viernes, 15 de abril de 2016

El cerebro de un maltratador funciona 

de forma distinta al de otros agresores

El hallazgo ayudará a mejorar la eficacia de los cursos de rehabilitación
 para evitar que este tipo de personas reincidan
¿Qué mueve a un hombre aparentemente normal a matar a su mujer? La respuesta podría estar en el cerebro. Y las primeras evidencias apuntan a que el cerebro de los maltratadores actúa de forma distinta al de otros delincuentes con los que, aparentemente, tienen en común la práctica de una acción violenta. Así lo ha puesto de manifiesto un estudio de la Universidad de Granada en el que se ha comparado por primera vez en el mundo cómo funciona el cerebro de una persona protagonista de un acto de violencia de género en comparación con el de un asesino o el de cualquier otro agresor físico o psíquico. La investigación se realizó mediante el análisis de las redes neuronales mediante Resonancia Magnética Funcional, lo que solo se había hecho en otras dos ocasiones con maltratadores. Las conclusiones se han publicado en la revista científica Social Cognitive and Affective Neuroscience.
En el trabajo, tanto los maltratadores como al otro grupo de delincuentes fueron sometidos a la exposición de varios tipos de imágenes: unas inocuas, otras relacionadas con violencia en general y otras específicas sobre las agresiones a mujeres. Luego tuvieron que completar un cuestionario en el que debían explicar sus reacciones. «Curiosamente, en el cuestionario todos apuntaban lo mismo, pero su cerebro decía una cosa bien distinta», explica Natalia A. Hidalgo, una de las autoras del estudio e integrante del Centro de Investigación, Mente y Comportamiento de la Universidad de Granada.
El cerebro de los maltratadores tenía una mayor o menor actividad, según los casos, en áreas relacionadas con la inestabilidad emocional. Ante imágenes de violencia de género mostraron una mayor activación en la corteza cingular anterior y posterior y en la corteza prefrontral media y, por contra, se registró una menor actividad en la corteza prefrontal superior.
Estos hallazgos podrían explicar algunas de las alteraciones psicológicas que se han descrito en los hombres que agreden a sus compañeras y que están relacionadas con sus estados de ánimo, como ira, rabia, miedo a ser abandonados o inestabilidad afectiva repentina en forma de aumento de la ansiedad.
Los resultados del trabajo podrían tener implicaciones importante para una mejor comprensión de la violencia contra las mujeres y de las variables que se relacionan con la reincidencia de los maltratadores. De forma más inmediata, este conocimiento puede ayudar a mejorar la eficacia de los cursos de rehabilitación de las personas involucradas en los procesos por violencia de género y evitar que vuelvan a cometer este tipo de acciones.
«No sabemos qué piensan»
«Nos puede ayudar mucho en los programas de rehabilitación, que no funcionan tan bien como nos gustaría, porque realmente no sabemos qué piensan los maltratadores ni que hay dentro de su cerebro», apunta Hidalgo.
En torno al 30 % de los maltratadores vuelven a reincidir, aunque esta cifra es muy cambiante en función de las variables que se estiman en cada estudio y del seguimiento que se haya hecho de los agresores.
Tampoco se descarta que en el futuro, si se sigue avanzando en el conocimiento de sus mecanismos cerebrales, se puedan aplicar terapias que modulen sus redes neuronales para corregir su comportamiento.