sábado, 28 de febrero de 2015

Los bebés comprenden que el gesto comunicativo se integra con el habla

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En la comunicación, para que la información se transmita de manera más eficaz, los humanos utilizamos señales multimodales como el habla y los gestos. Un estudio de investigadores de las Universidad de Barcelona y la Pompeu i Fabra ha demostrado que los bebés de nueve meses comprenden que los gestos comunicativos se integran con el habla.
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El estudio se ha llevado a cabo con bebés de nueve meses de edad, ya que en esa edad los niños aún no han desarrollado la capacidad de combinar gestos con el habla. / / Milan JurekEn la comunicación humana, para que la información se transmita de manera más eficaz, los humanos utilizamos señales multimodales como el habla y los gestos. La investigación llevada a cabo en los últimos veinte años indica que el gesto y el habla están estrechamente integrados en la comunicación humana, tanto desde el punto de vista semántico y pragmático como temporal.
Los estudios de percepción del habla en bebés de pocos meses han puesto de manifiesto que los bebés tienen la capacidad de percibir la sincronización temporal entre los movimientos de los labios y el sonido correspondiente, pero hasta ahora no se había estudiado la sensibilidad temprana de los bebés a la integración del habla y otros gestos comunicativos.
Un estudio, realizado por investigadores de la Universidad Pompeu i Farbra (UPF) y la Universidad de Barcelona, busca una mayor comprensión sobre  cómo y cuando los niños empiezan a ser sensibles a la integración del gesto con el habla para producir ellos mismos estas combinaciones algunos meses más tarde.
La investigación explora la sensibilidad temprana de los niños en la coordinación entre el gesto y la parte acústicamente más prominente del discurso
Bebés de nueve meses
Los autores del estudio, publicado en la revista Infant Behavior and Development, han querido explorar la sensibilidad temprana de los niños respecto a la coordinación entre el gesto y la parte acústicamente más prominente del discurso, que los expertos en lingüística identifican con las sílabas acentuadas prosódicamente. El estudio se ha llevado a cabo con bebés de nueve meses de edad, ya que en esa edad los niños aún no han desarrollado la capacidad de combinar gestos con el habla.
El experimento se llevó a cabo utilizando material audiovisual. El equipo de investigadores enseñó a los niños a observar unos vídeos en los que una persona señalaba mientras decía una palabra, y estos dos hechos pasaban al mismo tiempo y bien integrados. Cuando los bebés se acostumbrados a este hecho y empezaban a aburrirse, de repente, y sin que ellos notaran ningún otro cambio, se les presentó algunos vídeos en los que el gesto y el habla ya no estaban integrados.
Con este procedimiento, los autores observaron que cuando se les presentaban estos otros vídeos en los que no había integración, los niños volvían a mirar las imágenes con mucho interés, por lo que los autores del trabajo hacen la siguiente valoración: "esto nos indica que con sólo nueve meses los niños son capaces de notar si una persona hace coincidir el gesto con la parte más prominente del habla, la sílaba acentuada", señalan.
Referencia bibliográfica:
Esteve-Gibert, N., Prieto, P. - Pons, F. "Nine-month-oldniños are sensitive to the temporal alignment of prosódica and gestureprominencia". Infante Behavior and Development 38, pp. 126-129 (2015).

viernes, 27 de febrero de 2015

LA NATURALEZA ARMO UN FRANKESTEIN HERMOSO

El cerebro humano es una máquina hecha con piezas recicladas

La evolución ha reutilizado capacidades surgidas en la sabana africana para adaptarse a actividades modernas como la lectura


El cerebro es capaz de reutilizar para usos modernos circuitos cerebrales surgidos por motivaciones antiguas. / MUSEO DEL NEANDERTAL.
La evolución actúa como MacGyver, un tipo capaz de construir artefactos con los que derrotar a un ejército aprovechando los adminículos que se pueden encontrar en una ferretería de pueblo. Como el agente especial que protagonizaba la serie de los ochenta, la selección natural toma las herramientas que tiene a mano y les da nuevos usos. Un ejemplo son las plumas, que funcionaban como un sistema de climatización para los dinosaurios y acabaron sirviendo para volar. Otra muestra de la forma de operar de la naturaleza son las manos humanas. Con un pulgar enfrentado al resto de dedos, permiten manejar con precisión desde puntas de lanza hasta pinceles y se consideran un paso fundamental en el proceso de humanización. Sin embargo, como mostraba un estudio reciente, nuestros ancestros tenían manos modernas mucho antes de que sus cerebros fuesen capaces de utilizarlas para crear tecnología. Es posible que aquellas herramientas resultasen ya útiles para hurgar en el tronco de los árboles en busca de comida o recolectar raíces, y después, cuando la aparición de una mente más compleja lo hizo posible, se acabasen empleando para tareas más sofisticadas.
Nuestro cerebro, como otras partes del cuerpo, también es un collage de piezas heterogéneas que resultaron útiles en algún momento de la historia evolutiva o, al menos, no fueron tan nocivas como para ser descartadas. Ese gusto por el reciclaje ha tomado un nuevo significado cuando se trata del cerebro de una especie como la humana, que a través de la cultura ha reformulado las reglas de la evolución.
En un artículo publicado esta semana en la revista Trends in Cognitive Sciences, investigadores de Dartmouth College revisan lo que se conoce sobre la materia y explican que nuestra habilidad para responder a rápidos cambios culturales es posible porque el cerebro es capaz de reutilizar para usos modernos circuitos cerebrales surgidos por motivaciones antiguas. Ese sería el caso de la lectura, una actividad que los humanos solo han practicado de forma habitual en el último siglo de sus 150.000 años de existencia como especie. “No evolucionamos para leer, pero la investigación muestra que leemos reciclando un engranaje neuronal que evolucionó para procesar caras y objetos”, afirma Carolyn Parkinson, una de las autoras del artículo.

La alfabetización aprovecha circuitos surgidos para reconocer rostros y objetos
Entre estos peculiares animales que son los Homo sapiens, inventos culturales como el lenguaje pueden incluso modificar el uso de circuitos antiguos. “Se ha observado que, a la hora de percibir rostros invertidos, como en el reflejo de un espejo, las personas analfabetas son mejores que las alfabetizadas”, señala Fernando Moya, investigador del Instituto de Neurociencias de Alicante (UMH-CSIC). Aunque esa nueva forma de percepción haga perder habilidad para reconocer caras y formas desde diferentes ángulos, algo útil en la naturaleza, “cuando nos alfabetizamos, tenemos que identificar como diferente una imagen de su reflejo, como en b y d y esa evolución social modifica nuestros circuitos”, añade. Frente a los sistemas puramente biológicos de otros animales, los humanos cuentan con la cultura como sistema de transmisión de habilidades con las que enfrentarse al mundo, y la cultura se convierte en una fuerza que también puede modificar su fisiología.

Nuestro cerebro ha evolucionado para reconocer como propio lo cercano y como ajeno lo lejano"
Carolyn Parkinson y Thalia Wheatley, la autora principal del trabajo, relatan el conocimiento acumulado sobre cómo el reciclaje de instrumentos biológicos pudo dar origen a nuestra cultura. Algunas hormonas, como la oxitocina o la vasopresina, han servido durante millones de años para regular el comportamiento reproductivo de los mamíferos, afianzando a través del placer las relaciones entre las parejas y de los padres con las crías. En los humanos y en otras especies de primates, sin embargo, estas hormonas han podido servir para fortalecer relaciones sociales y facilitar una capacidad de cooperación extraordinaria en el mundo animal. Algunos estudios han mostrado que la oxitocina, además de incentivar los cuidados maternales, reduce los recelos hacia miembros desconocidos de la misma especie en primates y favorece la colaboración entre humanos sin lazos de sangre, rasgos de comportamiento que posibilitan la creación de sociedades tan complejas como las actuales.
En este continuo proceso de reutilización de piezas y reconexión del cableado neuronal, los simios se vieron, hace unos tres millones de años, en una tesitura que puede estar en la génesis de un nuevo tipo de animal, distinto de los que hasta entonces habían luchado por su vida en la Tierra. “Se sabe que el humano tiene una plasticidad cerebral anómala”, explica Marina Mosquera, investigadora del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES) de Tarragona. Esta plasticidad puede tener su origen en la revolución que protagonizaron los homínidos cuando, debido a cambios en el clima, el bosque tropical africano en el que vivían se convirtió paulatinamente en una región de sabana. “Con esos cambios, en lugar de tener los recursos alimenticios en los mismos sitios, porque un bosque tropical es mucho más homogéneo y además no tiene estaciones, tuvieron que adaptarse y ser mucho más flexibles. Es posible que ahí esté el origen de la plasticidad que vemos hoy en los humanos”, plantea Mosquera.

Hormonas como la oxitocina facilitan la cooperación en grandes grupos humanos
Conociendo las circunstancias en las que, poco a poco, fue surgiendo la humanidad, también puede servir para tratar de explicar las limitaciones de la mente. El antropólogo británico Robin Dunbar, padre de la hipótesis del cerebro social, observó que, en primates, existía una correlación entre el tamaño del cerebro y el del grupo social en el que viven. En el caso de los humanos, que tienen un cráneo de unos 1.500 centímetros cúbicos, el límite superior para sus grupos es de 150 individuos. Esta cifra se corresponde con las dimensiones de los grupos de cazadores recolectores, con el de las comunidades agrícolas e incluso con la cantidad de amigos que realmente podemos gestionar en Facebook.

El peligro de los cambios

“Los cambios culturales son muy rápidos, y cuando la biología y la cultura no se encuentran a gusto entre sí, el choque puede ser bastante contundente”, advierte Emiliano Bruner, del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) de Burgos. “Esto vale tanto para la bioquímica de la sangre como para las capacidades cognitivas, y saber cómo funciona todo esto, debilidades y posibilidades, es fundamental para saber cómo optimizar recursos y minimizar problemas”, continúa. “Internet ha conllevado un cambio increíble en nuestra estructura social y cultural, habrá que estar atentos para no tener sorpresas desagradables”, añade.
Parkinson y Wheatley hablan también de las posibilidades que ofrece el conocimiento, implícito o explícito, de nuestros viejos botones evolutivos. Que el cerebro humano haya evolucionado en pequeñas tribus de individuos que se conocían a la perfección tiene consecuencias en un mundo donde nuestra vida diaria depende de millones de desconocidos. Cuando se quiere animar a la gente a ayudar a las víctimas de hambrunas, epidemias o desastres naturales, es más eficaz presentar a una víctima que sirva para identificar el sufrimiento que mostrar datos y razonamientos objetivos, por atroces que sean. Esta parte de la naturaleza humana explica en parte la dificultad para movilizar frente a problemas globales como el cambio climático. “Nuestro cerebro ha evolucionado con unos condicionamientos sociales que tienen mucho que ver con la tribu, con lo cercano, con lo familiar, y ahora estamos en una situación en la que el destino de la humanidad es global. Nuestro cerebro ha evolucionado para reconocer como propio lo cercano y como ajeno lo lejano, y ahora nos enfrentamos a una situación en la que el destino es igual para lo cercano y lo lejano”, resume Moya.
El mecanismo evolutivo para adaptarse mejor a las circunstancias a través del reciclaje de herramientas ya disponibles no solo ha tenido efectos secundarios desde el punto de vista social. “Cuando se habla de evolución y selección, no estamos hablando de rasgos individuales, sino de un paquete, que la selección acepta o rechaza. Genes, caracteres anatómicos, procesos fisiológicos, moléculas, son componentes que van todos enlazados. Con lo cual, si cambia una cosa, otras cambiarán como consecuencias secundarias”, recuerda Bruner. “Algunos son hasta negativos, pero no tan negativos como para rechazar otras ventajas que conllevan”, continúa.
Desde el punto de vista médico, este conocimiento sobre la evolución empuja a preguntarse “cuántas enfermedades se deben a inconvenientes de la evolución, y parece que la lista puede ser bastante larga, sobre todo para simios como nosotros que hemos desarrollado a través de la evolución un cerebro tres veces más grande de lo que sería normal para el tamaño de nuestro cuerpo”, indica Bruner. “Aumenta el volumen, el calor, los vasos sanguíneos, y las peleas por el espacio dentro del cráneo. Como resultado tenemos un cerebro muy potente, pero con una serie de problemas que pueden incluir la miopía o hasta la enfermedad de Alzheimer”, remacha.
Tras millones de años de evolución, la cultura humana ha acelerado el ritmo de transformación del entorno en el que viven los propios humanos. "La plasticidad que tenemos nos ha permitido adaptarnos relativamente bien hasta ahora, pero ya no tenemos capacidad para absorber los cambios con tanta rapidez", opina Mosquera, aunque "cuando se podría estudiar como estamos asimilando ese cambio acelerado es a partir de los últimos veinte años", añade. En las próximas décadas se podrá comprobar si la maquinaria de reciclaje evolutiva sigue funcionando sin preparar demasiadas chapuzas.


jueves, 26 de febrero de 2015

UNA JOYA DE MINISTRO QUE POCOS PAISES PUEDEN TENER



Quién es Daniel Gollán, el nuevo ministro de Salud

Es médico sanitarista y estaba a cargo de la Secretaría de Salud Comunitaria; es referente de Carta Abierta
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Otro de los cambios en el gabinete de Ministros anunciado este mediodía, más allá del desplazamiento de Jorge Capitanich y los nombramientos de Aníbal Fernández y Eduardo "Wado" de Pedro, es la asunción como titular de la cartera de Salud de Daniel Gollán, en reemplazo de Juan Manzur.
El Dr. Gollán es un médico sanitarista que desde junio del año pasado se desempeñaba como Secretario de Salud Comunitaria. Además, coordinó durante cuatro años el Programa Especial de Salud de la vieja secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva. Fue también subdirector de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) entre 2008 hasta 2010. Es, en tanto, uno de los referentes de la agrupación Carta Abierta para temas de salud.
Gollán realizó parte de sus estudios médicos en Alemania, donde vivió algunos años luego de haber sido víctima de brutales torturas durante la última dictadura militar. Entonces tenía 21 años y militaba en la Juventud Universitaria Peronista, según publicó en 2010 el diario Página/12. Durante sus años de militancia conoció al ex presidente Néstor Kirchner.
El flamante ministro de Salud desarrolló su carrera como discípulo del cardiólogo, ex ministro de Salud de la provincia de Buenos Aires y uno de los máximos símbolos de la medicina social, Floreal Ferrara, y tuvo como referente a Ramón Carrillo. De allí su inclinación hacia la medicina sanitarista..

No  tengo amistad personal con el,pero es una persona recta.
Torturado salvajemente coincidimos en el exilio en Europa,en reuniones  de "huidos".
Poca gente más íntegra y menos rencorosa.
Un aplauso a la presidenta por acepter el consejo de Jorge Taiana hijo.

miércoles, 25 de febrero de 2015

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La mirada erótica

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 Por Eva Giberti
Erotismo y mercado es un viejo truco, exitoso. En la Modernidad tardía el cine lideró el territorio con enjambres de películas inolvidables, de las antiguas y de las nuevas, pero siempre habitadas por un público mixto: hombres y mujeres querían verlas.
De repente un alud fílmico se feminizó y parecería que las Cincuenta sombras de Grey ha sido signada como predilecta por las mujeres.
Que el erotismo es cosa de mujeres se mantuvo en secreto para quienes quisieran saberlo. Era preferible ignorarlo, en todo caso se hablaba y se vivían libertades sexuales, que es otro cantar.
El erotismo es cosa de mujeres en relación consigo mismas y con quien sea su pareja en tanto y cuanto la Erótica –que es una disciplina en formación– atiende poco al placer, que se mantiene ocupado en busca de satisfacción, y se dedica al goce que profundiza las sensaciones alargándolas y postergando su final.
El erotismo compromete al Yo de quien lo habita y se desentiende elegantemente de la satisfacción instintiva, súbita y espectacular, para tensar “lo que todavía no”. Porque es preciso que se extienda el tiempo de gozar con todo el cuerpo; para lo cual espontáneamente se cierran los ojos, que es una manera de privarse del segmento visual del gozar.
En otros tiempos las películas porno no eran espectáculos para mujeres, porque eso no era para que ellas las vieran. Sin embargo, en los frisos o restos de Pompeya que aún persisten, ellas sostenían la mirada, abierta, sabiendo que se trataba también de mirar; registrar el placer o/y el goce en la cara del otro o de la otra como capítulo inevitable del erotismo.
El hecho es que, a pesar de las libertades sexuales ganadas por las mujeres, poca atención se le había dedicado a la mirada como una forma mayúscula de la transgresión: mirar lo que no ha sido hecho para que todos lo vean, así fue en la historia de la humanidad con las mujeres.
La transgresión es una variable mayúscula del goce, aquello que se opone a la descarga instintiva y orgásmica, transgrediendo la resolución final para postergarla indefinidamente hasta que todo el cuerpo registre el gozar. Cuando la espera, que es una experiencia de género (esperar la menstruación, esperar el signo de embarazo, esperar el parto, esperar la menopausia), marca el tiempo de lo que cada cual elige para sí misma; esta vez el fenómeno se popularizó y la cuestión no es sólo con una misma, sino entre todas. “Vamos a ver aquello que promete el libro de las Cincuenta sombras de Grey porque la letra no me deja ver, quiero la imagen” que Sade se había empeñado en ocultar entre los libros prohibidos en yunta con su pariente simbólico Masoch.
Intuyendo que allí, con la mirada alerta, se encontraría un segmento de la tensión que a la libertad sexual le estaba faltando; se trata de legitimar esa tensión que no tiende a resolverse ni a satisfacerse porque no es una cantidad que se alivia, sino una calidad destinada a calificar pensamientos, sentimientos, reconstruyendo las relaciones con las cosas de la cotidianidad.
Ir al cine a ver las Cincuenta sombras de Grey –no me refiero al argumento– es una sublevación contra la espera pasiva de modo que la tensión se apropia del propio deseo.
Una tensión que habla del refinamiento erótico que se obtiene en el gozar de lo que no había sido habilitado hasta ese momento en el que se disponía de libertad sexual, cercana de lo erótico pero pudiendo ser ajeno. Tensión que incluye la anticipación que cada cual incorpora si se trata de comprar una entrada y concurrir, curiosa y anhelante; allí existe una mujer gozante porque todo lo que pudo ser fantasía ahora sí, ahora puede aparecer. Porque se convocó la mirada para incluir los gestos y las acciones que el libro sólo autoriza imaginar.
Mientras ella es público puede “ver todo” como una ilusión, como en la pornografía se pretende “mostrar todo”, como una traslación de sentido, o sea la transformación en algo permitido de lo que sea “todo”, incluyendo lo prohibido.
Es el advenimiento de la mirada de la mujer, una vez desvelado y develado el velo del pudor (palabra que existe en el diccionario) y la prohibición de acceder por curiosidad al ámbito de lo público. Que no se resolvió previamente con la compra de juguetes sexuales y concurrencia a los pornoshops, recorridas que si bien son actuales no están en lo habitual de las compras de las mujeres.
Develación que no queda a cargo del varón que podría describir (algunos de ellos) prácticas escasamente conocidas por la población en general, sino del público femenino que se decidió a insertar la legitimidad de su mirada logrando saberes y conocimientos. Y registro autorizado de la propia erogeneidad que sólo suponía en sus fantasías.
A diferencia del porno, irremediablemente repetitivo, el encuentro con una película que ofrece el suspenso del erotismo mediante la mirada posiciona a quienes quieran verla en un encuentro eminentemente erótico, pero no por lo que la película le muestra y le cuenta, carente de novedad, sino por la decisión de ser público, introduciéndose en los intersticios de la erogeneidad. Que siempre anuncia “lo que está por venir”, que se posterga y que “algo” que está por llegar puede cambiar y convertirse en otra cosa, donde lo inesperado es la clave. Lo inesperado de un film que no se rescata por su argumento ni su producción, sino por sus efectos: lo inesperado de un juego erótico más refinado, con un compromiso erótico personal que las turbulencias porno no ofrecen.
La aparición de “otra cosa” que no sea el orgasmo conocido, lo inesperado del goce en la intimidad silenciosa de una sala que autoriza que la propia mirada sea pública para recibir lo no sabido que no proviene sólo de la pantalla, está inscripto en el deseo de quien compró la entrada.
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martes, 24 de febrero de 2015

Pura Muñoz-Cánoves: "El envejecimiento no es gradual; llega de repente"

La investigadora de la Universitat Pompeu Fabra ha descubierto que hay una edad a partir de la cual los músculos dejan de regenerarse

Vanguardia de la Ciencia | 22/02/2015 - 01:31h | Última actualización: 22/02/2015 - 02:30h
Pura Muñoz-Cánoves:
Muñoz-Cánoves, ante el Parc de Recerca Biomèdica de Barcelona, donde se encuentra su laboratorio Xavier Gómez
Biografía exprés
  • Miramar (Valencia), 1965

    - Investigadora Icrea en la Universitat Pompeu Fabra desde el 2009

    - Licenciada en Farmacia por la Universitat de València

    - Hizo el doctorado en la Clínica Scripps de San Diego (1996-90) y fue investigadora posdoctoral en la Universidad de California en San Diego (1990-94)

    - Trabajó en el Institut de Recerca Oncològica en Bellvitge (1994-2002) y en el Centre de Regulació Genòmica en Barcelona (2002-2009)

    - Este año ha ganado el premio Ciutat de Barcelona de Ciencias de la Vida
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"Hubo un momento en que no sabíamos qué dirección tomar. Teníamos unos datos que no entendíamos. Teníamos trabajo en otras investigaciones, dejamos unos meses el proyecto en barbecho", recuerda Pura Muñoz-Cánoves, investigadora de la Universitat Pompeu Fabra, quien destaca que en el equipo también tuvieron un papel importante Pedro Sousa-Víctor, Eusebio Perdiguero y Antonio Serrano. "Estuvimos unos cinco meses parados. Y después, cuando por fin comprendimos qué ocurría, pensamos: ¿pero cómo nadie ha visto esto antes, si está a la vista de todo el mundo? No lo habíamos visto porque iba contra el dogma, contra lo que todos pensábamos".

Volvamos al principio. ¿Qué datos no entendían?
Estábamos estudiando el envejecimiento. Concretamente, el envejecimiento de los músculos en ratones. Es una línea de investigación en la que hemos trabajado en los últimos seis años.

¿Por qué en los músculos?
Porque los músculos son muy importantes en el envejecimiento. Cuando nos hacemos mayores, perdemos masa muscular y nos volvemos más frágiles.

¿Y qué vieron en los experimentos con ratones?
Eran ratones de más de 20 meses, lo que equivale a unos 60 años para una persona. Vimos que unos tenían capacidad de regenerar sus músculos y otros no. Pero no sabíamos por qué.

¿Tenían alguna hipótesis?
Miramos qué ocurría en función de la edad. Entre los 20 y 24 meses, la mayoría regeneraban bien sus músculos. Entre los mayores de 28 meses, que corresponden a unos 80 años en personas, ninguno mantenía la capacidad de regeneración muscular.

Por lo tanto, a mayor edad, menos regeneración.
No es tan simple. Pensábamos que el envejecimiento era un proceso gradual. Por lo tanto, esperábamos que la capacidad de regenerar los músculos se perdiera progresivamente. Pero lo que veíamos no era una pérdida progresiva, sino que unos ratones tenían esta capacidad y otros no.

¿Qué hicieron entonces?
Comparamos qué genes estaban activos entre los ratones que mantenían su capacidad de regeneración y los que la habían perdido.

¿Y la respuesta fue?
p16.

¿Qué significa p16?
Es una proteína que frena la división de las células. Se ha estudiado principalmente por su acción contra el cáncer. Estaba presente en las células madre musculares de los ratones que habían perdido la capacidad de regeneración; y ausente en los ratones que aún la mantenían. En cuanto nos dimos cuenta de esto, lo entendimos todo.

¿Qué es lo que entendieron?
Que el envejecimiento de los músculos no es un proceso gradual como pensábamos. Llega de repente cuando se activa la proteína p16. Fue entonces cuando nos dijimos: "Pero ¿cómo no habíamos pensado en esto antes?".

¿Por qué decía que está a la vista de todo el mundo?
Porque todos hemos visto a personas mayores que van cumpliendo años y están bien hasta que de pronto decaen de forma muy rápida. Y, cuando una se para a pensarlo, hasta es lógico. Las células, en las que todo está interconectado, van resistiendo hasta que llegan a un punto de ruptura en que el sistema se colapsa. Es como en un coche viejo.

¿Por lo tanto, lo que han descubierto en músculos se puede extrapolar a otros tejidos?
No lo hemos estudiado, pero pienso que sí. Un grupo de investigación de Estados Unidos ha encontrado que la p16 está relacionada con el envejecimiento del tejido graso y de tejidos del ojo.

¿Se puede prevenir o retrasar la aparición de p16?
Pienso que practicar actividad física o tener una dieta saludable tal vez pueda retrasarlo, pero es algo que hay que investigar más a fondo.

¿Cuando se llega al punto de ruptura, es irreversible?
Esperamos que no. Hemos observado que, si se eliminan las células que producen la proteína p16, el tejido muscular rejuvenece. Es decir, recupera su capacidad de regenerarse.

Pero si la p16 protege del cáncer, ¿no es arriesgado retirarla?
Lo sería si la elimináramos de manera permanente. Pero en los experimentos en que la hemos retirado de manera transitoria, hemos restaurado la capacidad de regenerar el músculo sin que ningún ratón haya enfermado.

¿Para quién cree que sería útil este tratamiento?
Sobre todo para personas mayores que han sufrido una caída o que corren riesgo de caerse. En estos casos, la capacidad de regenerar la masa muscular es muy importante para mantener la calidad de vida.


Leer más: http://www.lavanguardia.com/vanguardia-de-la-ciencia/20150222/54427490163/pura-munoz-canoves-envejecimiento-no-gradual-llega-repente.html#ixzz3SgKAXFZB
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