sábado, 12 de julio de 2014

MI QUERIDO HIGADO

Vísceras familiares

Arissa-Atxaga





He empezado a hablar con mi hígado. Más bien fue un monólogo, porque mi hígado, en la pantalla de la ecografía, tan solo me devolvía una sonrisa irónica en la que leí un “Te esperaba” que podía interpretarse como un “Te atrapé”. Le pedí disculpas por tantos años de maltrato, del que no era consciente –fueron los malditos análisis de sangre los que lo desvelaron todo–, luego le pedí tiempo, reconocí su esfuerzo en esos mismos años a mi lado, le arranqué una promesa y traté de enamorarlo, aunque fue absurdo porque todo el mundo sabe que un hígado no tiene corazón (como bien comprobó Dylan Thomas, que murió de las dos cosas). Un hígado es un notario severo, un juez implacable, un asesino a sueldo, un verdugo, alguien que irrumpe en tu camino para acabar contigo. “No hago amigos”, me dijo. En el hospital, empecé a hablar de todo esto con mi hígado. No estuvo mal, para ser la primera vez. Ambos sabíamos que habrá más sesiones para la plática, en esa misma sala, quizá en presencia del mismo médico.
La conversación no fue improvisada, claro. Hacía ya un tiempo que me avisaron de que debía prepararme para este encuentro. Al llegar al hospital, en la sala de ecografías, me esperaba el doctor Varela. Es curiosa la relación que los pacientes de la Seguridad Social establecemos con los médicos. Del doctor Varela, con quien he venido a dar de manera fortuita, no sé absolutamente nada. Puede que el doctor Varela sea algo mayor que yo, o algo más joven; su pelo es canoso, en todo caso. Es tímido, habla muy poco, lo justo, y apenas mira a los ojos cuando estamos frente a frente. Me llama de usted como el primer día, y sin embargo es la quinta vez que nos vemos. De este hombre que ya es alguien fundamental en mi vida solo conozco su rostro y su apellido. No sé nada más de su historia, ni de su familia, ni de su sexo, ni de sus gustos o tendencias. No es un amigo, es solo el especialista que, cada seis meses, dictamina o pontifica sobre la dependencia mutua que mantenemos mi hígado y yo.
Echado sobre la camilla, con los brazos apoyados detrás de la cabeza, la única alteración sensorial que sentí fue el frío del gel conductor mientras el transductor, guiado por la mano de Varela, iba recorriendo toda la superficie de mi abdomen, deteniéndose con insistencia en la zona hepática. Las ondas sonoras de la ecografía generaban una “falsa imagen falsa”. Eso dijo Varela: “No es el hígado real, pero es ‘su’ hígado verdadero”. Como en el mito de la caverna de Platón, las ondas sonoras de alta frecuencia reproducían una equivalencia de mi hígado, pero solo en imagen, en idea. Allí, de pronto, sobre la pantalla en blanco y negro, surgió la copia de la imagen de mi propio hígado, tal cual es y tal cual está. No era mi hígado, y sin embargo imitaba su circunstancia con exactitud. Sin embargo, nos miramos a sabiendas, mi hígado y yo. Y me pregunté si mi hígado también se estaría haciendo una imagen falsa de mí, su portador, su amo, su carcasa. ¿Éramos los dos, hígado y yo, conscientes de que somos uno, unidos en un solo e interdependiente destino? “Compartimos una misma biografía, pero quién sabe si acabaremos juntos”, me respondió mi hígado.
Me reservé para otra ocasión tener que suplicarle; consideré que aún no había llegado el momento de rogarle algún tipo de piedad. Aunque me temo que cuando él quiera ser piadoso conmigo ya será demasiado tarde. Un hígado solo tiene piedad cuando ya es inservible. Pensé en ese instante en algunas personas con quienes su hígado no había tenido piedad. Pensé en Roberto Bolaño, el gran escritor chileno, quien a los cincuenta años no llegó a tiempo a la cita con un trasplante y entró de lleno en la gloria literaria. Pensé en Lou Reed, que sí llego a la cita, pero al final su trasplante no le funcionó. Pensé en Gabriel García Márquez, en Truman Capote, en Jorge Luis Borges, en John Coltrane, en Alec Guinness, todos ellos sentenciados inapelablemente por sus hígados. Me habría gustado saber qué clase de conversación tuvieron con ellos, si es que llegaron a verse las caras.
¿Qué se le dice a un hígado? No sé. Quizá unas palabras privadas como las que le dirigió en público Pablo Neruda, en su ‘Oda al hígado’. Lo llamó de muchas maneras: ‘invisible máquina’, ‘víscera submarina’, ‘escondida cámara de alquimista’, ‘bodega de los cambios sutiles’. Aunque mi preferida es la de ‘buzo de la más peligrosa profundidad del hombre’. Es cierto: siempre he supuesto que, al final, el hígado husmea por lo más hondo de nuestras vidas para advertirnos de que el límite está ampliamente sobrepasado.
En la sala de ecografías, cuando observaba las sombras blanquinegras de esa mancha movediza que el tímido Varela definió como ‘un espectro’ de mi propio hígado, recordé a Prometeo, el titán que engañó a Zeus para beneficio de los hombres, y me figuré que el transductor que emitía ultrasonidos, y cuyo manejo llevaba Varela presionando en mi costado, era el águila al que Zeus ordenó que picase cada día en el hígado de Prometeo para castigarlo. Entonces alcé la cabeza, miré a mi hígado en la pantalla y le dije: ‘Buzo’. Mi hígado asintió. No sé cómo lo hizo, pero asintió. Mi hígado había buceado en mi vida, había sacado del fondo de mi cuerpo mi historia, y ahora nos la mostraba a Varela y a mí. Era un detective privado convertido en un detective salvaje, como diría Bolaño.



DIFICIL DE PRONUNCIAR,PERO FACIL DE CONTRAER

El virus del chikungunya pone en alerta a los médicos españoles

La enfermedad, que provoca fuertes dolores articulares, salta a España desde el brote epidémico del Caribe a través de turistas infectados
Las autoridades avisan a los médicos de que notifiquen los casos ya que, hasta ahora, la patología no era de notificación obligatoria
Cataluña, que ha confirmado 24 casos, Asturias y Madrid han emitido alarmas de salud pública para tratar de evitar que el virus se propague internamente
El chikungunya se trasmite por la picadura del mosquito tigre que ha colonizado el litoral mediterráneo español

Las autoridades de Honduras estudian tres casos sospechosos de fiebre chikunguña
El Chikungunya está saltando de América a España importado por los turistas.
Varias comunidades autónomas, como Cataluña, Madrid y Asturias, han lanzado una alerta de salud pública por la importación de casos de personas infectadas con el virus chikungunya. En toda España se han registrado ya 28 casos.
Conocido como el virus del dolor, la enfermedad produce, según la Organización Mundial de la Salud, "fiebre súbita, y dolores articulares que suelen ser muy debilitantes pero que desaparecen a los pocos días". Otros síntomas habituales son "dolores musculares, náuseas, cansancio y erupciones cutáneas". Raramente se complica hasta poner en peligro la vida.  El brote epidémico que vive actualmente la zona del Caribe y su fuerte relación turística y migratoria con España ha hecho que llegaran pacientes, sobre todo turistas, con este virus que se propaga mediante la picadura del mosquito tigre ( Aedes albopictus).
Una circular de la Dirección General de Salud Pública de Asturias de 4 de julio recoge que "según los últimos datos del Centro Nacional de Microbiología, recientemente y relacionados con esta epidemia en el Caribe, entre abril y junio se han confirmado 28 casos de infección de virus chikungunya de viajeros procedentes de República Dominicana (8), Martinica (1), zona epidémica de las Américas (5) y África subsahariana (4). En el resto de casos ese dato es desconocido". Preguntada la Consejería de Sanidad asturiana, ha confirmado que "son a nivel nacional, pero no tenemos la procedencia regional".
Asturias se une a otros servicios regionales que ya han alertado a sus profesionales sanitarios sobre el peligro de que se presenten en sus centros de Atención Primaria y hospitales pacientes con la fiebre chikungunya. Especialmente en Cataluña donde la Agencia de Salud Pública emitió la alerta epidemiológica al detectar 3 casos de la enfermedad el 13 de junio. En la actualización semanal del organismo, de 8 de julio, los enfermos habían pasado a 24. La ficha reseña que se han investigado 32 casos sospechosos y que todos los positivos "tienen el antecedente de haber estado en el Caribe –menos uno, que estuvo en África– y de haber sido picados por mosquitos". Entre 2008 y 2013 se habían detectado ocho casos importados en esta región.
Países con riesgo de contagio y ruta de casos importados a España.
Países con riesgo de contagio y ruta de casos importados a España.

El Ministerio de Sanidad no ha lanzado ninguna medida general. Un portavoz ha contestado a eldiario.es que "en estos momentos se sabe que hay una epidemia en América, en el Caribe, y que los casos importados se podrían multiplicar por este motivo". El hecho de que se haya declarado la epidemia en países como República Dominicana, donde se han registrado más de 135.000 casos sospechosos, multiplica el riesgo de que el virus se traslade a España con la población de riesgo que componen los turistas o los ciudadanos dominicanos residentes en España que pasen sus vacaciones en su país de origen. Así, la alerta médica explica que existe un riesgo de "importación del virus relacionado con la magnitud del flujo de viajeros procedentes de países en donde la transmisión es activa".

Los mosquitos tigre que la trasmiten viven en el Levante

"El problema vendría si empezara a trasmitirse dentro del país" reflexiona un médico de urgencias de Madrid, donde ya han recibido esta alerta. "Es probable que comiencen a llegar casos sospechosos a los servicios de salud, por lo que se recomienda reforzar la vigilancia de esta enfermedad", explica el escrito remitido por el subdirector de Promoción de la Salud de la Comunidad de Madrid a finales de junio pasado que ha podido leer eldiario.es. "Es muy importante estar atentos", reflexiona el médico.
Esta enfermedad, como confirma el Ministerio de Sanidad, "no es de declaración obligatoria por parte de los médicos" si se la encuentran en sus consultas. Por eso las comunidades autónomas han emitido estas alertas que sí incluyen el chikungunya entre las patologías que los sanitarios tienen que "notificar a los servicios de salud pública". Si los casos pasaran sin más protocolo que su atención clínica ordinaria, se corre el riesgo de que el virus pudiera propagarse internamente porque en España existen poblaciones de mosquito tigre, el responsable del contagio a humanos.
De hecho, l os focos donde esta especie de insecto invasora está establecida en España se distribuyen por gran parte de la costa mediterránea, desde Cataluña hasta la Región de Murcia, pasando por la Comunidad Valenciana. También se ha detectado ya en las Islas Baleares. El mosquito tigre es originario del sudeste asiático pero saltó a territorio español en 2004, concretamente en Cerdanyola del Vallès.
Los técnicos de salud pública de Asturias constatan que "la presencia de un vector competente en la costa mediterránea de España aumenta el riesgo de que se establezca la circulación del virus en estos territorios". En este sentido, el Centro Europeo para el Control y Prevención de Enfermedades ( ECDPC) explica que "el riesgo de transmisión local del virus del chikungunya en áreas de Europa donde el mosquito tigre está presente requiere alta vigilancia sobre los casos importados así como medidas preventivas en la Unión Europea y rápida notificación de los casos". "La propagación local desde un caso importado durante el verano es posible", contesta el ECDPC.
La epidemia en América demuestra la capacidad de extensión del virus mediante las picaduras de los mosquitos. El chikungunya se detectó allí en diciembre de 2013. Fueron dos casos. A finales de junio se contabilizaban 258.000 casos susceptibles. Los datos epidemiológicos indican que el brote nació en la isla de San Martín y que el mayor reservorio se ha establecido en República Dominicana. Pero la epidemia ha salido hacia Cuba, que no tenía casos registrados el 13 de junio y el 22 de ese mes ya tuvo pacientes positivos.
El salto a Centroamérica se ha producido a través de El Salvador, donde se han contado 1.200 casos, ocho de ellos por trasmisión autóctona por insectos. Los epidemiólogos explican que se ha extendido tan rápidamente porque "al ser un virus nuevo en la zona, toda la población era susceptible de desarrollar la enfermedad porque no estaban inmunizados por previos contactos". Argumento que sirve también para Europa.
El Ministerio de Sanidad ha insistido en que "si se ha estado en el Caribe y se regresa con síntomas, es importante avisar al médico de que se ha estado allí". Se teme que el chikungunya tome el puente aéreo y se quede.

Una semana de enfermedad aguda

Chikungunya es una palabra tanzana que significa "espalda doblada" y hace referencia al fuerte dolor articular que produce. La OMS contabiliza 40 países de Asia, África, Europa y América donde se ha detectado alguna vez esta fiebre. Tras la picadura del mosquito la enfermedad se presenta entre 4 y 8 días después y durar unos 3-7 días. El virus permanece unos dos meses.
No existe un tratamiento curativo para la patología del virus por lo que se trata de aliviar los síntomas con antipiréticos y analgésicos. Tampoco se ha desarrollado vacuna. El virus se contrae mediante la picadura de la hembra del mosquito tigre (Aedes albopictus) aunque también puede inocularlo el mosquito del dengue (Aedes aegypti). Ambas especies pican durante todo el periodo diurno aunque intesifican su actividad a primera hora de la mañana y al final de la tarde. Los dos pican al aire libre. No existe evidencia científica de que se pueda pasar de un humano a otro.
La OMS recomienda a las personas que viajen a zonas de riesgo que adopten precauciones básicas como "el uso de repelentes, pantalones y camisas largos o la instalación de mosquiteros en las ventanas".