martes, 20 de mayo de 2014

AUTENTICAMENTE DE VERGÜENZA,LA ASPIRINA NO SIRVE PARA EL CORAZON


Un tratamiento muy publicitado, ahora sin aval

Rechazan en Estados Unidos el uso diario de aspirina para prevenir accidentes cardiovasculares en la población en general
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 Por Pedro Lipcovich
En una decisión histórica, la FDA (Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos) dictaminó en contra del uso diario de aspirina para prevenir eventos cardiovasculares en personas que no hayan tenido enfermedades cardíacas previas, y advirtió que esa (difundida) práctica conlleva “riesgo de sangrado en el estómago y en el cerebro”. El dictamen vale para personas con factores de riesgo cardiovascular, e incluso para quienes sufren diabetes o enfermedades de los vasos sanguíneos periféricos. Se emitió en respuesta a un pedido de la firma Bayer para que el uso preventivo se incluyera en la información oficial sobre la droga, y fue elaborado por una comisión de especialistas, tras examinar los datos de seis estudios clínicos que abarcaron 97.000 personas durante años. El resultado fue que “no se demuestra un beneficio significativo” que compense los riesgos. La FDA puntualizó que, en cambio, sigue en pie la recomendación de usar aspirina como preventivo en personas que ya hayan tenido dolencias cardiovasculares. Bayer Argentina, consultada sobre si va a discontinuar la intensa campaña publicitaria que recomienda la aspirina para prevención cardiovascular, contestó que “no se prevén cambios en este sentido”.
En 2003, la firma Bayer presentó ante la FDA una petición para que los prospectos de la aspirina incluyeran, entre las prescripciones admitidas, el uso en bajas dosis, entre 75 y 325 miligramos diarios, para prevenir infarto de miocardio, accidente cerebrovascular –ACV– o angina de pecho en personas que, sin haber padecido esas enfermedades, tuvieran riesgo aumentado de padecerlas por factores como la edad, el colesterol elevado, la condición de fumador, etcétera (a este uso, con pacientes que nunca padecieron la enfermedad, se lo llama “prevención primaria”; cuando se trata de pacientes que ya tuvieron estas enfermedades, para evitar su reaparición, se lo llama “prevención secundaria”). La FDA decidió postergar la respuesta hasta que se conocieran los resultados de varios importantes estudios en curso.
Cinco de los estudios habían sido propuestos por la propia firma Bayer en respaldo de su solicitud. La FDA decidió agregar un sexto. En total, las pruebas abarcan casi 97 mil pacientes, todos los cuales fueron estudiados en lapsos que varían para cada estudio y que totalizan unos 330.000 años de seguimiento a pacientes. “Ninguno de los seis estudios logró resultados estadísticamente significativos con respecto a su objetivo primario.” Además, “hubo incremento de eventos de sangrado en pacientes que recibieron aspirina, en comparación con los que recibieron placebo”, establece el dictamen de la FDA (que emitió varios documentos al respecto: www.fda.gov/drugs/resourcesforyou/consumers/ucm390574.htm).
“También revisamos publicaciones recientes acerca del uso de aspirina en pacientes con diabetes o enfermedades vasculares periféricas, sin síntomas cardiovasculares preexistentes –agrega el texto–. Los resultados de esos estudios no avalan el uso de aspirina para prevención primaria de eventos cardiovasculares aun en esos pacientes de alto riesgo.” Entonces, “si bien apoyamos fuertemente el uso de aspirina en poblaciones con enfermedades coronarias o vasculares cerebrales constatadas, concluimos que actualmente no hay datos suficientes para sostener la prevención primaria del infarto de miocardio como indicación en los prospectos de aspirina.”
El dictamen de la FDA traza una historia del uso de aspirina en el orden de las enfermedades cardiovasculares. En 1998 fue admitido su empleo en pacientes con historia previa de enfermedad, y “en 2002 la Asociación del Corazón de Estados Unidos (American Heart Association, AHA) admitió la aspirina para su uso en prevención primaria”. Ese mismo año, la Fuerza de Tareas para Servicios Preventivos de Estados Unidos (Uspstf) había recomendado a su vez la aspirina para prevención primaria, pero en 2009 modificó su criterio tomando en cuenta “el potencial daño de incrementos en hemorragias”. Ya en 2005 una investigación sobre 40.000 mujeres sanas había desestimado el uso de la aspirina en prevención cardiovascular, tal como informó Página/12 el 5 de agosto de ese año; es la investigación que la FDA agregó a las cinco presentadas por Bayer. En 2010, el British Journal of Medicine, órgano de la Asociación Médica Británica, anticipó el dictamen ahora emitido por la FDA (Página/12, 17 de mayo de 2010).
El documento de la FDA recuerda que “los eventos adversos más significativos asociados con el uso de aspirina son el riesgo incrementado de hemorragias mayores, como las gastrointestinales e intracraneales, de las cuales las últimas plantean una particular preocupación”. Y cuantifica estos eventos adversos en el conjunto de los seis grandes ensayos clínicos. En 330.000 años-persona de seguimiento, se registraron, entre las personas que consumieron aspirina, 116 ACV hemorrágicos, mientras que en los que no la consumieron sólo se anotaron 89. Esto constituye un aumento del 32 por ciento en el riesgo de ACV hemorrágico para los consumidores de aspirina. Respecto de sangrados extracraneales mayores, como los gastrointestinales, entre los que consumieron aspirina se produjeron 335, y 219 entre los que tomaron placebo. Quiere decir que los que consumen aspirina diariamente tienen un riesgo aumentado del 54 por ciento de sangrado digestivo respecto de quienes no la consumen. Todo esto se refiere sólo a hemorragias mayores, pero en un estudio sobre casi 20.000 personas que incluyó también sangrados menores, se registraron 156 entre los tomadores de aspirina y sólo 87 entre los que no la consumieron.
“Por las precedentes razones, vuestra petición es denegada”, concluye la FDA en su respuesta a la solicitud de Bayer.
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CADA DIA MAS MEDICAMENTOS AL PEDO

Medicamento Truvada: el nuevo “condón” para prevenir el Sida entre personas sanas

El Centro para el Control de las Enfermedades (CDC, siglas en inglés), una de las grandes agencias sanitarias estadounidenses, ha hecho una polémica recomendación para que parte de la población tome el fármaco Truvada para “prevenir” el Sida. Os ofrezco una visión crítica del asunto.
Truvada sida vih medicamentoSi leemos con detenimiento y con cierto sentido crítico, podemos observar que de lo que estamos tratando es de una campaña de marketing para promover un medicamento entre la población sana  usando como coartada el miedo al Sida.
Con las nuevas recomendaciones de los CDC, como afirma El Mundo, se puede multiplicar por 50 el mercado de Truvada.
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Truvada tiene el marchamo de ser el primer tratamiento preventivo contra el VIH destinado a personas sanas con alto riesgo de contraer el virus a través de sus relaciones sexuales. Está fabricado por Gilead Sciences Inc., la empresa que creó el ya famoso por su inutilidad Tamiflu. El éxito económico del mismo por las campañas de marketing del miedo (gripe aviar, 2005 y gripe A 2009) es indiscutible; el mayor pelotazo o estafa sanitaria de la historia.
A lo de Truvada lo llaman “profilaxis pre-exposición”. Vaya que en teoría casi todo el mundo puede tomarlo. El negocio de prevenir es mucho mayor que el de curar pues hay más personas “sanas de Sida” que enfermas de Sida.
Desde 2004, Truvada se utilizaba como tratamiento para pacientes que ya estaban infectados por el virus del VIH. Un éxito en lo que a ampliación de mercado se trata. Truvada puede reducir el riesgo de contraer la infección por VIH en más de un 44%. No parece mucho ¿no? Ni la mitad de las personas que lo consuman se verán beneficiadas por el preparado.
Eso sí, al igual que todos los medicamentos, Truvada puede producir efectos adversos, aunque no todas las personas los sufran. Pero habrá quien los padezca sin que en su caso sea efectivo. La lista de efectos adversos es larga. En este artículo, su autor, escribe sobre el caso que se puede inducir a error sin tener que mentir y concede especial importancia a los daños que puede provocar Truvada en los riñones. Lo mejor es que leáis la ficha técnica del medicamento.

LAS VACUNAS SALVAN MUCHAS VIDAS

Un estudio sobre 1,3 millones de niños da carpetazo a la falsa relación entre vacunas y autismo

Una revisión de todos los estudios científicos sobre la posible relación entre las vacunas y los trastornos del espectro autista concluye que no existe "ninguna evidencia" de nexo entre ambos
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Un niño llora al recibir una vacuna en Mongolia. Foto: Banco Mundial
Un niño llora al recibir una vacuna en Mongolia. Foto: Banco Mundial
Es algo que ya se sabía, pero una revisión de todo lo publicado sobre el asunto es el carpetazo cuantitavo a la falsa relación entre vacunas y autismo. Un equipo de investigadores de la Universidad de Sydney ha repasado todos y cada uno de los trabajos científicos sobre el posible nexo entre la  vacunación de niños y la aparición de trastornos del espectro autista. En total, revisaron más de un millar de estudios, y tras poner el foco en los más robustos y completos, la conclusión es diáfana: “Este metaanálisis no proporciona ninguna evidencia de una relación entre las vacunas y el autismo o los trastornos del espectro del autista y, por tanto, defiende que se continúe con los programas de inmunización de acuerdo con las directrices nacionales”.
Este tipo de estudios, denominados metaanálisis, se centran en revisar la metodología, la calidad y las conclusiones de todos los trabajos realizados sobre un tema, para tratar de realizar una fotografía más amplia. Tras repasar todos los números aportados por estos estudios científicos de calidad, y descartar los sesgados o poco fiables, el resultado muestra que entre los grupos de niños vacunados el riesgo de autismo sería incluso inferior.
El equipo liderado por Guy Eslick se centró en una decena de estudios, cinco de ellos sobre grandes poblaciones de niños y cinco de casos de control, para extraer las conclusiones cuantitativas. Todos estos estudios abarcan casi 1,3 millones de niños en Reino Unido, Japón, Polonia, Dinamarca y EEUU, y la robustez de sus análisis se asienta en que de media siguieron a los grupos estudiados durante más de ocho años después de la inmunización. Los resultados son tan concluyentes como siguen:
  • No hay relación entre vacunación y autismo.
  • No hay relación entre vacunación y trastorno del espectro autista.
  • No hay relación entre autismo o trastorno del espectro autista y la vacuna triple vírica [sarampión, paperas y rubeola].
  • No hay relación entre autismo o trastorno del espectro autista y timerosal [un conservante de vacunas derivado del mercurio].
  • No hay relación entre autismo o trastorno del espectro autista y el mercurio [agente al que los antivacunas acusan de provocar autismo].
  • Los resultados de este metaanálisis sugieren que las vacunas no están asociadas con el desarrollo de autismo o trastorno del espectro autista.
Son conclusiones que  las organizaciones médicas de todo el mundo ya conocían pero Eslick y su equipo vienen a desmontar definitivamente, con un torrente masivo de datos, el bulo sobre el que han cabalgado los nocivos movimientos antivacunas desde que en 1998 el doctor Andrew Wakefield publicara un estudio  “deshonesto e irresponsable” que relaciona vacunas y autismo con  el único objetivo de hacerse rico.
Su trabajo fue retractado y desmontado, pero las consecuencias de ese falso nexo entre las vacunas y el trastorno perviven todavía. A partir de 1998, el número de vacunaciones en los países desarrollados  se desplomó notablemente y todavía hoy no se han recuperado las tasas de inmunización previas al fraude de Wakefield, ya que los movimientos antivacunación lograron asentar ese miedo infundado en el imaginario colectivo.
En un caso muy peculiar dentro de la literatura científica, el propio Eslick concluye este estudio,  que se publica en  Vaccine, con un epílogo en primera persona en el que expresa sus preocupaciones como padre:
"Como epidemiólogo me creo los datos que se presentan en este metaanálisis. Sin embargo, como padre de tres hijos tengo cierta comprensión con los temores asociados a las reacciones y efectos de las vacunas. Mis dos primeros hijos sufrieron brotes febriles después de la vacunación rutinaria, uno de ellos grave. Estos casos no me impidieron vacunar a mi tercer hijo, y sin embargo, me llevaron a tomar algunas medidas preventivas para reducir el riesgo de efectos adversos similares. Le vacuné por la mañana, así estábamos preparados para cualquier reacción adversa durante el día y también le di a mi hijo una dosis de paracetamol media hora antes de que se le vacunase para reducir la fiebre que pueden aparece después de la inyección. Como padre conozco a mis hijos mejor que nadie y atribuyo sus reacciones al aumento de la temperatura corporal por efecto de la vacunación. Para los padres que notan un cambio significativo en el comportamiento de sus hijos después de una vacunación, les animo a informar de inmediato a su médico de familia."
Como bien explica Eslick, la vacunación es un método de inmunización que puede tener efectos secundarios. Pero sigue siendo la mejor manera de combatir terribles enfermedades que causan dolorosos padecimientos y muertes. Y, como vemos, podemos estar seguros que entre esos efectos no está el autismo.