lunes, 29 de junio de 2015

Cómo evolucionaron las capacidades visoespaciales en el género humano

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Un paleoneurólogo del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana compara en dos estudios la evolución de las capacidades visual y espacial de humanos modernos y neandertales. Entre los resultados destaca el hecho de que los neandertales no ampliaron las áreas parietales dedicadas a estas funciones, como lo hicieron los humanos modernos. Además, las marcas en sus dientes denotan el uso habitual de la boca para manipular objetos con mayor frecuencia que cualquier población de Homo sapiens.
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Una niña observa una reproducción de un neandertal. / Neanderthal Museum
El investigador Emiliano Bruner, responsable del grupo de Paleoneurología del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) ha publicado recientemente dos artículos sobre la evolución de las capacidades de integración visual y espacial en el género Homo y sus diferencias entre los humanos modernos y los neandertales.
El trabajo pone en evidencia el papel de las funciones visoespaciales en la gestión de la relación entre cerebro, cuerpo y objetos
Bruner, que cuenta con la participación de Atsushi Iriki del Riken Brain Institute de Tokio (Japón), revisa en Quaternary International la importancia de la evolución de las áreas parietales en los homínidos que radica en que estas áreas representan un nudo crucial para todas las funciones visoespaciales. Estas permiten integrar el cuerpo con el espacio y con los objetos, “incluyendo procesos a pequeña escala, como la manipulación, o a una escala más amplía, como la orientación”, señala el investigador.
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Emiliano Bruner (izquierda), Atsushi Iriki y Marina Lozano. / CENIEH
Al integrar antropología, paleontología, primatología y neurociencias, el trabajo pone en evidencia el papel de las funciones visoespaciales (capacidad para representar, analizar y manipular un objeto mentalmente) en la gestión de la relación entre cerebro, cuerpo y objetos.
“Los cambios en estas funciones podrían haber aumentado el nivel de integración entre nuestro cerebro y el ambiente externo, ampliando nuestras capacidades cognitivas, al disponer de elementos e informaciones del ambiente exterior, y no solo de los recursos de nuestro sistema nervioso”, explica Bruner.
La boca, la tercera mano de los neandertales
Las marcas en los dientes denotan el uso habitual de la boca para manipular objetos, con un grado mucho mayor que cualquier población de Homo sapiens
El investigador también publica otro estudio sobre las capacidades de integración visoespacial de neandertales y humanos modernos publicado en la revista Journal of Anthropological Sciences. En concreto es la segunda parte de una serie de comentarios científicos acerca de unos posibles límites en la integración entre cerebro, cuerpo y cultura material en los neandertales.
“Las poblaciones neandertales no presentan una ampliación de las áreas parietales dedicadas a la integración visoespacial parecida a los humanos modernos, y al mismo tiempo muestran marcas en los dientes que denotan el uso habitual de la boca para manipular objetos, con una frecuencia y un grado mucho mayor que cualquier población de Homo sapiens”, afirma Bruner.
Con esta hipótesis, Emiliano Bruner y la investigadora del IPHES de Tarragona Marina Lozano se cuestionan si el uso tan frecuente de los dientes, que podría considerarse “arriesgado” dada su importancia en la alimentación, pudo haber sido consecuencia de una capacidad de integración entre ojo y mano –compensada con la ayuda de la boca–, y entre cerebro y objeto menos especializada que en nuestra especie.

La artrosis, más que una enfermedad

Un gallego impulsa en la comunidad médica internacional el cambio de definición de la patología para mejorar su diagnóstico y tratamiento
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Infarto de miocardio, cardiopatía isquémica, insuficiencia cardíaca, miocardiopatía, arritmias... Todas son enfermedades con nombre, cada una con características propias y tratamiento específico, porque aunque todas acaben afectando al mismo órgano no existe la enfermedad del corazón en genérico. Y lo mismo ocurre con la artrosis, uno de las patologías reumáticas más incapacitantes. Todas acaban desgastando las articulaciones, el órgano común, pero el proceso afecta de distinta forma a cada uno de sus distintos tejidos. Cada afección debería considerarse como una enfermedad propia. Esta realidad, sin embargo, no se ha tenido en cuenta hasta el momento en la práctica médica, lo que impide un abordaje más completo.
La situación está a punto de cambiar con la nueva definición de la artrosis que acaba de proponer la Sociedad Internacional para la Investigación de la Artrosis (Oarsi) en un artículo publicado en OsteoArthritis and Cartilage, del que es coautor el gallego Francisco Blanco, responsable del Grupo de Investigación de Enfermedades Reumatológicas del Chuac y director del Instituto de Investigación Biomédica de A Coruña (Inibic), además de secretario general de la institución mundial.
«El nombre se mantiene, pero cambia la definición. Ya no es una enfermedad degenerativa causada por el deterioro del cartílago, sino una patología que engloba un conjunto de enfermedades diferentes», explica Blanco. El cambio no es anecdótico, sino que tanto este aspecto como otros que se recogen en el artículo suponen un nuevo abordaje para el manejo, tratamiento y diagnóstico de la artrosis que debería tenerse en cuenta en la práctica clínica. «Lo que se busca -apunta el reumatólogo- es actualizar el conocimiento de la enfermedad para que toda la población médica trabaje siempre igual y de forma coordinada en beneficio del paciente. Es un antes y un después y esperamos que abra nuevas posibilidades para mejorar el diagnóstico y el tratamiento».
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Diagnóstico molecular
Los especialistas tendrán que tener en cuenta ahora que el daño en el órgano (la articulación) puede aparecer porque existe un problema en cualquiera de sus tejidos (cartílago, ligamento, músculo, hueso...) que al final acaba originando un daño orgánico que se deriva en la pérdida de movilidad y calidad de vida.
También resulta importante el hecho de que la artrosis quedará clasificada a partir de ahora en tres niveles con su correspondiente definición: molecular, anatómico y clínico. El primero supone un enfoque a tener en cuenta porque incide en la importancia del diagnóstico precoz a partir de marcadores moleculares que alertan del inicio de la enfermedad muchos años antes de que se produzca. El desgaste de las articulaciones puede ocurrir incluso veinte años antes de que se manifieste el daño físico y deja su huella en la liberación de una serie de proteínas (hasta el momento se han identificado cinco) que advierten del riesgo futuro. De momento ya se han definido cinco proteínas que se pueden detectar con un simple análisis de sangre. Esta prueba está disponible en algunos hospitales, como el de A Coruña, aunque no en los centros médicos. «La idea es que en el futuro forme parte de la rutina clínica», señala el director del Inibic. Tampoco sería necesaria extenderla a todo el mundo, sino a poblaciones de riesgo como obesos, deportistas o personas con antecedentes traumáticos. El enfoque molecular también se espera que tenga incidencia en el tratamiento, en la búsqueda de fármacos que no solo frenen del dolor, sino que frenen el daño.
En la definición anatómica de la artrosis la novedad más importante es que se incorpora y aconseja el uso de la resonancia magnética (la radiografía ya está incluida) para detectar el daño estructural y metabólico producido en las fases precoces. Por último, en la clasificación clínica también se tiene en cuenta el sufrimiento del paciente. Entra en juego la subjetividad.

El médico promotor del movimiento antivacunas se suicida

Jeff Bradstreet ha sido hallado esta semana en un río de Carolina del Norte con un disparo en el pecho

El médico promotor del movimiento antivacunas se suicida
Jeff Bradstreet, promotor del movimiento antivacunas.
El doctor norteamericano Jeff Bradstreet, promotor del movimientoantivacunas, ha sido hallado muerto esta semana en Carolina del Norte (EE.UU.), según ha informado Associated Press.
Un pescador encontró su cuerpo el pasado 19 de junio en el Rocky Broad River, enCarolina del Norte.El cuerpo presentaba un disparo en el pecho, y las autoridades locales, que encontraron una pistola, sospechan que habría sido un suicidio.
El suceso cobra en España especial relevancia en un momento en quela muerte por difteria este sábado del pequeño de 6 años de Olot, al que sus padres no habían vacunado ha reavivado el debate sobre la necesidad de las vacunaciones. El pequeño no pudo superar las complicaciones provocadas por el efecto de la toxina de la enfermedad en sus órganos.
Bradstreet inició un movimiento antivacunas global. Su hijo esautista y él lo achacaba a una vacuna que se le administró al pequeño cuando este tenía tan solo 15 meses. Tras este suceso, llevó a cabo diversas investigaciones e incluso llegó a publicar un artículo en el que aseguraba que las vacunas producían este trastorno.
La comunidad médica estadounidense se había manifestado en contra de sus afirmaciones. Pese a todo, su mujer ha creado una web con su nombre donde agradece a toda la comunidad autista el apoyo que han mostrado por su marido, al que califica de un "gran visionario del autismo".