martes, 3 de septiembre de 2013

CRIOLLA DE BRANCO E EMPREGADA E NAO MEDICA

Quem tem medo de mulheres negras de jaleco branco?




Em seu texto sobre a polêmica dos médicos cubanos no Brasil e a reação de uma jornalista potiguar que escandalizou as redes sociais ao dizer que médicos cubanos pareciam “empregadas domésticas”, e que precisariam ter “postura de médico”, o que não acontecia com os profissionais cubanos, o professor Dennis de Oliveira sintetizou:
“(…) ela expressou claramente o que pensa parte significativa dos segmentos sociais dominantes e médios do Brasil: para eles, negros e negras são tolerados desde que em serviços subalternos. Esta é a “tolerância” racial brasileira.”
Essa mentalidade racista que sempre pressupôs o lugar do negro em nossa sociedade, contaminou milhares de jovens estudantes nas últimas muitas gerações. Isso somado ao descaso com a qualidade da educação pública faz com que, em sua grande maioria, jovens negros e/ou pobres sequer sonhem com universidades ou profissões “diferentes” daquelas nas quais percebem seus iguais.
HERDEIROS DE NINA RODRIGUES
A classe médica (e média) que hoje não se constrange em manifestar seu preconceito racial é herdeira de Nina Rodrigues. Racista confesso, o renomado médico baiano tentava dar cientificidade à sua tese sobre as raças inferiores. Acreditava ele que os negros tinham capacidade mental limitada e uma tendência natural à criminalidade.
No final do século XIX, Nina Rodrigues combatia a miscigenação por acreditar que qualquer mistura poderia degenerar a raça superior branca. Mais ainda, defendia a existência de dois códigos penais: uma para os brancos e outro para as raças inferiores. Esses e outros absurdos podem ser observados em seu livro “As Raças Humanas e a Responsabilidade Penal no Brasil’.
399362_342166102548032_1068443305_nA população negra perfaz mais de 50% da população brasileira, mas entre os formados em medicina o percentual foi de 2,66% em 2010. Na USP, por exemplo, são comuns listas de aprovados nos vestibulares mais concorridos sem sequer um único auto-declarado negro, como foi o caso deste ano de 2013. Isso se repete na Bahia, onde mais 70% da população é negra. Simbólica e triste a foto ao lado,que traz a turma de 2011 da Universidade Federal da Bahia.
A DECLARAÇÃO DE CÍNTIA, DO CAPÃO
Cintia Santos Cunha foi uma exceção. E ao a ouvi-la falar, ao perceber a postura de dignidade que todo ser humano pode – se quiser, carregar, independente de sua profissão, é possível entender o porquê de tanta oposição por parte das classes dominantes em relação à presença dos doutores de pele preta: a descoberta de sua mediocridade.
Médicos, imprensa e Conselho Federal de Medicina corporativistas, reacionários, cínicos e racistas, é para vocês a grande lição deixada pela estudante de medicina em CUBA, Cíntia Santos Cunha, que retornou a Ilha para concluir o curso em Fevereiro de 2014.
É do povo que vocês tem medo! E devem mesmo ter medo! Toda sua riqueza não é suficiente para compensar os mais de 500 anos de opressão.
Assistam e assustem-se!
“Eu já desde muito nova queria fazer Medicina… só que Medicina é um curso impensável para as pessoas de onde eu venho, para as pessoas como eu sou, negra, mulher, pobre, Capão Redondo. Ninguém sonha ser médico lá. Eu insisti que queria fazer medicina.” – Cintia Santos Cunha

Mutaciones en el cromosoma Y muestran la precariedad del desarrollo masculino

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Los varones se desarrollan cerca del borde de ambigüedad sexual, lo que significa que el gen SRY, que inicia el proceso de desarrollo de los machos, es especialmente vulnerable a cambiar

A diferencia de los robustos programas genéticos que desarrollan otros procesos esenciales como la función del corazón, el gen del cromosoma Y denominado SRY es particularmente vulnerable a cambiar y el desarrollo sexual masculino es menos estable que otros programas genéticos.
Sólo se necesita una pequeña desviación del proceso normal para alterar dramáticamente el desarrollo sexual fetal, según concluye una investigación de expertos de la Case Western Reserve University en Cleveland, Ohio (Estados Unidos), publicada en 'Proceedings of the National Academy of Sciences' (PNAS).
Mediante el estudio de casos raros de familias en las que una hija comparte el mismo cromosoma Y que su padre, Michael Weiss y sus colegas de la Facultad de Medicina del centro universitario han determinado que la vía para el desarrollo sexual masculino no es tan consistente y robusta como los científicos siempre han asumido.

Función del gen SRY

El equipo dirigido por Weiss, presidente del Departamento de Bioquímica de Cowan-Blum, profesor de Investigación del Cáncer y profesor de Bioquímica y Medicina, ha examinado la función del gen SRY, que es responsable de iniciar el proceso que conduce al desarrollo de los machos.
La idea de que los hombres y las mujeres son fundamentalmente diferentes el uno del otro es ampliamente aceptada y, en todas partes del mundo, esto ha creado ideas distintas acerca de qué características sociales y físicas son necesarias en cada género para mantener un desarrollo humano sano.
Sin embargo, las revoluciones sociales a lo largo del siglo pasado han desafiado las ideas tradicionales acerca no sólo de los rasgos que son normales y necesarios para la supervivencia, sino también de cómo los seres humanos los adquieren. «Un principio general de la biología del desarrollo es que la evolución favorece la fiabilidad. Nuestros programas genéticos dan lugar a un plan de conjunto coherente para garantizar que los bebés tengan un corazón, dos brazos y diez dedos, etcétera», ha explicado Weiss.

Desarrollo sexual masculino, menos estable

Los puntos de vista tradicionales hacen hincapié en la uniformidad de este proceso, pero la nueva investigación indica que el desarrollo sexual masculino es menos estable que otros programas genéticos. En el desarrollo fetal, el gen SRY localizado en el cromosoma Y comienza el proceso que conduce al desarrollo de los machos.
Todos los fetos se desarrollan inicialmente con tejidos femeninos, con independencia del sexo en el momento del nacimiento, por lo que el interruptor maestro es responsable de iniciar la transformación de tejidos femeninos en los tejidos andrógenos y, a partir de ahí, se desarrollan los testículos y se produce testosterona, que finalmente forma los genitales externos del macho.
El estudio de la universidad empleó genes SRY mutados compartidos por un padre y una hija XY estéril. Las hembras desarrollan generalmente un par XX, pero, en estas familias, el padre produce una hija con un par XY, algo que ocurre durante el desarrollo fetal cuando el interruptor maestro del gen SRY no se dispara.
Así, tejidos femeninos internos, como el útero y las trompas de Falopio, continúan desarrollándose pero son disfuncionales e infértiles. «Sin embargo, el padre tiene el mismo cromosoma Y y la misma mutación que la hija. Y ya que es un macho fértil sabemos que el interruptor debe estar listo» ha destacado Weiss. El equipo decidió medir el umbral bioquímico del interruptor maestro SRY.
«Esperábamos que fuera necesario un factor de 100 o más para alterar el desarrollo. Pero lo que encontramos fue que el umbral SRY, que se sondeó en los pares de padre e hija, es sólo un factor de dos», ha dicho Weiss. Por lo tanto, los varones humanos se desarrollan realmente cerca del borde de ambigüedad sexual, lo que significa que el interruptor maestro gen SRY es especialmente vulnerable a cambiar.

Efectos de la secreción de testosterona

La idea de un interruptor general poco fiable puede parecer paradójico, pero un creciente cuerpo de investigación sugiere que puede ser una necesidad evolutiva. Los numerosos estudios de estilos asociados al género de juegos infantiles y la adquisición de competencias sociales por el doctor S. Baron-Cohen y sus colegas de la Universidad de Cambridge, en Reino Unido, han puesto de relieve los efectos a largo plazo de la secreción de testosterona por los testículos fetales.
La testosterona influye en el patrón del cerebro masculino durante una ventana crítica en el desarrollo humano y es el gen SRY el que despierta el programa genético que conduce a la formación de los testículos y la producción de testosterona fetal.
«Tenemos este interruptor tenue en el cromosoma Y, y anticipamos que su don para la humanidad es la variabilidad en la vía del desarrollo masculino desde sus primeras etapas. La idea esencial es que nuestra evolución ha favorecido una amplia gama de competencias sociales. En la prehistoria, esta gama le habría dado una ventaja de supervivencia a las comunidades enriquecidas por la diversidad de estilos de género», ha subrayado Weiss.
De hecho, ciertos aspectos de la historia moderna parecen ir paralelo a esta idea. Susan Case, profesora de Comportamiento Organizacional en la 'Case Western Reserve Weatherhead School of Management', que no participó en el estudio, ha resaltado que «diversas mezclas de personas ofrecen perspectivas más variadas, más ideas y soluciones y más desafíos». En el mundo corporativo , por ejemplo, los diferentes estilos aumentan la creatividad y la resolución de problemas, sobre todo dentro de un grupo. Las implicaciones de la investigación de Weiss sugieren que los elementos de la cultura humana, que habían sido asumidos como psicológicos o culturales, pueden ser, en su lugar, biológicos.