viernes, 9 de mayo de 2014

LOS ARGENTINOS NO COJEN O NO LO CUENTAN

LA SATISFACCIÓN SEXUAL POR PAÍSES

Mapa mundial (interactivo) del orgasmo: dónde, cuándo y cuántos

    El sexo es un elemento clave en las relaciones de pareja, pero también en el bienestar general de las personas, como han insistido en multitud de ocasiones estudios médicos y psicológicos. Tanto la calidad como la cantidad de las relaciones sexuales están directamente asociadas con los niveles de felicidad de cada población. Una importante variable que suele estar ausente en la gran mayoría de las encuestas mundiales que tratan de medir el bienestar de las personas por países.
    Para cubrir este vacío y arrojar algo más de luz sobre la incógnita de por qué los habitantes de los países más ricos no son precisamente los más felices, sino que en ocasiones sucede todo lo contrario, como demuestran los resultados del Informe sobre la Felicidad Mundial de la OCDE, nada mejor que incluir criterios intangibles como el sexo. Partiendo de los estudios Sexual Wellbeing Survey y Face of Global Sex realizados para Durex por la firma Harris Interactive, se pueden extraer rigurosas conclusiones sobre los hábitos sexuales en los diferentes países del planeta y, por tanto, del grado de bienestar de la ciudadanía.
    Una de las primeras conclusiones es que son los habitantes de México y la India los más satisfechos con sus relaciones sexuales. Casi dos tercios de los mexicanos e indios se declaran “muy satisfechos” con el sexo, mientras que esta proporción se reduce a menos de uno de cada dos en otros países como EEUU, Canadá, Australia o España.
    En la parte más baja de la clasificación se encuentran los habitantes de Japón. En este país, el 38% de los encuestados reconoció que su vida sexual era “insatisfactoria o muy insatisfactoria”. A pesar de ser uno de los países con un mayor PIB del planeta, la problemática relación de los nipones con el sexo hace que ostenten el récord mundial de abstinencia sexual.
    Casi un tercio de los habitantes de la isla no hacen el amor, y los que todavía lo practican lo hacen con la frecuencia más baja del planeta. La tasa de natalidad ocupa el último puesto en el ranking mundial. Unos motivos que han llevado al gobierno de Japón a editar una guía con el fin de que los hombres y las mujeres se comuniquen mejor y vuelvan a mantener relaciones sexuales, frenando así el descenso de la natalidad.
    España: más orgasmos que la media, pero de menor duración
    La situación de las mujeres niponas, frecuentemente asociada a sus altas tasas de infelicidad marital e incluso depresión, parece ser justo la antítesis de la que viven las españolas. Según los resultados de las encuestas utilizadas para elaborar estos gráficos, las mujeres de España son las que alcanzan el orgasmo con mayor frecuencia. Concretamente, una vez por cada dos relaciones sexuales.
    La media mundial se sitúa en una de cada tres veces. EEUU y Canadá vuelven a quedarse en la cola al considerar esta importante variable para evaluar la satisfacción sexual. Sorprendentemente, la igualdad de género no siempre está correlacionada con el grado de placer que obtienen las mujeres en la cama. Por tanto, la educación sexual y los avances en materia de género no se traducen en una mayor igualdad en la cama, ni viceversa.
    Otra de las grandes diferencias por países respecto a la calidad del sexo tiene que ver con la duración media de las relaciones sexuales. Por ejemplo, las parejas nigerianas emplean casi el doble de tiempo que las indias. En este punto, España se sitúa bastante por debajo de la media (casi cinco minutos menos), ocupando el puesto 22 de los 26 países analizados. La duración media de una relación sexual entre los españoles es menor incluso que las de los nipones que, como afirmábamos más arriba, son los que más problemas tienen con el sexo.

    Cómo bostezar enfría el cerebro

    Hombre bostezando
    No importa cuán activa o cansada esté la persona. En cualquier momento a alguien se le puede escapar un bostezo. Sobre todo si ha visto a otro hacerlo o incluso si le hablan al respecto.
    La creencia popular es que el bostezo sirve para oxigenar el cerebro, pero la ciencia no ha podido dar con una prueba contundente que vincule este acto con los niveles de oxígeno de la sangre.
    Ahora, un grupo de investigadores liderados por el psicólogo Andrew Gallup de la universidad Estatal de Nueva York, concluyó que el acto de bostezar ayuda a enfriar el cerebro.
    Existe la teoría de que los ciclos de sueño, la excitación cortical y el estrés están asociados a los cambios de temperatura del cerebro, y que el bostezo sirve para mantener la temperatura balanceada y a tono con el exterior. De ser así, el bostezo debería verse afectado con los cambios de temperatura exterior.
    A partir de este principio, los científicos supusieron que el bostezo sólo debía ocurrir dentro de un rango óptimo de temperatura.
    Para probarlo, Jorg Massen y Kim Dusch de la Universidad de Viena midieron la frecuencia del bostezo contagioso en los transeúntes de esa ciudad europea, tanto en invierno, como en verano.
    Estos resultados fueron comparados con un estudio idéntico hecho en el árido clima de Arizona, Estados Unidos.

    Temperatura ideal

    A los participantes se les pidió que miraran una serie de imágenes de personas bostezando y que comentaran sobre su comportamiento de bostezo.
    Mujer bostezando
    Los expertos concluyeron que el bostezo ocurre con más frecuencia cuando hay una temperatura óptima de unos 20ºC.
    Los resultados demostraron que las personas en Viena bostezaban más en verano que en invierno. Mientras que en Arizona era en invierno cuando se producían más.
    Según los expertos, esto no se debe a las estaciones del año, ni a la cantidad de luz en el día, sino a una franja de temperatura óptima que se encuentra en los 20ºC.
    Los bostezos contagiosos disminuyeron cuando el termómetro exterior estaba a 37ºC en Arizona o cuando bajaba la temperatura en los fríos inviernos de Viena.
    Uno de los autores, Jorg Massen, explica que este fenómeno se debe a que si bostezar sirve para enfriar el cerebro, no es de mucho uso aspirar el aire cuando la temperatura exterior es igual a la corporal.
    Del mismo modo, no debe ser tan necesario -e incluso puede ser perjudicial- abrir la boca cuando el aire está congelado.
    Este trabajo refuerza otras investigaciones que sugieren que el mecanismo subyacente de bostezar, tanto espontáneo como contagioso, es para regular la temperatura del cerebro.
    clic