoría que, según Russell, se demuestra por el hecho de que los machos de todas las especies han desarrollado “una gran variedad de estrategias para combatir la infidelidad femenina, siendo la vigilancia una de las más comunes”. Entre los seres humanos, añade, esas estrategias forman parte de la propia cultura y las normas sociales. Es decir, el matrimonio, por ejemplo, es una de las formas más comunes para que el inevitable deseo de las mujeres por otros hombres no conduzca al sexo.Las hembras de todas las especies se aparean con más machos de los que son necesarios para la fecundación
Las estrategias de autocontrol de las mujeres también beben directamente de las convenciones sociales. “Por un lado, la cultura y la sociedad empujan a las mujeres a autoconvencerse de que tienen menos interés por el sexo que los hombres, y por otro lado se les hace ver que la poligamia provoca rechazo social”, por lo que evitarla es la mejor forma de inclusión social. Sin embargo, estos mecanismos no son tan exigentes en el caso de los hombres, lo que contribuye a extender el mito de que tienen más deseo sexual.
Debido a esta “eficaz” estrategia psicológica, las mujeres aprenden a interiorizar la monogamia. Algo que para Russell conlleva más beneficios que perjuicios. Entre estos últimos se encuentra el hecho de que reprimir los instintos físicos y hacer caso omiso a la excitación acarrea malestar físico, pero al mismo tiempo genera un gran bienestar psicológico al reforzar los vínculos con la pareja y mantener la cohesión familiar.
Trabajar las motivaciones para evitar la frustración en el matrimonio
La capacidad que desarrollan las madres de familia para reprimir el deseo sexual fuera del matrimonio “se está confundiendo con la falta de libido”, un diagnóstico clínico erróneo, en opinión de Russell. En realidad, dice, se trata de “aburrimiento sexual y hay que combatirlo con todas la técnicas que estén a nuestro alcance”, pero no con otros tratamientos enfocados a despertar la libido, básicamente fármacos como la incipiente viagra femenina, ya que se equivocan de raíz en la causa del problema.
El éxito del best seller de Daniel Bergner Qué quieren las mujeres (Ecco) ha contribuido a darle la vuelta a la creencia popular de que las mujeres buscan más el compromiso de sus parejas que los hombres, así como a derrumbar la falsa idea de que éstas pierden prematuramente la libido porque “al ser madres se autorrealizan y consideran que ya han conseguido todo lo que buscaban”.
El problema no es físico, sino psicológico. Esto significa entonces que las estrategias para realimentar el deseo sexual dentro del matrimonio deben enfocarse a aspectos motivacionales relacionados con la neurociencia, en lugar de “atiborrarse de hormonas”. En caso contrario, sentencia Russell, se caerá en el aburrimiento y, peor aún, en la frustración matrimonial.

LOS VOTANTES DEL PP SE PUEDEN PAGAR LA ATENCION MEDICA,LOS DEMÁS SE JODEN

"La austeridad es un peligro para la salud pública"

El investigador de Oxford David Stuckler acaba de publicar con su colega  Sanjay Basu el libro 'Por qué la austeridad mata" (Taurus), un detallado estudio, del que publicamos su prefacio, sobre los aspectos económicos de la salud en el que pone en evidencia las consecuencias de las políticas de ajuste: "Aumentan el paro, las enfermedades y los suicidios cuando se aplican recortes".
David Stuckler, investigador y experto en los aspectos económicos de la salud. / Marta Jara
David Stuckler, investigador y experto en los aspectos económicos de la salud. / Marta Jara
David Stuckler habla bajo, despacio, como si supiera que lo que está diciendo es tan importante que debería permanecer lejos de oídos indiscretos. Pero nada más lejos de su intención: escribe artículos, da conferencias por media Europa y acaba de publicar un libro revelador, Por qué la austeridad mata (Taurus), en cuyas páginas desgrana los efectos de los recortes económicos a través de estadísticas y casos de personas afectadas directamente por los recortes.
Los dirigentes políticos y económicos afirman que la austeridad es imprescindible para reducir los desajustes fiscales y de deuda.
La austeridad es el principal enemigo. Los datos que nosotros aportamos dicen otra cosa, que los miren. Según nuestros estudios, lo que consigue la austeridad es retrasar la recuperación, en el caso de que se consiga. Ahí están los ejemplos de países que han aplicado en el pasado las recetas del Fondo Monetario Internacional. Y, mientras eso sucede, se devalúa la sanidad pública, la salud de la población. La idea más extendida es que las recesiones son inevitablemente perjudiciales para la salud. Pero no es así. Son una amenaza, pero también una oportunidad para la salud pública. El problema es que se está optando por empeorarla, no por mejorarla.
En España argumentan que no se podía endeudar más el país, que la financiación era inasumible.
La prima de riesgo de España que tenía España antes de aplicar las políticas de austeridad era muy inferior a la que tiene ahora. Además, lo que se está consiguiendo es retrasar el crecimiento, alargar la recesión y más paro. El paro es el principal riesgo para la salud de un país. Y España tiene seis millones de parados; un 57% de los jóvenes no tiene trabajo, lo cual es una situación de extrema vulnerabilidad. Deberían ver que en países donde no se ha aplicado la austeridad, como EE UU, la economía va mejor que en los que sí lo han hecho, como Reino Unido y Grecia, por ejemplo, donde la crisis se ha convertido en una tragedia sanitaria. No tiene por qué ser así, una crisis puede servir para corregir políticas [y muestra un gráfico que lleva en una carpeta para argumentar su tesis].
Austeridad y PIB.
Comparativa entre la evolución del PIB y la aplicación de políticas de austeridad. / David Stuckler
¿Qué quiere decir con eso?
La austeridad es un peligro para la salud pública. De vida o muerte. Un parado es una persona más proclive a las enfermedades mentales, a caer en depresiones, ansiedad, a consumir alcohol, drogas... Cae la esperanza de vida. Un parado puede perder su casa y verse en situaciones de emergencia. De acuerdo con nuestros estudios, en todos los países en los que se han aplicado medidas de austeridad han aumentado los suicidios. Los datos están ahí.
Si esto es así, ¿por qué los políticos no cambian de estrategia?
No es por la crisis, es por ideología. El FMI ha tenido que pedir perdón a Grecia recientemente, pero ya es tarde. Han pedido perdón por haberse equivocado anteriormente en otros países. El problema es que son decisiones ideológicas. La prioridad es crear empleo, no la austeridad. Se puede recortar, pero nunca en sanidad, educación o servicios sociales. Una persona con empleo enfermará menos, consumirá más, tributa, estará más feliz... Y todo eso se contagia.
Un caso singular, que explica en su libro, es el de Islandia.
Es verdad que es un país muy pequeño. Pero allí la población influyó, a través de un referéndum, en la política del país: se negó a pagar por los errores de sus bancos, ha emprendido medidas legales contra los dirigentes políticos. Reforzó sus programas de protección social y es de los pocos países que no han experimentado un aumento de las muertes durante la Gran Recesión que estamos sufriendo. El gasto social pasó del 21% al 25% del PIB entre 2007 y 2009, y la economía ha crecido un 3% en el último año. Igual ocurrió con el New Deal de Roosevelt en EE UU durante los años 30: sacó al país de la Depresión y creó mecanismos de protección social. Incluso Obama ha evitado las políticas de austeridad y están saliendo de la crisis con mejores indicadores que los países europeos. También pasó con las inyecciones de dinero público tras la Segunda Guerra Mundial, que llevaron al Estado del bienestar, después de la experiencia que supusieron las políticas duras en Alemania en los años 20 y 30, que todos sabemos a dónde condujeron. No es verdad que no haya alternativas. Hay alternativas. Las políticias de estímulo sí llevan a la recuperación. La recesión en Grecia, por ejemplo, ha empeorado por la austeridad: la incidencia del VIH ha crecido un 52%, la tasa de suicidios se ha duplicado, ha reaparecido la malaria y el número de asesinatos ha aumentado. Grecia ha de ser un ejemplo de que la austeridad sale muy cara a largo plazo. En menor escala, Reino Unido, con las políticas de austeridad de Cameron, sigue con la economía contraída.
La políticas de austeridad también están afectando a derechos, como a los inmigrantes sin papeles en España
En efecto. Y es un grave error. Cuando se recortan los servicios sanitarios y la gente deja de ir a la atención primaria, lo que se consigue es que empeoren los enfermos y, al final, terminen yendo a Urgencias para recibir un tratamiento mucho más largo y costoso. Igual ocurre con las privatizaciones. Ya lo vimos en Inglaterra, incluso en Italia. Al principio, dicen que se ahorran dinero pero, después, es más caro, por los tratamientos que se hacen en uno u otro hospital, dependiendo de si es público o privatizado, y, también, porque en más de una ocasión ha tenido que ir la Seguridad Social ha rescatar a los hospitales privados.