jueves, 3 de abril de 2014

Las conexiones del cerebro humano ya tienen su propio mapa

Científicos estadounidenses han compuesto un atlas digital que muestra la disposición de los genes y las conexiones neuronales

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Fotografía facilitada por el Allen Institute for Brain Science de la transcripción de una parte del cerebro de un ratón.

Fotografía facilitada por el Allen Institute for Brain Science de la transcripción de una parte del cerebro de un ratón.EFE

Científicos del estadounidense Allen Institute for Brain Science han elaborado "un mapa" que muestra la disposición de los genes y las conexiones neuronales en el cerebro humano, lo que facilitará su estudio y el de trastornos como el autismo, publica este miércoles la revista Nature.
El equipo dirigido por Ed Lein ha compuesto su mapa digital del cerebro a mitad del periodo de gestación mediante la transcripción de datos obtenidos del proyecto BrainSpan Atlas of the Developing Human Brain (atlas cerebral completo del cerebro humano en desarrollo), auspiciado por el Gobierno de Estados Unidos.
Este mapa, se apunta en la revista, ofrece "un recurso para estudiar el desarrollo del cerebro humano y los circuitos neuronales que fundamentan los procesos cognitivos y de comportamiento tanto en la salud como en la enfermedad".
La estructura y funcionamiento del cerebro humano se determina en buena medida por "procesos de transcripción prenatales que inician la expresión de los genes", afirman los expertos, pero sin embargo hasta ahora la ciencia tiene poco conocimiento de ese cerebro en desarrollo. Esta laguna se llena en parte "con la detallada transcripción del atlas del cerebro humano a mitad de gestación" presentada por Lein, indica la revista.
Los científicos han encontrado "expresiones en la transcripción que están relacionadas con diferentes rasgos anatómicos y procesos de desarrollo", se señala en Nature. Además, estos datos también identifican "ubicaciones de expresiones dinámicas de varios genes asociados con trastornos psiquiátricos o neurológicos", como el autismo, lo que puede ayudar en su estudio.

También el mapa de un ratón

Otra iniciativa del Allen Institute también divulgada en Nature ofrece a la comunidad científica y al público en general el primer "mapa" exhaustivo y completo de las conexiones neuronales del cerebro de un mamífero, en este caso un ratón.
Este mapa ha sido elaborado por el equipo de Hongkui Zeng en el marco del proyecto Allen Mouse Brain Connectivity Atlas, que se ha completado este marzo, como estaba previsto. Esta transcripción del principal órgano de este vertebrado "ofrece nueva información sobre cómo se comunican las diferentes regiones del cerebro", indican los científicos, lo que puede servir también para el estudio del cerebro humano.

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El ocaso de los iconos médicos

Un médico, con la característica bata y el fonendoscopio en la mano.
Un médico, con la característica bata y el fonendoscopio en la mano. ALBERTO CUÉLLAR

Los tiempos cambian siempre buena parte de las costumbres que durante muchas décadas han estado inmutables. La medicina es una de las profesiones más representativas del cambio permanente. Dogmas que parecía que nadie cuestionaría, técnicas longevas y seguras, diagnósticos aparentemente precisos, consejos sobre dieta y hábitos de vida, tratamientos formidables que podrían quedarse para siempre... todos superados por la permanente innovación y los avances que se han ido consiguiendo en el conocimiento de la biomedicina.
Quizá lo que aún permanece en la práctica médica sin mucha variación han sido dos iconos con los que la sociedad identifica la figura del médico y la de muchos otros profesionales sanitarios: el fonendoscopio y la bata. Dos objetos que ahora están en el ocaso y que más tarde o más temprano dejarán de ser habituales en consultas, hospitales y en películas y series de la televisión.
De momento es raro encontrar a un profesional médico sin su fonendoscopio colgado al cuello, cuando no enroscado en el bolsillo de la bata. Hace 30 o 40 años era una instrumento común en los cardiólogos y en los especialistas de medicina interna. Infrecuente en muchas otras especialidades porque, independientemente de que no eran útiles para su cometido, auscultar con finura es bastante difícil. Hace falta haber oído muchos corazones con patologías claras y haber estado asesorado por cardiólogos entrenados para poder interpretar con certeza los varios tonos que puede tener el corazón o intuir las características de un soplo sistólico o diástolico. El fonendo es muy útil para todos si se quiere escuchar como ventilan los pulmones o si hay ruidos abdominales. Pero para saber qué pasa en el corazón hay ahora instrumentos mejores.
El ecógrafo de bolsillo ya está en el mercado y muchas voces autorizadas pronostican que será lo habitual en la práctica médica dentro de poco tiempo. Hace un par de semanas el New England Journal of Medicine publicó un artículo defendiendo su progresiva generalización. Abogaba para que estuviera en manos de los médicos de atención primaria y para que las facultades de medicina enseñaran a sus alumnos a manejarlo bien. Su uso frente a lo cotidiano no es difícil. Antes de lo que imaginamos el instrumento consistirá en una terminal (algo así como un puro o un rotulador gordo) que se aplicará a la región que hay que examinar. Las imágenes que se consigan se transmitirán (vía wifi o bluetooth) a la pantalla del teléfono inteligente que todos los profesionales llevarán en el bolsillo. O a una Google Glass o similar. La calidad de aquellas irá mejorando progresivamente y permitirá descartar muchas patologías cardiacas comunes y algunas abdominales. Se podrá también discriminar entre los pacientes que deben realizarse un estudio ecográfico de más profundidad y calidad y entre los que no es necesario que lo lleven a cabo. Disminuirán las listas de espera. El fonendo no será necesario.
El otro icono que está amenazado es la bata. Hay un par de razones que sustentan su declive. Quizá la más importante es que la bata es un excelente reservorio de bacterias y gérmenes. La bata y el fondendo son dos fuentes muy claras que pueden contaminar a los pacientes. Se ha demostrado. Muchos de los enfermos que, inmunodeprimidos por su patología de base, se infectan durante su estancia hospitalaria han sido contaminados por microorganismos presentes en el uniforme, el fonendo o las manos de los profesionales.
La segunda razón por la que la tradicional bata blanca quizá deje de ser la forma de vestir del sanitario es que supone una barrera psicológica entre médico y paciente. Ahora que la medicina paternalista está muy cuestionada y que se está pidiendo al enfermo y su entorno participación activa para consolidar el concepto de paciente comprometido es cuando más falta hace eliminar cualquier obstáculo que dificulte el armonizar una relación distinta en el mundo de la enfermedad y la salud en la que hay que dar protagonismo a muchos más actores. Fonendo, bata, corbata... pronto serán pasado en medicina.