sábado, 9 de enero de 2016


¿Hallan la píldora de la juventud?

Mediante fármacos, investigadores pudieron detener en ratones y células humanas la degeneración producida por el envejecimiento. Empezarán pruebas en humanos.

Casi desde el inicio mismo de nuestra historia, el hombre ha buscado, en algunos casos hasta obsesivamente, la inmortalidad, la forma de ganarle a la muerte. Y, en menor medida, como una suerte de premio consuelo, un “elixir” de la juventud, en busca, claro, de extender ese bullicioso momento de la vida, quizás el más apreciado. Después de todo, quién no ha soñado alguna vez con vivir eternamente aparentando y sintiéndose como de 20. Desde luego, tanto una cosa como otra sólo encontraron respuestas en la Ciencia Ficción. ¿Hasta ahora?

Sucede que un grupo de científicos publicó, en la última edición de la prestigiosa revista Nature, haber descubierto la forma de detener y restaurar el debilitamiento que sufre el tejido y la musculatura del cuerpo como consecuencia lógica del envejecimiento, que sucede gradualmente a partir de los 50 años de edad. Este hallazgo abre la puerta, destaca el trabajo, a la posibilidad de crear tratamientos con medicamentos.

¿Cómo es esto? Los investigadores de la Universitat Pompeu Fabra (UPF), en Barcelona, España, hallaron que los músculos disponen de un sistema de limpieza que elimina los residuos y que evita que se degeneren con el paso de los años. Cuando este sistema deja de funcionar correctamente, los músculos entran en senescencia (es decir, empieza a envejecer). En ese momento, las células madre pierden la capacidad de regenerar el tejido y la musculatura se debilita.
Utilizando fármacos, los científicos lograron restaurar el sistema de limpieza y hallaron que el tejido muscular puede regenerarse de nuevo y recupera el vigor perdido.


Los experimentos se realizaron en ratones y en células humanas en el laboratorio, pero “dado que las moléculas involucradas en el sistema de limpieza de las células musculares son las mismas en ratones y en el cuerpo humano, tendría que ser posible restaurar la capacidad de regeneración y la fuerza muscular también en personas”, explicó la directora del trabajo, Pura Muñoz-Cánoves, investigadora Icrea en la UPF.

De hecho, existen ya fármacos aprobados en el mercado que, en la investigación, han mostrado capacidad de rejuvenecer el tejido muscular. Concretamente, el equipo de la UPF ha experimentado con rapamicina (un inmunosupresor que se utiliza principalmente para evitar el rechazo de órganos tras un trasplante) y con Trolox (un antioxidante análogo de la vitamina E).
Algunas compañías farmacéuticas tienen además fármacos en desarrollo que actúan sobre el mecanismo de regeneración muscular identificado en la investigación. De cara al futuro, a partir de los resultados presentados en Nature, se podrían desarrollar nuevos fármacos que maximicen la capacidad de regeneración de los tejidos y minimicen los posibles efectos secundarios.
Pruebas en humanos
Los primeros candidatos a recibir el tratamiento rejuvenecedor serían personas ancianas debilitadas por la sarcopenia, es decir, por la pérdida de masa muscular”, cuenta Muñoz-Cánoves. También podría ser eficaz para personas adultas debilitadas por la caquexia, que es una atrofia de los tejidos asociada a enfermedades como cánceres, sida o tuberculosis. O también podría ser útil para acelerar la curación de lesiones musculares en deportistas, ya que el tiempo de curación depende de la capacidad de regeneración del músculo, que a su vez depende de una eliminación eficiente de los residuos de las células.
Autofagia, un mecanismo de defensa fundamental del cuerpo
El sistema de limpieza, técnicamente llamado autofagia, es como una aspiradora”, informa Muñoz-Cánoves, y añade: “elimina los componentes de las células que dejan de funcionar correctamente y se convierten en tóxicos. Estos componentes incluyen desde moléculas individuales (como radicales libres o proteínas estropeadas) hasta orgánulos enteros (como mitocondrias o ribosomas)”.
Dado que todos los órganos y tejidos del cuerpo humano dependen de la autofagia, Muñoz-Cánoves cree que el mismo sistema podría ser clave para retrasar el envejecimiento en otros órganos, y que podría ser útil para aumentar su capacidad regenerativa y rejuvenecerlos. “Pienso que debe ser así porque todas las casas tienen que limpiarse, y la autofagia es un mecanismo de limpieza muy fundamental en los seres vivos”, opina la investigadora, aunque advierte que “no lo hemos demostrado porque nuestra investigación se ha limitado a tejido muscular”.
En el músculo, el equipo de la UPF ha demostrado que la autofagia mantiene la capacidad de las células madre de regenerar el tejido. Y cuando la autofagia deja de ser eficiente y empiezan a acumularse los residuos, las células madre entran en senescencia y pierden su capacidad regenerativa.
Nos sorprendió descubrir esto”, reconoce Muñoz-Cánoves. “Cuando una se para a pensarlo, tiene sentido, porque las células madre necesitan liberarse de los residuos que van acumulando día a día para funcionar correctamente”. Pero, pese a las intensas investigaciones realizadas en la última década sobre la biología del envejecimiento, “esta es la primera vez que se observa una relación entre el deterioro de la autofagia y el envejecimiento del tejido en mamíferos”.
El trabajo presentado en Nature, que tiene como primera autora a Laura García-Prat, da sentido a investigaciones sobre la longevidad publicadas anteriormente. Se había observado, en particular, que la rapamicina prolonga la vida en distintas especies, incluidos mamíferos como los ratones, pero no se había aclarado por qué motivo. Se había observado asimismo que la metformina parece retrasar el envejecimiento en las personas que la toman para el tratamiento de la diabetes tipo 2, hasta el punto de que hay un ensayo clínico en curso para evaluar su potencial para alargar la vida.
Tanto la rapamicina como la metformina actúan sobre moléculas que regulan la autofagia y que ahora han demostrado ser esenciales para mantener la capacidad de regeneración de los músculos. “Aunque la senescencia debida al envejecimiento se ve a menudo como un proceso inevitable e irremediable, demostramos que el reloj interno de envejecimiento de las células madre se puede manipular con fármacos”, concluyen los investigadores de la UPF en Nature.