miércoles, 1 de abril de 2015

NO DISCUTA CON LA MADAMA

La prostituta jurista contra la Ley

Laura lleva 20 años ejerciendo la prostitución. Ahora, está licenciada en Derecho emprende un desafío legal sin precedentes: anular la ley que penalizará en Irlanda del Norte a quienes paguen por sexo
Foto: Laura Lee, de 37 años, lleva dos décadas ejerciendo como trabajadora sexual.
Laura Lee, de 37 años, lleva dos décadas ejerciendo como trabajadora sexual.
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 Londres
Con la prostitución, ¿quién comete el delito? ¿Los que pagan o los que venden? Laura Lee conoce bien el negocio. Lleva dos décadas ejerciendo como trabajadora sexual. Tiene 37 años, una hija de 14 y pareja estable. Y ahora ha acaparado todos los titulares al emprender un desafío legal sin precedentes. Se ha propuesto anular la nueva ley que, a partir del 1 de junio, convertirá a Irlanda del Norte en la primera región del Reino Unido donde se penalizará a todos aquellos que paguen por sexo. La asamblea de Belfast sigue así los pasos de Suecia y otros países nórdicos.
Lee es contundente: “Si se aplica el mismo modelo, el Estado tendrá las manos manchadas de sangre”. Un equipo de abogados se ha puesto a su disposición, activistas de ambos lados del Atlántico le han mostrado su apoyo y están recogiendo dinero a través de crowdfunding porque están dispuestos a llegar hasta la Corte de Estrasburgo si fuera necesario.
La ley de tráfico y explotación humana –que contiene la polémica cláusula seis– fue promovida por Lord Morrow –del Partido Democrático Unionista (DUP)– y aprobada con el apoyo de todas las formaciones, a finales del año pasado.
“Lo único que van a conseguir es incrementar la violencia y que los trabajadores seamos menos propensos a denunciar crímenes a la policía. En definitiva, la industria va estar aún más estigmatizada”, explica a El Confidencial. “Lo que me parece increíble es que se haya empezado esta cruzada moral cuando toda evidencia muestra que la despenalización es la única manera de mejorar el bienestar de quienes trabajamos en esta industria”, añade.
¿Es hora de regular la prostitución en el Reino Unido? El debate está encima de la mesa. Pero ¿cuántos la ejercen libremente y cuántos son forzados por el control de las mafias? Ahí está la clave.
La ONG Ruhama, con base en Dublín, ayuda a prostitutas desde 1989 y considera que penalizar la compra de sexo tendría un efecto disuasorio importante. “Vemos el daño hecho por la prostitución y sabemos que los beneficios no van a las mujeres que trabajan, sino a las bandas criminales”, señala Gerardine Rowley.
Por su parte, Julie Bindel, activista y fundadora de Justice for Women, asume que “por supuesto que hay hombres y mujeres que optan por entrar en el comercio sexual y están dispuestos a permanecer por mucho tiempo”. Pero matiza que “las leyes no se pueden basar en las experiencias de una minoría”. “La ley de Irlanda del Norte que hace frente a la demanda, reduce el mercado y, por lo tanto, reduce la violencia y el daño tan inherente a este sector. Ninguna de las mujeres que trabajan en Suecia ha sido asesinada y, sin embargo, en los países donde está legalizada la industria del sexo, como Alemania y los Países Bajos, ha habido un número significativo de víctimas mortales”, apunta.
Sin embargo, Lee, que conoce de primera mano la realidad de Irlanda del Norte, asegura que justificar la nueva normativa apoyándose en el tráfico humano es una absoluta “farsa”. “Aquí es como si se viviera 40 o 50 años por detrás. Es una sociedad aún sumamente tradicionalista con partidos políticos arraigados a creencias cristianas. Quieren hacer lo que sea para acabar con la prostitución y punto. Pero que no se escuden en lo que no es. En el último año, no ha habido ni un solo caso de mafias que traficaban con mujeres, pero sí se han registrado 70 casos de violencia y desde 1990, 149 personas han sido asesinadas”, explica.
Policía en Ipswich, Suffolk, donde un hombre asesinó a cinco prostitutas (Reuters).
Policía en Ipswich, Suffolk, donde un hombre asesinó a cinco prostitutas (Reuters).

Madres que ejercen en casa

Según las últimas cifras oficiales, en Irlanda del Norte –cuya población es de 1,8 millones– hay alrededor de 20 trabajadores sexuales que ejercen en la calle y unos 300 que están en locales o viviendas privadas. La investigación encargada por el departamento de Justicia reveló que sólo el 2% de las personas dedicadas a esta industria están a favor del llamado “modelo sueco”, el 61% teme que vayan a estar menos seguros y el 85% está convencido de que no va a reducir el tráfico sexual.
Según Lee, la mayoría de las personas que se dedican a esto lo hacen de manera independiente y el 70% son madres solteras intentando sacar adelante a sus hijos. “Nadie tendría que tener el poder de quitarles esa opción. Belfast es una ciudad, pero realmente tiene un ambiente de pueblo. Todo el mundo se conoce. Hay muchas madres que ejercen la prostitución en su casa cuando el niño está en el colegio porque no tienen recursos, pero si ahora los clientes tienen miedo de acabar con una ficha policial dejarán de visitarlas y ellas se quedarán sin dinero”, explica.
Aunque Lee vive en Glasgow desde 2003, viaja constantemente a Dublín y Belfast para ver a sus clientes. “Allí siempre hay mucho movimiento. Ya tengo mis clientes regulares. El hecho de que sea irlandesa les gusta y tengo que decir que la mayor parte del tiempo disfruto con mi trabajo”, dice.

“Nunca habrá una sociedad sin prostitución”

Se niega a revelar lo que cobra por cada servicio, pero asegura que puede compatibilizarlo con sus estudios y llevar un nivel de vida normal. Ya tiene la carrera de Derecho y ahora está a punto de finalizar Psicología. En el futuro, le gustaría trabajar ayudando a prostitutas. “La prostitución no puede ser erradicada. Nunca ha habido ni nunca habrá una sociedad sin personas que vendan sexo. Y una vez que se haya aceptado esto, las prioridades deben cambiar. La atención debe centrarse en mantener la seguridad de aquellos que trabajan voluntariamente en el negocio y ofrecer apoyo real a los que quieren salir”, añade.
Su modelo a seguir, sin duda, sería el de Nueva Zelanda. La prostitución se legalizó en 2003 y desde entonces, la violencia y enfermedades de transmisión sexual han disminuido considerablemente. Por otra parte, no existen prostíbulos en cada esquina, como se temía antes de aprobar la ley.
Aunque Lee se muestra muy discreta con su vida personal –no quiere hablar de nada relacionado con su actual pareja–, insiste en que su hija la apoya en la batalla legal que está a punto de comenzar y que incluso algunas veces la acompaña a manifestaciones. “Lógicamente es difícil explicar a tu hija a lo que te dedicas. Y ahora que soy una persona que aparece en los periódicos, más aún, pero en el colegio se están portando genial. Yo hablo mucho con ella. Empecé contándoselo poco a poco hace años. Primero le dije que acompañaba a gente que estaba sola…. Es difícil. Y es un proceso muy largo. Pero sobre todo le decía que no era nada malo ni tampoco nada ilegal”, matiza.
Con la legislación actual, está prohibido vender sexo, pero las prostitutas pueden ejercer su profesión en apartamentos o habitaciones de hotel siempre y cuando puedan demostrar que actúan de manera independiente, como hace Lee.
Una instalación sobre las trabajadoras sexuales en la National Gallery de Londres (Reuters).
Una instalación sobre las trabajadoras sexuales en la National Gallery de Londres (Reuters).
Con la nueva normativa, se permitirá, a partir de junio, ejercer la prostitución en la calle. Pero, tal y como dice Lee, es otra “pantomima” porque se prohíbe ir de dos en dos o regentar burdeles. “Esta es otra de las cosas por las que voy a luchar en los juzgados: es primordial que podamos trabajar en grupo para erradicar la violencia. Si el cliente sabe que tienes dinero y estás sola y no puedes llamar a nadie estás perdida. Si por el contrario, hay tres chicas en un apartamento y una escucha a otra gritar puede llamar a la policía”, señala.
En Suecia –donde la prostitución es considerada como un aspecto de violencia masculina contra mujeres, niñas y niños– se aprobó la polémica legislación en 1999. Por un lado, penaliza la compra de servicios sexuales y por otro, despenaliza la venta de dichos servicios. El modelo fue seguido por Noruega e Islandia.
De acuerdo con la investigación de 2010 del Gobierno sueco, la normativa ha reducido a la mitad la prostitución callejera, mientras que el número de hombres que pagan por sexo se redujo de 12,7% en 1996 al 7,6% en 2008. La ley también ha cambiado la opinión de la sociedad sobre la compra de sexo: en 1996, el 45% de mujeres y 20% de los hombres apoyaban criminalizar la compra de sexo. En 2008, los porcentajes han crecido hasta el 79% y 60% respectivamente.

“Estoy aquí por el dinero, es mi elección”

Sin embargo, los grupos por los derechos de los trabajadores del sexo argumentan que el modelo nórdico ha sido un experimento fallido que ha incrementado aún más el estigma. Dichas organizaciones apuntan a un informe de la Comisión de Derecho sobre VIH de la ONU que establece que “desde su promulgación en 1999, la ley no ha mejorado –de hecho, ha empeorado– la vida de los trabajadores”, y si bien el trabajo de calle se ha reducido a la mitad, el comercio sexual se mantiene en niveles preley.
Con todo, el modelo sueco se está debatiendo en Francia y Canadá y muchas organizaciones están presionando para que también se imponga en la república de Irlanda y en el resto del Reino Unido, donde se estima que hay alrededor de 80.000 personas dedicadas a la prostitución.
A pocos kilómetros de distancia de los pasillos de Westminster, en un piso en Soho, Ana, de Rumanía, se opone ferozmente a la campaña. Lleva trabajando como prostituta desde los 20 años. Ahora tiene 26. “Quién va a decirme lo que tengo que hacer? Estoy aquí por el dinero, es mi elección”, señala. Admite que los clientes a veces son violentos y reconoce que no es fácil trabajar en el negocio, “pero si dos personas adultas llegan a un acuerdo económico, el resto no se debe meter”.
La cuestión es si en la habitación de al lado de Ana hay otra chica, quizá de también de Rumanía, que es obligada a ser una esclava sexual. ¿Protegería a esta última la nueva ley de Irlanda del Norte?

El título de esta nota  es el de un cartel que estaba en la entrada de un quilombo en el barrio del Cerro de Montevideo,del que era visitante en mi juventud con los botijas de la murga carnavalera,"Las pelotas no son de trapo"

El remedio medieval que "destruye" superbacterias

El Bald's Leechbook es uno de los libros médicos más antiguos conocidos.
Un tratamiento con mil años de antigüedad para infecciones oculares podría ser la clave para acabar con las superbacterias resistentes a antibióticos, según expertos de la Universidad de Nottingham, en Reino Unido.
Los científicos recrearon un remedio anglosajón del siglo X que contiene cebolla, ajo, vino y una parte de estómago de vaca.
Cuando vieron que el remedio acababa casi por completo con el estafilococo dorado resistente a la meticilina (SARM), se quedaron "asombrados".
El remedio está incluido en el Bald's Leechbook, un antiguo manuscrito anglosajón con instrucciones sobre tratamientos y bálsamos que se conserva en la Biblioteca Británica.
Se trata de uno de los primeros ejemplos de lo que puede llamarse un "libro medicinal", explicó Tom Feilden, editor científico del programa Today de la BBC.
La experta en cultura anglosajona Christina Lee, de la Universidad de Nottingham, tradujo la receta de un "bálsamo para los ojos" hecho con ajo, cebolla o puerros, vino y bilis de vaca.
"Elegimos esta receta porque contiene ingredientes, como el ajo, que está siendo investigado por científicos en la actualidad por su potencial efectividad en el tratamiento antibiótico", explicó Lee, que fue la que tuvo la idea de probar el remedio científicamente.
"Algunas palabras eran ambiguas y tuvimos que pensar bien a qué ingredientes se referían", relató Freya Harrison, investigadora de la Escuela de Ciencias de la Vida de la misma universidad.
"La reconstruimos lo más fielmente que pudimos", afirmó Harrison.

"Pasmados"Bald's Leechbook

La receta describe una forma muy específica de obtener la solución, que incluye la utilización de una vasija de metal para infusionar la mezcla, que hay que dejar reposar durante nueve días.
El ajo es uno de los ingredientes de la mezcla, a partes iguales con la cebolla.
Los investigadores probaron todos los ingredientes frescos de forma individual, así como el remedio en su conjunto y una solución de control sin los vegetales.
El remedió logró terminar con hasta un 90% de las bacterias.
Harrison dijo que el equipo esperaba que el bálsamo mostrara "cierta actividad antibiótica".
"Pero nos quedamos pasmados al ver la efectividad de la combinación de ingredientes", afirmó.
La mezcla se probó en cultivos de laboratorio de estafilococo dorado, tanto en heridas sintéticas producidas por los científicos como en heridas reales infectadas en ratones.
Al combinar todos los ingredientes, solo una célula bacteriana de cada mil logró sobrevivir.
La investigación la lideran científicos de la Universidad de Nottingham.
Los científicos luego diluyeron la mezcla para probarla en menores cantidades, dado que es difícil saber qué porcentaje del remedio alcanzaría a las bacterias en una infección real en una persona.
Concluyeron que, aun cuando el remedio está tan diluido que es incapaz de matar al estafilococo dorado, una bacteria que produce infecciones en la piel y en la sangre, este logra interferir en la comunicación celular bacteriana.
Se trata de una "conclusión clave", según los científicos, ya que las células tienen que comunicarse para activar los genes que les permiten dañar los tejidos infectados.
Los microbiólogos creen que bloquear este comportamiento sería una forma alternativa de tratar infecciones.

Un viñedo antiguo

Para confirmar los resultados los científicos llevaron a cabo otro experimento.
Las infecciones artificiales que crearon estaban formadas por conjuntos densos de células unidas en una cubierta pegadiza, denominada científicamente biofilm, que dificulta la acción de los antibióticos en la infección.
"Pero al contrario que muchos antibióticos modernos, este remedio puede romper estas defensas", dijo Harrison.
La doctora Kendra Rumbaugh llevó a cabo el experimento en heridas infectadas en ratones en la Universidad Tech de Texas, en Estados Unidos.
"Sabemos que las heridas provocadas por este tipo de bacterias son muy difíciles de tratar en humanos y en ratones. No hemos probado ningún antibiótico o terapia experimental que sea completamente efectivo", explicó Rumbaugh.
"Pero este remedio antiguo lo hizo tan bien, o mejor, que los antibióticos convencionales que utilizamos", añadió.
Las conclusiones del equipo se presentarán en la próxima Conferencia Anual de la Sociedad de Microbiología General, en Birmingham.
"Parece que los médicos anglosajones pusieron en práctica algo bastante cercano a los métodos científicos modernos, con su énfasis en la observación y en la experimentación", dice Tom Feilden de la BBC.

                         El manuscrito se conserva en la Biblioteca Británica, en Londres.
"El Bald's Leechbook podría contener lecciones importantes para nuestra batalla actual contra la resistencia a antibióticos", agrega.
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Receta del bálsamo para los ojos de Bald

Se mezcla una cantidad similar de ajo con cebolla o puerro, cortados finamente y aplastados con un mortero durante dos minutos.
Los científicos utilizaron vino inglés de un viñedo de Glastonbury que ya existía en el siglo IX para intentar replicar la receta de la forma más fiel.
Posteriormente se disuelven sales bovinas en agua destilada y la mezcla se mantiene fría durante nueve días a una temperatura de cuatro grados.