sábado, 28 de septiembre de 2013


El cerebro de las bailarinas "se adapta" a sus giros

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Bailarinas
El entrenamiento arduo de las bailarinas acostumbra al cerebro a ciertas funciones.
Además de su gracia, su perfecto equilibrio y su estilo, las bailarinas de ballet desarrollan otra habilidad menos fácil de percibir para el público pero no por eso menos espectacular: la capacidad de modificar sus estructuras cerebrales para dar giros sin sentirse mareadas.
A esa conclusión llegó un estudio del Colegio Imperial de Londres, que reveló que las bailarinas parecen suprimir las señales del oído interno al cerebro.
Los investigadores piensan que este hallazgo puede servir a aquellos pacientes que sufren de mareos crónicos.
El mareo es la sensación de que todo se mueve cuando, en realidad, uno está quieto, y para la mayoría de nosotros se trata de algo ocasional y temporal, pero una de cuatro personas experimenta en algún momento de su vida mareos crónicos.
Las bailarinas de ballet entrenan arduamente para poder dar giros y piruetas rápidamente y de forma repetida.
Entre las técnicas que utilizan para no marearse, ellas se concentran en un lugar particular del piso mientras giran, y siempre la cabeza deber ser la última parte en moverse y la primera en regresar.
Cuando alguien da vueltas rápidamente, los fluidos en el aparato vestibular del oído interno se mueven a través de pequeños pelos. Al detenerse la persona, el fluído continúa moviéndose, lo que puede hacer que el sujeto en cuestión sienta que todavía está girando.

La silla que gira

En el estudio, publicado por la revista Cerebral Cortex, los investigadores reclutaron a 29 bailarinas y a 20 remeras de una edad y un estado físico similar.
Luego de hacerlas girar en una silla, se solicitó a cada una de ellas que mover una manija cuando sintieran que aún estaban girando a pesar de ya haberse detenido.
Bailarina
Los pacientes con mareos crónicos podrían beneficiarse de esta investigación.
Los reflejos oculares disparados por los órganos vestibulares fueron medidos y se tomó resonancias magnéticas para observar la estructura cerebral de las participantes.
La percepción de seguir girando de las bailarinas duró menos que las de las remeras, y mientras más experimentadas las bailarinas, más breve el efecto.
Los escáneres mostraron diferencias entre las bailarinas y las remeras en dos partes del cerebro: el cerebelo, donde se procesa la información sensorial de los órganos vestibulares, y la corteza cerebral, que percibe el mareo.
El equipo de científicos también descubrió que en la remeras la percepción del mareo estaba muy vinculada con los reflejos oculares generados por las señales del aparato vestibular, pero que este vínculo no existía en las bailarinas.

Mejor tratamiento

El líder de la investigación, el doctor Barry Seemungal del Departamento de Medicina del Colegio Imperial de Londres, explicó que "no es útil para la bailarina sentirse mareada o desbalanceada, sus cerebros se adaptan en años de entrenamiento para suprimir estas sensaciones".
Debido a eso, "la señal que viaja a las áreas del cerebro responsables por la percepción del mareo en la corteza cerebrar es reducida, haciendo que las bailarinas se vuelvan más resistentes a esa sensación".
Para el doctor Seemungal, si la ciencia logra estudiar y monitorear esa misma área en los pacientes con mareos crónicos, se podría lograr tratar mejor este tipo de dolencia.
Deborah Bull, una antigua primera bailarina del Royal Ballet, le dijo a la BBC que lo más interesante "es que las bailarinas han refinado y hecha más precisa la instrucción al cerebro a tal punto que el cerebro se reducido".
"No necesitamos esas extra neuronas", concluyó Bull.

TIEMPO ES MUSCULO

día mundial

Especialistas advierten que el dolor de pecho del lado izquierdo no es el único síntoma del infarto

El dolor de pecho del lado izquierdo no es el único síntoma de infarto y, si bien es común puede no estar presente, aseguraron especialistas quienes recomendaron "concurrir a un centro de salud ante cualquier dolor intenso que se produzca de la cintura para arriba", en el marco de celebrarse el próximo 29 el Día Mundial del Corazón.
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También recomendaron "concurrir a un centro de salud ante cualquier dolor intenso que se produzca de la cintura para arriba", en el marco de celebrarse el próximo 29 el Día Mundial del Corazón.

"Cualquier dolor que una persona no haya tenido antes de la cintura para arriba puede ser un infarto, por lo que hay que erradicar el mito de que el único síntoma es el dolor del lado izquierdo ", explicó a Télam Jorge Berardi, presidente de la Sociedad Argentina de Cardiología.

El especialista detalló que "en la mayoría de los casos lo que el paciente describe es opresión en el pecho, pero también pueden darse molestias en el brazo, en la mandíbula, en los dedos, en el cuello; es decir, hay que estar alerta ante cualquier dolor atípico".

En el mismo sentido, Eduardo Mele, aseguró que "si bien el dolor de pecho, levemente hacia la izquierda, es un síntoma muy común, existen otros que denominamos equivalentes como la fatiga, la falta de aire o el dolor en la boca del estómago que pueden darse junto al dolor de pecho o presentarse solos".

Mele alertó que "ante una situación de estas características es importante acercarse a un centro de salud y no llamar al médico al domicilio, porque éste no cuenta con las herramientas necesarias para intervenir y lo único que se hace es perder tiempo".

"En cardiología tenemos una frase: `tiempo es músculo`, es decir, cuanto antes se actúe más tejido se salvará. Es importante saber que en la actualidad el infarto tiene tratamiento y que podemos destapar las arterias que causaron el infarto", sostuvo Mele.

El tratamiento del dolor de pecho en forma precoz para evitar muertes a causa de un infarto es uno de los aspectos sobre los que la comunidad científica se encuentra trabajando intensamente, junto a la prevención que, entre otros aspectos, incluye la difusión de hábitos saludables.

"Las enfermedades cardiovasculares tienen dos componentes que, para simplificar, podemos resumir en corazón, con situaciones como los infartos; y cerebro, con los accidentes cerebrovasculares. El origen de estos hechos es vascular", detalló Berardi.

En tanto Mele, recordó que "los fumadores, diabéticos, hipertensos y los que tienen el colesterol elevado son más propensos a sufrir estas enfermedades".

Como contrapartida, Berardi sugirió la consigna "conozca sus valores", cuyo objetivo es que la persona sea consciente de determinados indicadores propios clave como la presión, el peso, el colesterol, el perímetro de cintura y la glucosa y tome las medidas correspondientes para mejorar aquellos que se encuentren mal.

"Por supuesto que conocer estos valores y hacer un chequeo una vez por año no es suficiente como prevención, es más importante llevar una vida saludable que ir al médico", remarcó Berardi.

Dentro del concepto "vida saludable", los especialistas recomiendan tener una dieta equilibrada, disminuir el consumo de sal y de grasas, realizar actividad física y no fumar.

"Argentina tiene una prevalencia de enfermedades propias de países en transición al desarrollo; esto implica que tenemos enfermedades propias de la vida urbana de los países del `primer mundo`, lo que no significa que sean patologías de clases medias o altas", explicó Mele.

Y añadió: "Por el contrario en los sectores más vulnerables es donde encontramos mayores índices de tabaquismo, obesidad, hipertensión, elevada glucemia y diabetes como consecuencia de la falta de información y de oportunidades de una vida más sana".

Mele es el Presidente del Comité Organizador del 39° Congreso Argentino y 24° Congreso Interamericano de Cardiología, que se llevará adelante en Buenos Aires en octubre próximo.

En este encuentro, que reunirá a más de once mil participantes de Argentina y de todo el continente, los especialistas debatirán sobre estrategias de prevención y compartirán las experiencias de los diferentes países.

Las enfermedades cardiovasculares y los infartos son la principal causa mundial de muerte: 17,3 millones de vidas cada año, tantas como el SIDA, el cáncer y las enfermedades respiratorias crónicas juntas.

Se estima que para el año 2030, alrededor de 23 millones de personas morirán a causa de enfermedades cardiovasculares al año.

En tanto en Argentina, se estima que el 30 por ciento de las muertes son por enfermedades cardiovasculares.
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