lunes, 15 de diciembre de 2014

Los nuevos meniscos son 3-D

Los meniscos (del griego "menískos", que quiere decir ‘lunita’) o meñiscos son fibrocartílagos en forma de semiluna que rellenan los espacios comprendidos entre superficies articulares del cuerpo humano, y estabilizan la articulación, sirviendo de "tope" para los movimientos exagerados de la misma; además absorben el impacto de choque entre las superficies articulares, aumentando la superficie de contacto. En el ser humano, los meniscos están presentes en la articulación temporomandibular, la rodilla, la acromioclavicular, la esternoclavicular, la muñeca y las costillas en su unión con las articulaciones transversas vertebrales son las articulaciones sinoviales que poseen estas piezas de “ajuste” articular. Los meniscos son importantes para la estabilidad y la funcionalidad de la articulación de la rodilla, y también absorben golpes y disminuyen el desgaste del cartílago. Cuando se rompen se bloquea total o parcialmente la rodilla, con dolor agudo o subagudo en los lados laterales de dicha rodilla.
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La nueva técnica desarrollada por el equipo de Jeremy Mao, del Centro Médico de la Universidad Columbia, en la ciudad estadounidense de Nueva York, comienza con escaneos con un escaneo mediante resonancia magnética por imágenes (MRI por sus siglas en inglés) del menisco intacto en la rodilla que no tiene daños.
MADRID (Noticias de la Ciencia). Unos científicos han ideado una forma de sustituir el revestimiento protector de la rodilla, denominado menisco, utilizando un implante personalizado, a modo de andamio, e impreso en 3D, al cual se le inyectan factores de crecimiento humanos que propician que el cuerpo regenere por sí mismo dicho revestimiento. 
 
La terapia, probada con éxito en ovejas, podría proporcionar la primera reparación efectiva y duradera de meniscos dañados, un problema que sucede en millones de personas de todo el mundo cada año y que puede llevar a complicaciones posteriores más graves.
 
En la actualidad, hay poco que los médicos puedan hacer para regenerar un menisco que ha sufrido un desgarro. Si los desgarros son pequeños, es factible coser los trozos afianzándolos de nuevo en su lugar, pero si el desgarro es grande hay que extirpar quirúrgicamente la masa dañada. Si bien su retirada ayuda a reducir el dolor y la inflamación, deja a la rodilla sin el amortiguador natural entre el fémur y la tibia, lo que aumenta grandemente el riesgo de sufrir diversas complicaciones.
 
Un menisco dañado puede ser reemplazado con un trasplante, utilizando tejido de otras partes del cuerpo o de cadáveres. El procedimiento, sin embargo, tiene un bajo índice de éxito y conlleva riesgos notables.
 
Sin embargo, la nueva técnica desarrollada por el equipo de Jeremy Mao, del Centro Médico de la Universidad Columbia, en la ciudad estadounidense de Nueva York, comienza con escaneos con un escaneo mediante resonancia magnética por imágenes (MRI por sus siglas en inglés) del menisco intacto en la rodilla que no tiene daños. 
 
 
Las imágenes obtenidas en los escaneos son convertidas después en un modelo digital en 3D. Los datos así obtenidos son utilizados entonces para dirigir una impresora 3D, que produce un andamio con la forma exacta del menisco, hasta una resolución de 10 micrones (menos del grosor de un cabello humano). El andamio, que precisa de unos 30 minutos para ser impreso, está hecho de policaprolactona, un polímero biodegradable que se usa también para hacer suturas quirúrgicas.
 
El andamio recibe una infusión de dos proteínas humanas. El equipo del Dr. Mao encontró que la liberación secuencial de estas dos proteínas atrae a células madre ya presentes en el cuerpo y las induce a formar tejido meniscal.
 
Para que un menisco se forme bien, sin embargo, las proteínas deben ser liberadas en áreas específicas del andamio y en un orden concreto. Esto se consigue encapsulando las proteínas en dos tipos de microesferas poliméricas de disolución lenta. Finalmente, el andamio enriquecido con proteínas es insertado en la rodilla. En ovejas, el menisco se regenera en un plazo de entre 4 y 6 semanas. Por último, el andamio se disuelve y es eliminado por el cuerpo.
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