sábado, 30 de abril de 2016

¿Puede el cerebro ser ‘justo’ ante la ley?

La neurología, la psiquiatría, la psicología y las neurociencias cognitivas, entre otras, intentan entender el funcionamiento del cerebro en la esfera legalOtros

Un fotograma de 'Doce hombres sin piedad'.
Cuando en el comienzo de la película se ve a los doce hombres alrededor de una mesa, algunos inquietos o apurados, otros desconcentrados o con angustia, lo que está por suceder es un veredicto que absuelva o mande a la silla eléctrica a un joven acusado de matar a su padre. Así se desenvuelve la votación preliminar que deberá ser unánime y funcionará como el punto de inicio del conflicto que atravesará todo el film: once votan que es culpable, pero uno, tan solo uno, que no. Cuando con fastidio algunos le preguntan por qué, él solo atina a responder: “Tenemos que hablar”. “La duda razonable es imprescindible”, podría haber agregado el personaje de Henry Fonda en Doce hombres sin piedad. Por eso cuando le vuelven a preguntar sobre la culpabilidad o inocencia del muchacho, él dice con seguridad: “No lo sé”.
Más allá del desarrollo de las instituciones, los estudios y redacción de leyes, debemos recordarnos que tanto jueces, como abogados, testigos e imputados son personas con sus memorias, decisiones, emociones y razonamientos humanos. Es por eso que aquellos avances ligados al estudio de la mente necesariamente tienen un impacto en la reflexión y administración del derecho en la sociedad. Así, las neurociencias modernas han dado lugar a nuevas preguntas, impensadas hace unos años atrás en el ámbito de la ley, del tipo: ¿nuestros actos son automáticos o voluntarios? ¿Existe el libre albedrío y la responsabilidad personal? ¿Podemos comprender la impulsividad, la adicción y el cerebro en desarrollo? ¿Interviene en las acusaciones, los testimonios e, inclusive, en los veredictos el sesgo o prejuicio racial? ¿Se puede mediante imágenes cerebrales distinguir la verdad de la mentira?
Un claro ejemplo de esto es la creación del Centro de Derecho, Cerebro y Comportamiento en el prestigioso Hospital General de Massachusetts de la Universidad de Harvard. Este centro reúne a expertos en el campo de la ley, la neurología, la psiquiatría, la psicología y las neurociencias cognitivas, entre otros, con el fin de hacer una traducción científica adecuada de los avances en el estudio del cerebro a la esfera legal.
Los seres humanos tendemos a pensarnos como seres racionales. Sin embargo, en nuestra conducta diaria hay una gran cantidad de sesgos y aspectos emocionales que se apartan de lo que sería una decisión racional. Veamos un ejemplo. Un estudio analizó las sentencias de ocho experimentados jueces israelíes que durante diez meses debían decidir sobre otorgar o no la libertad condicional a 1112 personas presas. El ritmo de trabajo era agobiante, ya que debían decidir por día alrededor de 35 casos. Los resultados de esta investigación demostraron que había un 65% más de probabilidades de que concedieran la libertad condicional si tenían que decidir el caso después del almuerzo y un 0% al final del día. Tomar decisiones es un trabajo mental que requiere de gran cantidad de recursos cognitivos, mayormente localizados en la corteza prefrontal, área clave en la toma de decisiones. Estos recursos tienen una capacidad limitada que se recupera con tiempos de descanso y una alimentación adecuada. En este estudio, el agotamiento de recursos influyó en que los jueces decidieran acudiendo a sus sesgos o cansancio en el final de la jornada. El sistema judicial intenta ser racional y equilibrado, por eso resulta bastante perturbador pensar que pueda ser condicionado por el funcionamiento automático de las decisiones humanas.

En un conocido experimento se les presentó a diferentes grupos de personas el mismo video de un accidente automovilístico y se les pidió que estimaran la velocidad que llevaban los autos al momento del impacto. Los participantes tendían a recordar que iban a mayor velocidad cuando en la pregunta se usaba verbos como “embistieron” y mucho menos velocidad cuando se usaba verbos como “entraron en contacto”. Lo que es más sorprendente es que cuando se les preguntaba si habían visto vidrios rotos, el doble de personas contestaba que sí cuando se usaba un verbo más intenso en comparación a cuando se usaba uno más atenuado. Estos resultados demostraron que el modo en que se realizan las preguntas (incluso ciertas afirmaciones) durante un interrogatorio puede influir sobre la manera en la cual recordamos un evento. Este experimento evidencia lo maleable que pueden ser nuestros recuerdos por la sugestión.
Décadas de investigación en neurociencias han dado evidencia de que la memoria es reconstructiva, es decir, los recuerdos no permanecen inalterables y se pueden modificar: en parte son construcciones que reflejan cómo interpretamos nuestras experiencias, en lugar de ser reproducciones literales, fotográficas y objetivas de esas experiencias. Además, la evocación de nuestra memoria puede distorsionar los recuerdos de una manera sutil. La memoria y la imaginación dependen de muchos de los mismos procesos cognitivos y neuronales, por lo que es fácil confundir una experiencia imaginada con una experiencia recordada real. Cada vez que recordamos un evento alteramos el trazado de esa memoria. Estudios de los neurocientíficos Elizabeth Loftus y John Palmer dieron cuenta de que es posible cambiar el recuerdo de los testigos a través de preguntas sugestivas.
Hoy, además, sabemos que el porcentaje de error en la identificación en una rueda de reconocimiento es excesivamente alto (entre un 40% y un 70%) y su valor diagnóstico de la implicación de alguien en un delito es realmente muy bajo, prácticamente lo que esperaríamos producto del azar. Por otra parte, distintas investigaciones sugieren que el sesgo o prejuicio racial es básicamente automático, por lo cual también podría operar sobre la percepción, el reconocimiento y/o el testimonio. Asimismo cuando una persona es testigo de un suceso y después adquiere información nueva sobre ese hecho, esta puede provocar alteraciones en su recuerdo. Si esa nueva información es falsa, entonces es posible que dé lugar a errores en el informe de memoria del testigo. En los Estados Unidos alrededor de trescientos individuos fueron liberados luego del análisis de la evidencia de material genético en la escena del crimen. Más del 70% de estas personas habían sido condenadas en base a la memoria de testigos. Estos testigos no eran mentirosos, sino gente común convencida de que su memoria era precisa y lamentablemente para los condenados no lo había sido.

En otro orden, hay casos dramáticos dentro del ámbito jurídico que involucran cuestiones éticas sobre las que las investigaciones en neurociencias tienen mucho para aportar. El estado vegetativo suele ser permanente luego de tres meses de un daño cerebral por anoxia (deprivación de oxígeno) o de doce meses luego de un traumatismo de cráneo. Un caso muy impactante en los Estados Unidos fue el de Terri Schiavo (una paciente en estado vegetativo permanente), que dividió a la sociedad: ella aparecía despierta (sus ciclos vitales eran normales), pero no consciente (conectada con el entorno). Frente a esa situación constante, el marido quería desconectarla y sus padres no. Este tipo de casos generan un debate ético relacionado con la naturaleza de la conciencia, la calidad de vida, el valor que la sociedad le atribuye a la vida y cómo manejamos la incertidumbre. En algunos pacientes en estado vegetativo se observa, con las neuroimágenes modernas, activación cerebral ante ciertos estímulos. Los datos de estos experimentos y de otros similares permiten estudiar las bases neurales de la conciencia. Sin embargo, hay que ser muy cautos, ya que la existencia de actividad cerebral no significa que la red de conciencia esté preservada: se trata de islas de reserva cognitiva que no representan un sistema integrado de conciencia.
La psicología del testimonio es una rama de la psicología jurídica que estudia la exactitud y credibilidad del testimonio. La capacidad de un testigo para percibir no suele ponerse en duda ni por el sentido común (a mí no me lo contaron, se suele decir comúnmente para dar valor de verdad) ni en muchos casos por la propia justicia (de lo que hablamos no es del flagrante falso testimonio). Esta presunción debe ser modificada, puesto que el testigo debería ser sometido a una serie de pruebas para determinar su capacidad de percepción. La exactitud del testigo hace referencia a si los hechos que relata han sucedido tal como él dice; en tanto que la credibilidad del testigo se refiere a si se considera que ese testigo o una parte de su declaración inspira confianza e induce a creer que los hechos sucedieron tal como declara.
La interacción entre la ciencia y otras disciplinas que parecen ajenas permiten poner en cuestión ciertas seguridades y patrones que muchas veces parecen inamovibles. Esto no vale únicamente en este caso para el derecho o la historia, también sirve para tensar las seguridades de la ciencia. Como lo pidió el Jurado 8 en Doce hombres sin piedad, debe existir diálogo entre juristas, neurocientíficos y profesionales de otras disciplinas y determinar así de manera crítica y consensuada en qué ámbitos y medida los estudios sobre el funcionamiento de los procesos mentales pueden ser utilizados eficazmente para producir innovaciones en el sistema legal. Este campo común de trabajo brindará herramientas para una mejor justicia, es decir, para una mejor vida en comunidad.
Facundo Manes es neurólogo y neurocientífico (PhD in Sciences, Cambridge University). Es presidente de la World Federation of Neurology Research Group on Aphasia, Dementia and Cognitive Disorders y Profesor de Neurología y Neurociencias Cognitivas en la Universidad Favaloro (Argentina), University of California, San Francisco, University of South Carolina (USA), Macquarie University (Australia)

HAY TANTAS ESPECIES DE HOMINIDOS COMO HOMINIDOS

Tres estudios sobre tres fósiles de homínidos de tres continentes

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Un científico del Centro Nacional de Investigación de Evolución Humana, en Burgos, lidera tres estudios paleoneurológicos en los que se analizan los cráneos de  Buia y Maba, encontrados en Eritrea y China, respectivamente, así como el estudio anatómico del parietal de Homo antecessor, hallado en España.
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<em>Reconstrucciones digitales publicadas en los estudios paleoneurológicos de los fósiles de Maba (China), Gran Dolina (España) y Buia (Eritrea ) /E. Bruner</em><br /><em> </em></p>
Reconstrucciones digitales publicadas en los estudios paleoneurológicos de los fósiles de Maba (China), Gran Dolina (España) y Buia (Eritrea ) /E. Bruner
 
Emiliano Bruner, responsable del laboratorio de paleoneurobiología del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) acaba de publicar tres trabajos sobre tres fósiles que abarcan los tres continentes originarios de distribución del género Homo: África, Asia y Europa. Se trata de los estudios paleoneurológicos del cráneo de Buia, un Homo erectus hallado en Eritrea y del cráneo de Maba, encontrado en China, y del estudio anatómico sobre el parietal de Homo antecessor, hallado en España.
El estudio del molde endocraneal de Buia, un homínido africano datado en un millón de años que fue descubierto en la depresión de Danakil, al sur de Eritrea, se ha realizado en el marco de un proyecto que involucra a diez instituciones diferentes, liderado por el paleoantropólogo Roberto Macchiarelli, de la Universidad  de Poitiers (Francia).
Representado por un cráneo casi completo, es uno de los dos individuos de Homo erectus asociado al registro fósil africano de aquel periodo. El estudio apunta a una forma cerebral con rasgos generalmente primitivos, pero a la vez muy distinto de otros hallazgos asociados a la misma especie. Estas diferencias denotan una variabilidad muy acentuada en estos primeros humanos.
Las diferencias en el cráneo denotan una variabilidad muy acentuada en estos primeros humanos
“Queda por evaluar si en dicha variabilidad ya se podía esconder la diversidad que, sucesivamente, dará lugar a especies más derivadas como Homo heidelbergensis”, declara Emiliano Bruner.
El cráneo de Maba
En esa misma revista también se ha publicado el estudio paleoneurológico del cráneo de Maba, encontrado en la provincia china de Guandong en los años 1950, datado entre los 300.000 y los 130.000 años. La cara de este individuo presenta rasgos muy afines a los neandertales pero, según revela el estudio, una forma cerebral más antigua y menos especializada, como en Homo erectus o en Homo heidelbergensis.
La misma combinación, cara neandertal y rasgos primitivos en el neurocráneo, se encuentra en Atapuerca, precisamente en los individuos del yacimiento de la Sima de los Huesos. Esta similitud sugiere un proceso evolutivo común entre Europa y Asia.
La cara de este individuo presenta rasgos muy afines a los neandertales pero una forma cerebral más antigua
“También en este caso habrá que evaluar si se trata de la misma especie arcaica y de los primeros neandertales, o si por el contrario las dos poblaciones, aunque con un origen común, han estado involucradas en un proceso de separación que conduciría a dos grupos diferentes”, afirma Bruner.
Como explica este paleoneurólogo del CENIEH, este fósil chino podría estar relacionado con unos pobladores de Siberia aún por identificar, dado que hay estudios genéticos que han sugerido la existencia de grupos humanos extintos en estas regiones, diferente de los otros ya conocidos en Europa y Asia.
Este estudio  se ha llevado a cabo en colaboración con la investigadora Xiujie Wu del Instituto de Paleontología de Vertebrados y Paleoantropología (IVPP) de la Academia Nacional de Ciencias de Pekín.
Homo antecessor de Atapuerca
Por último, el trabajo sobre el fósil hallado en Europa se ha publicado en la revista francesa Comptes Rendus Palevol, en colaboración con el equipo de Atapuerca liderado por José María Bermúdez de Castro, coordinador del Programa de Paleobiología del CENIEH.
Se trata de un estudio anatómico del fragmento más grande hasta ahora conocido del neurocráneo de Homo antecessor, el parietal descubierto en el yacimiento de Gran Dolina de Atapuerca (Burgos), y datado en alrededor de 800.000 años. Dicho estudio anatómico revela caracteres primitivos comunes a Homo erectus y a otros homínidos arcaicos, una edad juvenil, y fracturas posiblemente asociadas a la muerte del individuo.
Referencias bibliográficas:
Emiliano Bruner et al. The Endocast of the One-Million-Year-Old Human Cranium from Buia (UA 31), Danakil EritreaAmerican Journal of Physical Anthropology.
Emiliano Bruner et al.  The Endocranial Anatomy of Maba 1 American Journal of Physical Anthropology.

viernes, 29 de abril de 2016

NIÑOS MUY BIEN DESNUTRIDOS Y MAL ALIMENTADOS

Tiempos modernos: Niños gorditos bien desnutridos

Estos niños latinoamericanos gorditos,mas bien obesos,no padecen ninguna enfermedad metabólica ni herediraria.
Heredan el sistema capitalista,la peor enfermedad ...

MANIPULAN MENTES,CUERPOS Y PORQUÉ,NO...LAS ALMAS

CON CUERPO-PALO

Blanca Suárez, sin curvas por el Photoshop

 La actriz de 'Mi gran noche' aparece tuneada en una de las imágenes de la firma lencera que promociona.

Blanca Suárez, sin curvas por el Photoshop
Blanca Suárez, a la izquierda, en la imagen promocional de Women'Secret, y en un frame del vídeo publicitario.

jueves, 28 de abril de 2016

CUANDO LOS HUMANOS ERAMOS COMIDA

Los homínidos fueron alimento para carnívoros hace 500.000 años

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Marcas de dientes de 500.000 años de edad en los huesos del fémur de homínidos encontrados en una cueva de Marruecos / C. Daujeard PLOS ONE e0152284
Marcas en los dientes de hace 500.000 años en los huesos del fémur de homínidos encontrados en una cueva de Marruecos indican que fueron alimento de los grandes carnívoros, probablemente de hienas, según un estudio publicado en la revista PLoS ONE por un equipo de científicos liderado por Camille Daujeard, del Museo Nacional de Historia Natural en Francia.Esto implica que durante el Pleistoceno medio, los primeros humanos probablemente competían por el espacio y los recursos con los grandes carnívoros. Hasta la fecha se había encontrado poca evidencia de una interacción directa entre ambos en este periodo
Los autores del trabajo examinaron el fémur del esqueleto de un homínido de 500.000 años de edad que hallaron en una cueva de Marruecos cerca de Casablanca. En ese fósil se encontró evidencia de consumo por parte de los grandes carnívoros de homínidos coetáneos."A pesar de los encuentros y enfrentamientos entre los humanos arcaicos y los grandes depredadores de este período de tiempo en el norte de África debieron ser comunes, el descubrimiento es uno de los pocos ejemplos que corrobora que los carnívoros consumían humanos", explica Daujeard.El examen del fragmento reveló varias fracturas y marcas de dientes indicativos, que incluyen los de los dientes de carnívoros. Estas señales se localizaron en los dos extremos del fémur, las partes más blandas del hueso estaban completamente aplastadas. Las marcas estaban cubiertas de sedimentos, lo que sugiere que eran muy antiguas.
Aunque la aparición de las marcas indica que muy probablemente se las hicieron las hienas poco después de morir, no es posible concluir si fueron resultado de la depredación sobre el homínido o si fueron escarbados poco después de la muerte.
No obstante, esta es la primera evidencia de que los humanos eran un recurso más para los carnívoros que vivían durante el Pleistoceno medio en esta parte de Marruecos, y contrasta con las evidencias de yacimientos cercanos en las que los propios humanos cazaron y comieron a otros carnívoros.
Referencia bibliográfica:
Camille Daujeard et al. "Pleistocene Hominins as a Resource for Carnivores: A c. 500,000-Year-Old Human Femur Bearing Tooth-Marks in North Africa (Thomas Quarry I, Morocco)" PLOS ONE | DOI:10.1371/journal.pone.0152284

miércoles, 27 de abril de 2016

QUE TAL TE SENTIRIAS ASI?

derechos de los animales 12

Tras la cura de la pancreatitis

De momento no existe ningún tratamiento que cure la pancreatitis. Autor: Víctor Casale.
De momento no existe ningún tratamiento que cure la pancreatitis. Autor: Víctor Casale.
Dolores abdominales y problemas digestivos son los síntomas más frecuentes de la pancreatitis, una dolencia que produce inflamación del páncreas y que, si se cronifica, puede llegar a provocar cáncer en ese órgano vital. Hoy por hoy no existe ningún tratamiento que cure la enfermedad, algo que tratan de encontrar científicos de la Universidad de Santiago de Compostela.
LAURA CHAPARRO | El consumo excesivo de alcohol y el tabaco pueden influir en que una persona desarrolle pancreatitis, una enfermedad inflamatoria del páncreas que, de momento, no tiene cura.
“No existe ni un modelo estandarizado de la patología ni se conocen las posibles dianas terapéuticas sobre las que habría que incidir farmacológicamente para frenar o revertir el progreso de esta enfermedad”, indica Manuel Campos-Toimil, coordinador del Grupo de Investigación en Farmacología de las Enfermedades Crónicas (CDPharma) de la Universidad de Santiago de Compostela.
Cada año se diagnostican unos 2.000 nuevos casos de pancreatitis en nuestro país, que afectan, especialmente, a pacientes de entre 30 y 40 años, sobre todo hombres. Los síntomas más comunes son dolores abdominales y problemas digestivos pero, si la dolencia se cronifica, puede dañar al órgano, con lo que aumenta el riesgo de que se origine cáncer de páncreas.
Junto a los agentes externos, en el desarrollo de la enfermedad también influyen los genes. “La predisposición genética puede llevar a desarrollar esta patología en ausencia de factores de riesgo conocidos”, afirma Campos-Toimil.
El equipo del proyecto, en el Centro para la Investigación en Medicina Molecular y Enfermedades Crónicas, donde se realiza la investigación
El equipo del proyecto, en el Centro para la Investigación en Medicina Molecular y Enfermedades Crónicas, donde se realiza la investigación.
El científico y su grupo de investigación han puesto en marcha un proyecto, impulsado por la plataforma Precipita, con el que tratan de buscar nuevos fármacos que puedan hacer frente a la enfermedad. Para ello trabajan en dos niveles. Por un lado, se dedican al diseño y desarrollo de un modelo para el estudio de nuevos fármacos. Por otro, emplearán estos avances para ensayar nuevas moléculas que tengan una acción protectora del páncreas.
El primer paso, con el que tratan de conocer cómo se origina la pancreatitis para poder crear un modelo con el que poder tratarla, contempla diferentes tipos de experimentos. “Los ensayos in vitro son llevados a cabo con células aisladas de páncreas a las que se somete a condiciones que dan lugar a la activación prematura de enzimas, similares a las que tienen lugar durante la pancreatitis”, explica el científico.
Junto a las pruebas in vitro, también realizarán ensayos ex vivo, con páncreas de rata extraídos enteros, mantenidos fuera del organismo en cultivo.
Escáner de una pancreatitis aguda exudativa. Autor: Hellerhoff.
Escáner de una pancreatitis aguda exudativa. Autor: Hellerhoff.
Por último, con los datos que los científicos obtengan de estos experimentos, analizarán el papel de agentes terapéuticos potenciales en un modelo in vitro. “Comenzaremos las pruebas con moléculas con elevada capacidad antioxidante, puesto que se ha descrito que esa actividad podría combatir de manera efectiva la inflamación del páncreas”, avanza Campos-Toimil.
Su objetivo es encontrar una diana terapéutica sobre la que probar fármacos que potencialmente actúen sobre ella, y poder diseñar así nuevos compuestos mejorados. El proyecto lanzado por Precipita ya ha superado el objetivo mínimo, pero necesitan más fondos para poder dedicar más tiempo y personal a la investigación.
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Jarra de cristal perteneciente a la exposición y el documental "The Final Member", sobre un museo del pene.CreditDrafthouse Films
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Muchos dicen que la circuncisión reduce la sensibilidad del pene.
Pero un experimento controlado no ha encontrado evidencias para sustentarlo.
Un grupo de investigadores canadienses estudiaron a 62 hombres entre los 18 y los 37; 30 de ellos circuncidados cuando eran niños y 32 que no han sido circuncidados. Los investigadores establecieron mecanismos de control por edad, educación, trabajo y filiación religiosa.
Concluyeron que la función sexual no varía entre circuncidados y no circuncidados. El estudio lo ha publicado la revista especializadaJournal of Urology.
Hicieron pruebas respecto a la sensibilidad táctil y a la temperatura del pene en cuatro puntos: el surco balanoprepucial, el área que lo rodea, el glande y para los no circuncidados, el prepucio. Para el control, repitieron la prueba con la piel del antebrazo.
Los hombres no circuncidados no tienen una sensibilidad diferente al tacto o la temperatura en ninguno de los cuatro lugares. La sensibilidad en el antebrazo fue menor que en cualquier de los puntos de pene para ambos grupos.
Mientras el umbral del dolor en el prepucio no es diferente al de los otros lugares, su sensibilidad a la temperatura fue mayor que la del glande pero menor que la del surco del prepucio.
Caroline F. Pukall, una de las coautoras del estudio, profesora de psicología de la Universidad de Queens, en Ontario, dijo que “la circuncisión neonatal no hace que el pene sea menos sensible. Podemos concluir que no hay diferencias significativas entre el grupo circuncidado y el no circuncidado”.
El Roto

martes, 26 de abril de 2016

¿Y LAS MUJERES QUE HACIAN?

El análisis del cromosoma Y revela cómo se expandieron los hombres

El mayor estudio realizado hasta la fecha sobre la variación genética en el cromosoma Y de humanos modernos revela que las poblaciones experimentaron grandes aumentos repentinos en el número de hombres hace entre 55.000 y 4.000 años. Según los datos recogidos gracias al proyecto 1.000 Genomas, estas grandes expansiones se produjeron de manera independiente en cada continente, y pudieron deberse a las migraciones y las innovaciones tecnológicas.
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<p>El equipo de científicos analizó los cromosomas Y de 1.244 hombres de 26 poblaciones de todo el mundo. / <a href="https://www.flickr.com/photos/hernanpc/15097905604/in/photolist-p19Hkj-4z5wrn-dHJ6Le-4z9Kkf-8vEXcj-bkdV3c-amRRFm-8MCUGP-9sa22z-8vBVVr-4z5Bhr-8vEXjo-8vBVTe-fgDmE1-9sdfhX-9NJybd-cmSpo9-dkC4rN-83xJE3-4z9Nv5-8vEXkh-8vEXd9-8vBWaH-9M2DUT-8vEXmG-8vEXtU-7dweuQ-9sgeD5-9sdfxp-9fC6DH-pJGhjU-rxficD-fqqnis-8vEXbY-8vBVYn-8vEXpw-9sgf6f-9sd1No-8vBVWt-9d5WGV-9sgehf-9sa3k6-4z9Q9d-bfrNGB-9sgfe9-boiid3-nuiaTX-cy9gio-8vEXvJ-8uVTTM" target="_blank">Hernán Piñera</a></p>
El equipo de científicos analizó los cromosomas Y de 1.244 hombres de 26 poblaciones de todo el mundo. / Hernán Piñera
El análisis de los cromosomas Y de los hombres modernos –que se transmite de padres a hijos y está totalmente ligado a características y comportamientos masculinos– puede arrojar luz sobre la vida de nuestros antepasados.

"Hemos identificado más de 60.000 posiciones en las que una letra de ADN ha sido sustituida por otra en un hombre con descendientes modernos, y hemos descubierto miles de variantes de ADN más complejas”, informa David Poznik, primer autor del trabajo e investigador en la Universidad de Stanford (EE UU).
Un estudio, el mayor hasta la fecha sobre la variación genética en el cromosoma Y, ha recogido los datos generados por el proyecto 1.000 Genomas para analizar las diferencias de secuencia entre los cromosomas Y de 1.244 hombres de 26 poblaciones de todo el mundo.
Los resultados, publicados en Nature Genetics, revelan que el número de hombres aumentó significativamente en los cinco continentes hace entre 55.000 y 4.000 años. Además, el equipo utilizó los datos para construir un árbol de estos cromosomas Y que demuestra que todos descienden de un solo hombre que vivió hace aproximadamente 190.000 años.
Un árbol genético en forma de arbusto
Según el equipo, liderado por el Wellcome Trust Sanger Institute (EE UU) y que ha contado con la colaboración de más de 40 centros de investigación, el hallazgo más importante es que algunas partes del árbol eran más parecidas a un arbusto, con muchas ramas que se originan en el mismo punto. 

"En pocas generaciones, hubo un aumento ‘explosivo’ en el número de hombres que llevaban un cierto tipo de cromosoma Y. Solo observamos este fenómeno en los hombres, y solo en unos pocos grupos de hombres", señala Yali Xue, autor principal del Wellcome Trust Sanger Institute. 
Los primeros aumentos en el número de hombres ocurrieron hace entre 55.000 y 50.000 años en Asia y Europa, y hace 15.000 años en América. Se produjeron expansiones posteriores en el África subsahariana, Europa occidental, Asia del Sur y este de Asia, hace entre 8.000 y 4.000 años. 
Para los científicos, los primeros incrementos en el número de hombres se deben a la expansión de los seres humanos modernos en amplias zonas, donde había disponibilidad de multitud de recursos. 
Esto puede haberse producido como resultado de los avances en la tecnología. “El transporte sobre ruedas, el trabajo de los metales y la guerra organizada, controlados por pequeños grupos de hombres pueden explicar este fenómeno”, concluye Chris Tyler-Smith, coautor del trabajo y científico en el Instituto Sanger.
Referencia bibliográfica:
Poznik GD et al. “Punctuated bursts in human male demography inferred from 1,244 worldwide Y-chromosome sequences” Nature Genetics 25 April 2016 DOI: 10.1038/ng.3559

YO QUE LA TENGO LA ENTIENDO

El sorpresivo origen de la malaria, una de las enfermedades más mortales para el hombre

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Células infectadasImage copyrightAlamy
Image captionUn solo mosquito sería responsable de toda la epidemia de malaria.
La malaria causa casi medio millón de muertes al año en todo el mundo y puede ser transmitida por una sola picadura de mosquito.
Es una de las varias enfermedades que traspasaron la barrera de las especies desde los animales a los humanos.
Su forma más letal es provocada por el parásito protozoario Plasmodium falciparum, uno de varios parásitos que causan este mal, también conocido como paludismo.
Sin embargo, los mosquitos son simplemente portadores y, por lo tanto, rastrear el origen del parásito ha sido todo un desafío.
Para poder entender cómo evoluciona una enfermedad, es crucial saber dónde y cuándo comenzó a afectar a los humanos.
Eso es algo que puede ayudar a los científicos a desenredar los mínimos cambios genéticos que podrían haberla hecho tan letal.

Gorila responsable

En 2010 un grupo de científicos consiguió un importante avance al analizar muestras fecales de gorilas occidentales que contenían parásitos Plasmodium.
En sus investigaciones descubrieron que la versión humana del P. falciparumera muy parecida a uno de los tres parásitos Plasmodium alojados en los gorilas.
quedó establecido por primera vez que la forma más letal de la malaria humana surgió de los gorilas, no de los chimpancés o de otras especies, tal como se había sugerido previamente.
La enfermedad bajo el microscopioImage copyrightThinkstock
Image captionLos científicos buscan en los gorilas la respuesta a por qué la enfermedad es tan letal para el ser humano.
De manera que todo empezó cuando un mosquito picó a un gorila infectado y luego, con otra picada, el insecto transmitió el parásito a un ser humano.
Una vez que llegó a los humanos se pudo propagar rápidamente, siempre que hubiera suficientes mosquitos para pasar el parásito de persona a persona.
Sin embargo, la historia seguía estando incompleta.
En especial, no estaba claro cuándo el parásito pasó del gorila a los humanos.
El problema era que las muestras fecales solo contenían trazos del ADN delPlasmodium del gorila y los investigadores necesitaban muestras de sangre para obtener secuencias completas del genoma y determinar el momento de la transmisión.
Pero es casi imposible conseguir sangre de gorilas salvajes.
Por fortuna, los chimpancés también poseen tres especies distintas dePlasmodium y resulta relativamente fácil conseguir muestras de sangre de chimpancés que viven en santuarios de Camerún, cerca de lugares donde habitan los chimpancés salvajes.
Un nuevo estudio publicado en la revista Nature Communications obtuvo la secuencia completa de los genomas de dos parásitos de los chimpancés, permitiendo a los investigadores estudiar con mayor detalle el árbol genealógico del Plasmodium.
Y eso ofreció sorprendentes pistas sobre el letal origen de la malaria.

Un salto reciente

Los parásitos de los chimpancés eran diez veces más diversos que la versión humana, el P. falciparum.
GorilasImage copyrightReuters
Image captionNinguna de las seis especies conocidas de Plasmodium en simios se encuentran en los humanos.
"Es algo que cambia nuestra perspectiva sobre cuándo pudo ocurrir la transmisión original a los humanos", dice Paul Sharp, coautor del estudio de la Universidad de Edimburgo, en Reino Unido.
El salto a los humanos pudo haber ocurrido hace apenas 10.000 años, revela la investigación.
Y eso coincide con la época en que los humanos comenzaron a formar asentamientos cerrados y a desarrollar la agricultura.
Ese cambio hizo que se desplazaran menos que sus antepasados, dándole así a los mosquitos mayores probabilidades de picarnos.
"Se ha especulado que el P. falciparum estuvo en los humanos por cientos de miles de años", dice Sharp. "Lo que podemos ver en términos de la diversidad del parásito humano es que habría sucedido en un período relativamente corto".
Si fuese más antiguo, el parásito habría tenido mucho más tiempo para crear nuevas mutaciones y mostraría una mayor diversidad genética.
"Descubrir que estos chimpancés tienen mucha más diversidad genética es algo que enfatiza la poca diversidad que tienen los parásitos humanos", agrega.

Cuello de botella

Esa falta de diversidad es a la que los científicos se refieren como un "cuello de botella" genético.
Las especies de Plasmodium en gorilas y chimpancés pueden haber tenido millones de años para mutar, mientras que el hecho de que el P. falciparumcontenga pocas mutaciones muestra que apenas entró en su huésped humano hace relativamente poco tiempo.
Parásito de la malariaImage copyrightSPL
Image captionEl parásito de la malaria infiltra el flujo sanguíneo.
Generar diversidad genética es algo que toma tiempo, resalta Beatrice Hahn, de la Universidad de Pensilvania, EE.UU., otra de las coautoras del estudio.
"Un parasito tiene que replicarse y luego se introducen las mutaciones y así sucesivamente".
El trabajo también hizo énfasis, como ya se había insinuado en 2010, que la forma más letal de malaria provocada por el P. falciparum es el resultado de una sola picada ocurrida hace miles de años.
Eso es sorprendente, pero de alguna manera reconfortante. Incluso el VIH ha sido transmitido de simios a humanos varias veces. "Una vez que algo funciona, usualmente funciona más de una vez, incluso si fue un caso raro", afirma Hahn.

No es estúpida

Siguiendo esa lógica, deberíamos haber visto varias transmisiones de P. falciparum de gorilas a humanos. Después de todo, hay bastantes mosquitos y humanos en áreas donde habitan gorilas infectados.
Y, sin embargo, eso no ha ocurrido. Ninguna de las seis especies conocidas dePlasmodium en simios se encuentran en los humanos actualmente.
De manera tal que persiste el misterio de cómo se transmitió originalmente elP. falciparum.
El hecho de que no haya sucedido con más frecuencia revela que nuestras barreras incorporadas -que normalmente impiden la transmisión entre especies –funcionan correctamente la mayoría de las veces.
"Existen factores de restricción innatos que usualmente evitan esto", dice Hahn. "La naturaleza no es estúpida".
Lo que debe haber sucedido es que ciertos genes de la cepa del Plasmodiumdel gorila se adaptaron a su huésped humano cuando nos infectamos, sostiene David Conway, de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, en Reino Unido.
Mosquito Aedes AegiptiImage copyrightThinkstock
Image captionEl mosquito habría tenido la oportunidad de adaptarse cuando el ser humano se volvió sedentario.
"Eso permitió que la línea original comenzara y floreciera en los humanos, siendo el origen del más peligroso parásito de la malaria", agrega.

En busca de un "interruptor"

El próximo paso será analizar la sangre de gorilas infectados e identificar los genes que podrían haber hecho que el parásito sea tan mortífero en los humanos.
Podríamos conseguir entonces un posible "interruptor que permitió al P. Falciparumoriginal desarrollarse en los humanos", sostiene Conway.
De hecho, el equipo ya pudo identificar dos genes que podrían haber ayudado al parásito del gorila a invadir las células sanguíneas humanas.
"No podemos demostrarlo, pero resulta muy tentador especular que esa activación de un gen de una especie a otra fue parte del proceso que permitió que este parásito del gorila infectara a los humanos", dice Sharp.
Al mismo tiempo, Hahn espera conocer más sobre las adaptaciones favorables que los simios y sus ancestros desarrollaron para combatir la malaria.
Deben haber alojado parásitos Plasmodium durante muchos millones de años más que los humanos y, por lo tanto, tuvieron bastante tiempo para desarrollar una mejor resistencia.
Si Hahn puede descifrar cómo los simios combaten la malaria, sería algo que podría ayudarnos a entender lo que convierte al parásito tan letal para las personas.
Y eso, a su vez, podría ayudarnos a evitar que se siga propagando.