jueves, 17 de octubre de 2013

CARICIAS EN LA PROSTATA

 TATO PAVLOVSKY REVELA EL METODO

La mejor cura para la impotencia sexual

Eduardo “Tato” Pavlovsky rescata, describe con detalles y pone a disposición de la población el sencillo y muy eficaz método para resolver la disfunción eréctil desarrollado por el doctor Maroldi; se incluye el testimonio de gratitud de las esposas beneficiadas.
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 Por Eduardo “Tato” Pavlovsky *
El doctor Maroldi trabajaba en el servicio de Urología, en un hospital público de prestigio, en 1951. La verdad es que Maroldi no era un hombre estudioso en su especialidad y concurría poco a los ateneos clínicos de los martes a las 11 de la mañana. Prefería irse a un café cercano y leerse el Diario Popular con tranquilidad. Esta actitud del doctor Maroldi no era bien vista por sus compañeros ni por el jefe de Servicio de Urología, quienes le reprochaban su falta de solidaridad con el resto de los integrantes del equipo. El les respondía siempre lo mismo: es verdad, pero créanme que estoy estudiando mucho, mucho, ya van a ver.
A los pocos meses ocurrió que el doctor Maroldi comenzó a convertirse en la figura más buscada en las consultas de los consultorios externos de Urología. Una larga fila de hombres y mujeres, llegando a veces a superar el perímetro del servicio, hacía fila para consultarlo al doctor Maroldi. Algunos de los pacientes hacían cola toda la noche para conseguir el número para la entrevista con el urólogo. Por supuesto que los demás servicios también se veían afectados por toda la gente que ocupaba las colas de los consultorios externos y sus alrededores. Además, el intercambio de comidas entre quienes esperaban al doctor, los productos alimenticios que intercambiaban en sus largas esperas. El servicio de Cardiología era uno de los más afectados. Consultado uno de los urólogos por el jefe de Cardiología sobre este extraño fenómeno que ocurría en el hospital:
–Che, ¿quién es este Maroldi que nos está creando este quilombo de gente? El urólogo respondió:
–No sabemos qué pasa, pero sí sabemos que el jueves 21, en el ateneo, va a explicar con detenimiento su trabajo sobre impotencia sexual masculina.
–Pero hay muchas mujeres en la cola –dijo el cardiólogo.
–Maroldi sólo nos ha dicho que las mujeres vienen por el boca en boca y que él las trata muy bien, muy respetuosamente.
–Che, ¿vos creés que puedo ir a ese ateneo?
–Para nosotros sería un honor tenerte.
–¿Cuándo es?
–El 21 a las once en punto, no faltes.
Mientras tanto el Servicio de Urología era un hervidero de chimentos.
Algún urólogo intentó pagarle a una señora de la fila, y ella le respondió que el doctor Maroldi les había pedido a todos sus pacientes que tuvieran la gentileza de esperar que fuese él, en el ateneo, el primero en informar sobre la naturaleza del tratamiento y sus resultados. Varios colegas de otras especialidades habían solicitado también un permiso para ir el 21.
Por fin llegó la fecha del anhelado ateneo donde el doctor Maroldi iba a exponer sus ideas sobre el tratamiento de la impotencia sexual masculina. Siendo las once de la mañana el urólogo penetró por una puerta lateral del recinto y se quedó parado en el centro del salón. Se escucharon algunos gritos provenientes de la puerta central, donde unos médicos del Servicio de Anestesiología pugnaban por entrar junto con el sector más fanático del doctor Maroldi. Hubo algún tipo de enfrentamiento entre ambos grupos. En realidad había 120 personas en un recinto preparado para recibir a no más de 60, y eso se sentía en el clima imperante.
“Señores, he venido aquí para presentar un trabajo de nuestro Servicio de Urología, y los ánimos parecen no ser los mejores para el desarrollo de una disertación científica. Esto significa literalmente que si no ceden los gritos y empellones me retiraré en cualquier momento.” La contundencia de las palabras del doctor Maroldi dejó sin palabras al auditorio. El urólogo sacó de su portafolio un pote blanco enorme donde se llegaba a observar, sobre todo en las primeras filas, una etiqueta donde se podía leer la palabra “Vaselina”.
“Las siguientes palabras –continuó el doctor Maroldi– han sido extraídas casi literalmente de la primera entrevista con la paciente L, que dio su consentimiento si eso podía contribuir al éxito de futuros tratamientos. Están en el protocolo que los profesionales podrán retirar, si así lo desean. La primera entrevista que voy a leerles ahora no es muy diferente de las otras quince que he utilizado para la casuística. Las sociedades de Urología de Alemania y Australia ya la utilizan con un resultado parecido al que pude comprobar. Esta misma mañana recibí un pedido de la Association of Urology de Belfast, pero volvamos a la clínica, fuente de todos nuestros saberes médicos”, dijo Maroldi, y leyó un fragmento de la historia clínica:
“Abrí el pote de vaselina y le pedí a nuestra paciente que se untara el dedo índice entero; le sugerí, además, que en su primera intervención se cortara la uña del dedo índice, para evitar todo tipo de dolor a su compañero. ‘Amado compañero –dijo ella–, amado.’ Yo continué: ‘Cuando su marido intente penetrarla, usted pídale primero que utilice una almohada debajo de su cadera para mayor comodidad de ambos. Apenas él comience a penetrarla abra sus nalgas (las de su esposo) e introduzca levemente su dedo índice en el orifico anal. No debe penetrar bruscamente el orificio, sino hacerlo suavemente, con un movimiento lento y rítmico, dedo y orificio tienen que ser una haecceidad (Deleuze, filósofo francés). Su dedo índice, introducido en el ano de su ser querido, no debe individualizarse como dedo, sino que el índice y el ano deben construir una nueva individuación donde el ritmo de su índice y las contracciones anales de su esposo van a producir una máquina de goce. Es el ano el que con sus contracciones debe atraer al dedo, nunca introducir el dedo haciendo fuerza contra el esfínter, por el contrario, es el esfínter el que debe permitir el avance del dedo. A esta altura de los acontecimientos usted o su esposo notarán que el pene ya debe estar en erección y usted visiblemente mojada (disculpe mi crudeza) por su excitación y sus nuevas secreciones que completarán el nuevo placer entre los dos. Una última indicación: no debe tener pudor en llamarme o volver a verme por cualquier duda que pueda generar este tipo de intervención’. La señora L no me llamó, pero al otro día recibí una carta que ella misma aceptó que leyera en el ateneo: ‘Doctor queridísimo Maroldi, el resultado del tratamiento ha sido maravilloso, mi marido me ha dicho tantos piropos olvidados. El, sobre todo, ha olvidado su mal carácter y su mal humor con el éxito del tratamiento. Yo también lo quiero más, me siento enamorada otra vez, qué sé yo. Usted ha cambiado nuestra vida, el amor ha vuelto a la pareja como en los mejores tiempos. Una sola pregunta querido doctor, él parece muy excitado por mi dedo índice y lo espera ansiosamente. Ayer cuando hicimos el amor, él mismo ya se había envaselinado solo el ano, esperándome en la cama ansiosamente. Fue fantástico, increíble. Hasta la vecina me preguntó al otro día por los gritos inusuales que proferíamos y me pidió su teléfono. Yo le dije que prefería no dárselo, porque usted prefiere atender en el consultorio externo de Urología en el hospital. El boca en boca se corrió en el barrio, donde todos somos vecinos desde hace veinte o treinta años, y el viernes a la noche realizamos una fiesta de festejo por usted, doctor Maroldi. Generador del rescate del nuevo amor entre mi esposo y yo y de muchas otras parejas del barrio de Floresta que han construido nuevos amores, nuevos descubrimientos, nuevas felicidades. Gracias por todo. Muchas gracias.’ Firma la carta la paciente L, a quien yo, doctor Maroldi, agradezco por su valor y su integridad, por permitirme leer este trabajo en este ateneo”.
El jefe de Urología, el doctor Gutiérrez Ayerza, se acercó al doctor Maroldi y le arrebató el micrófono para proferir las siguientes acusaciones: “Quiero aclarar que hoy (mira su reloj pulsera Rolex) a las 12.20 del 21 de septiembre, el doctor Maroldi ha sido expulsado de nuestro servicio por su inmoralidad, por su falta de relato científico y por su falta de todo pudor en ese escrito repugnante que acaba de leernos. El doctor Maroldi también es responsable por colmar este recinto médico por personas... por personas. Esa chusma que lo sigue y que hoy ha invadido nuestro ateneo sin ningún tipo de reparo y de pudor. Hoy extenderé a la Asociación Argentina de Urología el pedido de expulsión del doctor Maroldi y pediré además al doctor Francescoli, director de nuestro querido hospital de tantos años de prestigio y de trabajo, para que tramite su expulsión de este hospital. Esto que acaban de escuchar es un ataque a la ciencia y al decoro”.
El doctor Maroldi retomó el micrófono y dijo: “Señores y señoras, gracias por escucharme, muchas gracias a todos”, y salió del recinto por una puerta lateral con un ejemplar del Diario Popular en la mano. El jefe de Cardiología lo corrió y lo alcanzó en la puerta, le dio un sostenido abrazo y le dijo: “Ha sido una clase magistral, Maroldi, una verdadera clase magistral de medicina. Gracias en nombre de todo el Servicio de Cardiología”.
Este trabajo del doctor Maroldi fue un hecho real, ocurrido en el año ’53 en un hospital. El doctor Maroldi era judío y muchas fueron las versiones que se suscitaron después de su expulsión del Servicio de Urología. Hace por lo menos quince años, el médico me lo relató en forma personal a mí. El eje del trabajo, sobre todo la entrevista con su primer paciente, son casi dictados por el urólogo a mí. La lectura de este trabajo en el ateneo clínico originó la decisión del jefe de Urología de expulsarlo del servicio. Por supuesto que me he tomado ciertas licencias literarias, tratando de construir el imaginario de tan insólita situación de discriminación del médico aludido. Me siento en la obligación de aclararlo para que se vea el poder, muchas veces arbitrario y autoritario, que un grupo de médicos puede ejercer contra otro grupo de médicos.
Actualmente las técnicas del doctor Maroldi sobre impotencia sexual son comunes en los servicios urológicos de muchos países desarrollados. Ninguno de los nombres que surgieron en mi trabajo son reales, son todos producto de la ficción. Es posible que hoy el trabajo del doctor Maroldi hubiera tenido una repercusión menos discriminatoria, de acuerdo con el social histórico que nos atraviesa. También la sexología ha contribuido en muchos aspectos ampliando nuevos horizontes en la sexualidad de hoy. En 1960, en la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), yo analizaba a un homosexual y mi supervisión me decía que la homosexualidad era sólo una defensa frente a la esquizofrenia.
* Psicodramatista, dramaturgo, actor. El texto, que Página/12 anticipa en forma exclusiva, se publicará el mes que viene en la revista Topía.

AVISAMOS PERO NO VAMOS HA HACER NADA


INFORME | Evidencia científica

La contaminación ambiental, clasificada como cancerígena

Coches en una carretera de Pekín. | Afp,
Si usted es uno de los que al levantar la mirada hacia el horizonte se queda preocupado al ver la 'boina' de su ciudad, sepa que tiene motivos para ello. Desde ahora, el aire que respiramos se puede clasificar como una de las principales causas de cáncer, según ha anunciado hoy la Agencia Internacional para Investigación del Cáncer (IARC), organismo perteneciente a la Organización Mundial de la Salud (OMS) que clasifica los diferentes compuestos y procesos en función de su capacidad para producir cáncer, tras una semana de reuniones.
Después de revisar los últimos datos científicos disponibles, los principales expertos del mundo han concluido que hay suficiente evidencia de que la exposición a las sustancias presentes en la atmósfera generan cáncer de pulmón y citan que en 2010 se produjeron 223.000 muertes por esta enfermedad en todo el mundo como consecuencia de la contaminación. Además, también hay suficientes datos para afirmar que esta exposición también aumenta el riesgo de cáncer de vejiga.
No es la primera vez que la OMS llama la atención sobre el riesgo que conllevan ciertas partículas, como las del diésel, sobre la salud, ya que hace un año incluía los humos de la combustión de los motores en el grupo 1, el donde se encuentran todos los elementos que han demostrado fehacientemente que son capaces de causar tumores en humanos.
Ahora va un poco más lejos y además de las partículas generadas por el transporte, mete dentro de esa categoría a todas aquellas partículas que se emiten en la atmósfera por las calefacciones, las emisiones industriales y las agrícolas, de las que ya se ha determinado su vinculación con el aumento del riesgo de enfermedades cardiacas y respiratorias.
Las diferentes investigaciones muestran que en los últimos años, los niveles de exposición han aumentado significativamente en algunas partes del mundo, sobre todo en países con una densidad de población elevada y con una creciente industrialización, como China.
"Sabemos ahora que la contaminación ambiental no es sólo un gran riesgo para la salud en general, sino también la principal causa medioambiental de muertes por cáncer", ha señalado Kurt Straif, responsable de la sección de monográficos del IARC, que se encarga de establecer la clasificación de los carcinógenos.
"El aire que respiramos se ha convertido en una mezcla de sustancias que causan cáncer", afirma.
Dentro del grupo 1 de carcinógenos humanos, se encuentran sustancias como el asbesto, plutonio, polvo de silicio, radiación ultravioleta y el humo del tabaco. Esta es la primera vez que un grupo de expertos han clasificado el aire ambiental como una causa de cáncer. Y lo ha hecho evaluando los datos de estudios epidemiológicos que incluyeron a millones de personas que viven en Europa, norte y sur de América y Asia.
"Nuestra tarea ha sido evaluar el aire que respiramos todos más que focalizar partícula por partícula", explica Dana Loomis, directora adjunta de este departamento. "Los resultados de la revisión de estudios apuntan en la misma dirección: el riesgo de desarrollar cáncer de pulmón es significativamente mayor en las personas expuestas a la contaminación ambiental".
Christopher Wild, director del IARC, señala que esta nueva clasificación es un paso importante para alertar a los gobiernos de los riesgos y potenciales costes. "Hay fórmulas eficaces para reducir la contaminación y este informe debería enviar un fuerte mensaje a la comunidad internacional para que tomen medidas", concluye.


Mientras,los mas boludos y prepotentes del mundo se compran cochazos enormes,eliminan trenes y hacen unos camiones para andar en unas carreteras que no son rentables y tragan cemento.
Que lindo es el capitalismo,ahora que no existe nadie que lo cuestione.
Que la medicina ,además,sea de pago,no de COPAGO.

Un medicamento experimental ayuda a salvar células cardiacas tras un infarto

El fármaco frena la destrucción del tejido que se desata tras la lesión

Científicos de Filadelfia proponen hoy un fármaco para proteger el corazón tras el infarto, al menos hasta que el paciente pueda ser atendido en un hospital, y probablemente más allá. Ese es un periodo crítico durante el que porciones del corazón mueren o sufren daños irreversibles. El posible fármaco es un inhibidor de una proteína del corazón llamada TNN13K que normalmente responde al infarto matando células cardiacas, en una de las paradojas más perdurables de la cardiología. El trabajo demuestra en ratones que inhibir esa proteína con fármacos evita la mayor parte de estos daños. El trabajo se publica en Science Translational Medicine.
La gravedad y las secuelas a largo plazo —para el resto de la vida, en realidad— de un infarto de miocardio dependen en gran medida de la cantidad de células del músculo cardiaco (cardiomiocitos) que mueran en las primeras horas tras el ataque. Cuantos más cardiomiocitos resulten liquidados en ese periodo crucial, más deficiente resultará la reparación espontánea del corazón y peores serán después las arritmias y las carencias derivadas de una contracción defectuosa: peor será la calidad de vida del paciente, y eso en el caso de que sobreviva.
Como la causa inmediata del infarto es el bloqueo de una arteria coronaria —los vasos sanguíneos que satisfacen la enorme y continua demanda de oxígeno del músculo cardiaco—, lo primero que hacen los médicos cuando el paciente llega a urgencias es restaurar el flujo coronario, en general mediante la introducción de un catéter (intervención coronaria percutánea, o PCI). La rapidez con que se ejecute esta intervención es crítica para salvar el mayor número posible de cardiomiocitos para el futuro.
Paradójicamente, la restauración del flujo sanguíneo en las arterias coronarias, con ser vital, provoca un incremento de la muerte celular en las células fronterizas con la zona infartada. Esta paradoja se llama lesión por perfusión: la PCI evita que se muera el resto del corazón, pero al mismo tiempo mata cardiomiocitos que serían viables pese a su mala situación geográfica.
Ronald Vagnozzi, Thomas Force y sus colegas de las universidades Temple y Thomas Jefferson, ambas en Filadelfia, han identificado al que parece ser el responsable de la mayor parte de la muerte celular que ocurre antes de que la ambulancia llegue al hospital e incluso después de que los de urgencias le hayan hecho la PCI, la TNN13K, y han colaborado con los científicos de la unidad cardiovascular de GlaxoSmithKline, en Pensilvania, para desarrollar tres fármacos candidatos. Se trata de inhibidores específicos de la TNN13K.
Estos funcionan en ratones y los autores apoyan probarlos en humanos. Una de sus mejores cartas es la siguiente: como la TNN13K solo existe en las células cardiacas, es probable que los fármacos no tengan muchos efectos secundarios en otras partes.
Pero, en ciencia, la teoría propone y el ensayo clínico dispone.