viernes, 2 de agosto de 2013

Beneficios

COMEMOS MIERDA Y NOS GUSTA,Y TAMBIEN VOTAMOS A RAJOY Y RUBALCABA

Los españoles son ecologistas hasta que les tocan el estómago

Un estudio muestra que en España persisten los hábitos de comer mucha carne y frutas y verduras cultivadas con pesticidas

PRIMERO EL BIGOTE,DESPUES LA AXILA Y LAS PIERNAS Y AHORA EL PUBIS,LA CABEZA PARA CUANDO...

..
.| ¿PUBIS ANGELICAL?

"Depilarse toda": ¿por ellos o por nosotras?

Desde hace unos años es . De hecho, es  absoluta en todos los salones de belleza. Pero, ¿las mujeres lo hacemos porque nos gusta o a pedido de los hombres? ¿Qué se busca y qué se encuentra en un cavado sin un pelo? De los riesgos a los beneficios, la intimidad de la depilación total de la pelvis y la tira de cola.
 
.
.
“Si te depilás toda, gozás más”. O “Ellos lo prefieren sin un pelo”. O “Ni loca lo hagas, es muy peligroso”. O… Muchos son los mitos que rodean a un pubis absolutamente depilado. Lo cierto es que es “la” tendencia de belleza íntima de este siglo, una norma que se ha establecido entre las mujeres que no dudan a la hora de acostarse en la camilla del centro de belleza. Y ya no se trata de “recortar” o sólo prolijar: ahora la misión es dejar nuestra intimidad casi al descubierto, totalmente despojada de ese vello que pocas décadas atrás reflejaba la feminidad absoluta, el verdadero ser mujer.

“Por algo está”, decía la abuela
El vello púbico aparece en la maduración púber debido a la influencia de andrógenos y estrógenos y forma parte de los caracteres sexuales externos. “Se cree que su origen se remonta al desarrollo, cuando el hombre tuvo que caminar erguido y éste ‘señalaba’ el área genital”, explica el doctor Walter Ghedin, médico psiquiatra y sexólogo. Otras teorías sostienen que servía para calentar la zona cuando no se empleaban más que algunas pieles para vestir o que mostraban una parte del cuerpo que podía resultar excitante para los otros.
Desde el punto de vista ginecológico, “sirve para amortiguar el impacto de golpes o fricciones sobre el pubis protegiendo, así, a los genitales externos y también impide que la transpiración o el agua que corre por el cuerpo impacte directamente en ellos”, detalla la ginecóloga Sandra Magirena. Y agrega: “El vello forma una malla protectora al ingreso de gérmenes u otras secreciones, por ejemplo, la contaminación de materia fecal a la vagina”.
Pero el dato más interesante está por venir. “En la base de los pelos ondulados se encuentran glándulas sebáceas que humectan la zona y segregan feromonas, sustancias que estimulan el deseo sexual masculino excitando los terminales nerviosos del órgano vomero nasal, una estructura  del cerebro primitivo ligada al olfato y al estímulo sexual  -sobre todo- en los hombres”, dice Magirena.
A la hora de hablar de los riesgos, mucho se dice y poco se sabe. Según la ginecóloga, “En general no hay inconvenientes serios, salvo el efecto de irritación por calor sobre la piel o alergia a la ceraque pueda producirse”. 

Depilame, depilate: de la bikini a ¿nuestro? placer sexual
Al principio, hacer “el cavado” sólo buscaba eliminar los pelos de las ingles para evitar que asomaran –antiestéticos y desagradables- por debajo de la tanga o de la malla. Hoy, “el 85 por cierto de las mujeres que se atienden se depila la pelvis completa y se hace la tira de cola”, cuenta la esteticista Viviana Ayllón.
Y es ahí, recostadas sobre la camilla y sin bombacha, cuando nos enfrentamos a las verdaderas razones por las que decidimos volver a ser “como nenas de 8 años”.  
De la boca para afuera, y según Ayllón, “la mayoría de las chicas dice que lo hace por higiene, porque se sienten limpias, frescas y seguras. Sólo algunas pocas insinúan que lo hacen a pedido de sus parejas”.
Y llegamos a la cuestión: nuestra imagen frente al espejo (y frente a ellos). Depilarnos el cavado ya no es un simple acto de belleza, no sólo buscamos eliminar los pelos para que no se vean debajo de la bikini, buscamos volver a ser chicas, lampiñas y con la piel suavecita. ¿Por qué? La “leyenda urbana” afirma que no tener vello colabora con nuestro placer sexual, sin embargo, la doctora Magirena lo descarta de plano: “es un mito, tiene que ver con la cultura y las modas y no con el goce”.

Belleza siglo XXI   
Eso que pocas murmuran es, en general, la verdad: a los hombres los fascina un pubis “infantil”. Pero no siempre les gustó. En su libro “La defensa del pelo. Contra la dictadura de la depilación íntima”, citado por blog "Bastadesexismo", el periodista Stephane Rose sostiene que esta tendencia se originó con la democratización de Internet que acarreó, a su vez, la democratización de la pornografía. "Desde el principio de los años 2000, la depilación íntima ya no es una cuestión de moda, y mucho menos de elección o de libre albedrío: una mayoría de mujeres ya no son dueñas de sus pelos púbicos y los depilan dócilmente (…) sin cuestionar el sentido de su gesto".
Y si volvemos a las causas, sólo basta ver la presentación de una película porno para descubrir que, entre tanta pelvis completamente depilada, “las peludas” son una categoría especial, minoritaria yfetichista. Ese, absolutamente limpio y despojado, es el modelo que los hombres pretenden imitar en sus camas.  
Entonces,  ¿qué buscamos nosotras y qué encuentran ellos al vernos “como nenas”? El doctorGhedin no cree “que la zona lampiña produzca en los hombres adultos fantasías de estar con una mujer más joven", pero sí cree que "se sienten halagados por lo que la mujer les ofrece, como si ellas hubieran -ex profeso- preparado la zona para estar con ellos”.
A diferencia, para Magirena, “La sexualidad ha cambiado bastante, hay una pérdida de la intimidad, todo se expone. Es más importante el ‘cómo me ven’ que el ‘cómo me siento’. Yo pienso que estos comportamientos son un poco regresivos, creo que  verse toda depilada es algo infantil y el sexo compartido y placentero es cosa de adultos. Sabiendo que son más las mujeres las que se rasuran todas, pensar que un hombre se excita con un pubis aniñado suena bastante perverso”.

El cavado completamente depilado y la tira de cola son tendencia indiscutida. De la higiene al goce, varias son las razones por las que las mujeres pasamos por ese momento que de placentero poco tiene. ¿Vos te depilás esa zona? ¿Por qué lo hacés? Y los hombres, ¿qué prefieren? Compartí tu opinión con nosotras.


EL DERECHO UNIVERSAL A UNA MUERTE DULCE

RECLAMO PARA QUE TODO PACIENTE CON PADECIMIENTOS SEVEROS ACCEDA A CUIDADOS PALIATIVOS

El derecho humano a evitar el sufrimiento

La Carta de Praga, que se difunde en el mundo y en la Argentina lo hacen entidades médicas, de la sociedad civil y la UBA, pide que la falta de provisión de los cuidados paliativos sea considerada un “trato cruel, inhumano y degradante” para los pacientes.

.

 Por Pedro Lipcovich
“Urge reconocer como un derecho humano el acceso a cuidados paliativos para pacientes con sufrimientos severos, ya que su falta de provisión por los gobiernos es trato cruel, inhumano y degradante”: así lo requiere la denominada Carta de Praga, que se difunde internacionalmente; en la Argentina, la difunden entidades médicas, de la sociedad civil y la UBA. El documento puntualiza que estos cuidados valen no sólo para el cáncer sino para problemas cardíacos, tuberculosis y otras enfermedades. Más del 85 por ciento de los dolores físicos severos se alivia con medicación fácil de administrar por boca. Claro que esto implica facilitar el acceso a opiáceos como la morfina, todavía difícil en distintos países, incluyendo la Argentina. Los cuidados paliativos también apuntan al “dolor existencial” que suele acompañar a las enfermedades graves. Y el criterio actual es que estos cuidados sean ofrecidos no sólo por equipos especializados sino también desde las salitas de atención primaria y a domicilio: esto facilita que los pacientes puedan estar en sus casas y no en los hospitales. En el país, “sólo el 10 por ciento de los pacientes tiene acceso a los cuidados paliativos”, aunque la Argentina “dispone de equipos que lo hacen un país líder en América latina”, observó el titular de la Asociación Argentina de Cuidados Paliativos.
La Carta de Praga, promovida por la Asociación Internacional de Cuidados Paliativos (Iahpc), la Alianza Mundial de Cuidados Paliativos (WPCA) y el Observatorio de Derechos Humanos (ODH), es impulsada por la Asociación Argentina de Medicina y Cuidados Paliativos (Aamcp), por el Instituto Pallium y por el Programa de Derechos Humanos de la UBA. El texto recuerda que el acceso a esos cuidados “es una obligación legal, como reconocen las convenciones de Naciones Unidas”. También advierte que “los gobiernos de muchos países del mundo no han dado todavía los pasos adecuados” para que sus ciudadanos puedan ejercer este derecho.
El texto puntualiza que los cuidados paliativos se refieren a diversas enfermedades como “la tuberculosis, las enfermedades vasculares, el cáncer, la esclerosis múltiple, las etapas finales de la demencia, el sida, la tuberculosis y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC)”. Y señala que “los cuidados paliativos ofrecen una oportunidad única para desarrollar políticas sociales y sanitarias innovadoras centradas en las preferencias de los pacientes”.
“Estudios en distintos países evalúan que en el 85 por ciento de los casos el dolor se controla por completo o se reduce a un nivel mínimo y tolerable –destacó Gustavo De Simone, presidente de la Asociación Argentina de Medicina y Cuidados Paliativos–. Y esto se logra mediante fármacos que se administran por vía oral. Por eso la persona puede estar en su casa y no en el hospital. Muchas veces la familia cree que no podría tener al enfermo en casa porque el tratamiento es complicado, pero en la inmensa mayoría la administración es muy simple. En el 15 por ciento restante de los casos hacen falta medidas más invasivas como catéteres; a veces el dolor no se controla por factores emocionales, y entonces hacen falta intervenciones psicológicas o psiquiátricas.”
El criterio internacional es que los cuidados paliativos formen parte de la asistencia pública gratuita y se ofrezcan desde las salitas de atención primaria. “Estar en la casa, y no en un hospital, suele ser muy valorado por la persona pero, claro, requiere la presencia de la familia. Las investigaciones muestran que esta participación fortalece a la familia, pero debe estar respaldada por un equipo profesional. En algunos países, uno de los familiares tiene acceso a licencia laboral, para atender al enfermo. Esto tiene costos económicos, que ciertamente son menores al costo de tener al paciente internado”, agregó De Simone.
En la Argentina, “si comparamos con lo que sucedía hace 20 años, hay un desarrollo importante. En la mayoría de las provincias hay hospitales con cuidados paliativos, aunque son sólo algunos y en las ciudades más importantes. Se estima que menos del 10 por ciento de la población en el final de la vida tiene acceso adecuado a los cuidados paliativos”, advirtió De Simone.
Un problema es que “no hay total accesibilidad a los fármacos para aliviar el dolor, especialmente los opioides como morfina, oxicodona o metadona. Hacen falta recetarios especiales, costosos y de difícil acceso, en procura de un control que podría lograrse con medios más simples. Y hay farmacias que no tienen opioides disponibles, por temor al uso indebido, pese a que hay medidas claras de almacenamiento para evitar riesgos. Ninguna medida de seguridad debería afectar el uso debido, que es aliviar el dolor. A veces también hay resistencia en los pacientes o sobre todo las familias, que asocian la morfina con la adicción o creen que usarla implica que la persona está en sus últimos días de vida, lo cual no tiene por qué ser así”, agregó el especialista.
También falta en la Argentina una dimensión central en cuidados paliativos, como lo son los programas de atención domiciliaria: “Si bien han logrado cierto desarrollo en las obras sociales y prepagas, en los sistemas públicos de salud son inexistentes, salvo excepciones parciales como Rosario y Neuquén; esta provincia tiene la ventaja de contar con un sistema de atención primaria más aceitado, con programas de capacitación en cuidados paliativos”.
Es que, si se trata de capacitación, “sólo seis facultades de Medicina en la Argentina incluyen formación en cuidados paliativos, y salvo una, en la Universidad Austral, la tienen como actividad optativa”. Sin embargo, “la Argentina es un país líder en América latina porque, pese a que todavía la accesibilidad es baja, hay una cantidad importante de equipos, que sigue creciendo, y en muchas provincias se han aprobado programas de cuidados paliativos, aunque no todos se hayan implementado”.
La Ley 26.742 de Derechos del Paciente, aprobada en 2012, incluye, en su artículo 5º, “el derecho a recibir cuidados paliativos integrales”, pero “ese artículo no fue reglamentado –deploró De Simone–. De todos modos, es una normativa más que suficiente para que los pacientes y sus familiares se ‘empoderen’ y, llegado el caso, exijan los cuidados paliativos”.