El corazón reacciona dos veces ante un infarto
Un grupo de científicos españoles desvelan, que en contra de lo que se pensaba, se registran dos procesos inflamatorios diferenciados en un plazo de una semana, algo que puede ser clave para elegir los tratamientos
Hasta ahora se daba por hecho que tras un infarto,
el corazón registraba una reacción edematosa (un aumento del contenido
de células inflamatorias y de agua), una alteración que permanecía
estable durante al menos una semana y que después iba desapareciendo
lentamente. Sin embargo, científicos de Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) han demostrado que el corazón reacciona al infarto de una manera muy diferente a lo pensado hasta ahora,
un hallazgo que puede tener implicaciones clínicas muy importantes y
que puede cambiar los tratamientos que se aplican tras un infarto.
El equipo del CNIC, liderado por los cardiólogos Borja Ibáñez y Valentín Fuster, ha demostrado que el corazón sufre dos reacciones edematosas muy bien diferenciadas y separadas en el tiempo.
Los científicos han llegado a esta conclusión gracias a las
observaciones realizadas con la tecnología de imagen más avanzada. El
estudio comenzó hace más de 8 años en el Hospital Monte Sinaí de Nueva
York. Durante la realización de un proyecto experimental de imagen, el
equipo investigador puso en marcha unas nuevas secuencias de resonancia
magnética para visualizar el edema post-infarto.
Entonces observaron que esta reacción inflamatoria era diferente según el día post-infarto
en el que se hacía el estudio.«Entonces atribuimos estas diferencias a
problemas técnicos de la implementación de estas secuencias nuevas de
resonancia magnética», ya que «el dogma establecido de la reacción del
corazón tras un infarto dictaba que ésta debía ser estable durante al
menos diez días», explica el doctor Ibáñez.
Los investigadores del CNIC decidieron ignorar
los dogmas establecidos y hacer una evaluación exhaustiva de este
fenómeno. Así, en un modelo experimental muy similar al humano,
demostraron que el tejido miocárdico tiene una reacción muy exagerada
aguda, caracterizada por el desarrollo inmediato de una reacción edematosa
que hace que el tejido infartado duplique su volumen en pocos minutos.
Según el doctor Fernández-Jiménez, primer autor del trabajo, «observar
de manera directa en vivo como el miocardio infartado duplica su tamaño y
tiene una reacción edematosa tan importante te hace comprender de
manera visual el conocido daño por reperfusión», y es que «una imagen
vale más que mil palabras», agrega. Lo que más sorprendió a los
investigadores es que esta reacción inflamatoria tan aguda desaparecía en menos de 24 horas,
momento en el que ni la resonancia magnética ni la anatomía patológica
eran capaces de visualizar restos de esta reacción tan brusca y
exagerada.
Pero, lo que es más sorprendente aún, cuatro días después del infarto, el tejido cardiaco sufre una nueva reacción edematosa
que vuelve a hacerse máxima una semana después del evento. «La
intensidad de esta reacción edematosa a día 7 es tan intensa como en el
momento agudo, y por ello si no hubiesen realizado estudios de imagen en
diferentes puntos durante esta primera semana, se hubiesen perdido este
patrón bimodal y se hubiese continuado creyendo que el dogma clásico es
el correcto», destaca este médico del Hospital Clínico San Carlos.
Para Fernández-Jiménez, descubrir que hay dos reacciones diferentes y, posiblemente, de distinto origen, abre la puerta a nuevos tratamientos.
A juicio de Ibáñez, «se deberían aplicar terapias
orientadas a bloquear selectivamente una u otra reacción
edematosa/inflamatoria en momentos diferentes tras el infarto, algo
contrario a lo que se realiza hoy en día, cuando los pacientes son
tratados de manera similar durante todo el periodo post-infarto», en
línea con el desarrollo de medicina personalizada.