sábado, 30 de julio de 2016

Y PARA MI LO MAS EROGENO DE UNA MUJER SON LOS LABIOS MENORES

“Si tienes esto en la espalda, significa que eres buen amante”

Otra voz que nos intenta convencer de que ellos saben mejor que nadie los orgasmos que tenemo

Ha sido uno de los artículos más compartidos en redes sociales de las últimas semanas. Medios de todo el mundo se hacían eco en sus secciones de entretenimiento y curiosidades. Las agraciadas enviaban la noticia a sus parejas con una sonrisa cómplice. “Los agujeritos en la base de la espalda (foto, sobre estas líneas) son indicadores de un buen potencial orgásmico en la mujer que los posee”. No pertenece a ninguna fuente rigurosa, sino que es un bulo que salta de pantalla en pantalla. No tuerza más el cuello: esas cavidades, conocidas como los hoyuelos de Venus, poco saben de sus orgasmos.
Una explicación a la fijación por esta parte de la anatomía es que muchos le reconocen un componente sexy. ¿Qué son estos agujeritos en realidad? “Los hoyuelos de Venus son dos pequeños agujeros que se sitúan encima de los glúteos y a los lados de la columna vertebral. Su localización se halla en el punto donde se unen el hueso sacro con la pelvis, de ahí su forma tan característica”, explica la sexóloga Ana García, del gabinete “Pongámonos Cómodos”. El equivalente en el género masculino no menciona a la diosa del amor, en su caso hablaríamos de los “hoyuelos de Apolo”.
Según las publicaciones que los vinculan a una vida sexual más placentera, el motivo por el que alcanzaríamos mejores clímax se ha asociado con la falta de grasa en esa zona, y con una buena circulación en la pelvis que los favorecería. ¿Qué hay de verdad en todo ello? “No existe ningún estudio científico que avale esta afirmación”, zanja la experta. Como mucho, "podría suceder que la falta de grasa en la zona y la buena circulación, provoquen que esa área sea más sensible al tacto, y por lo tanto para algunas personas, pueda ser una zona erógena. Mucha gente los utiliza para excitar a su pareja, besándolos o acariciándolos suavemente”. Esto encajaría con los argumentos de Pere Font, psicólogo máster en sexología clínica y Director del Instituto de Estudios de la Sexualidad y la Pareja, quien tampoco ve la relación entre esta parte de la anatomía y el orgasmo por ningún sitio: “La única ventaja reconocida hasta el momento es que pueden resultar eróticamente atractivos, pero nada más”. Respecto a la grasa, afirma lo siguiente: “Probablemente el interés sexual de los hoyuelos de Venus deriva de una mayor exposición de esta parte del cuerpo; las mujeres con la cintura más delgada, o con menor acumulación de grasa en esta zona serán más dadas a mostrarlos, lo que hace, de por sí, que sean percibidas como más atractivas”.

La atracción depende de las modas

“Tenemos casi unos dos metros cuadrados de piel, lo que equivale a tener unos dos metros cuadrados de zonas sensibles”, recuerda Font, que añade: “Podemos pensar que unas zonas son sensibles de serie y otras aprenden a serlo a base de estimularlas o de convertirlas en nuestra mente en zona de deseo”. El experto asegura que esto último es efecto de modas y la publicidad, que van cambiando sus focos de interés, e incluso definiendo lo que es y no es atractivo. En relación a los hoyuelos, al sexólogo le resulta curioso "ver cómo con miles de años a nuestras espaldas todavía estamos intentando sacar partido a la erotización del cuerpo femenino. Y por supuesto, buscando conexiones entre ciertas características físicas y una mayor capacidad de desear o de experimentar placer.”

Encontrar teorías peregrinas que relacionen las habilidades sexuales con los hoyuelos o con cualquier otra parte del cuerpo carece de sensatez, a ojos del experto. “Si las mujeres que los tienen tuvieran orgasmos con más facilidad, ¿a dónde nos llevaría esta certeza?”, dice: “Está bien jugar con el erotismo mientras sea precisamente eso: jugar. Pero creo que tomarse en serio estas cuestiones nos hace muy poco adultos. Todos nosotros somos potencialmente eróticos de alguna u otra manera, con hoyuelos, o sin ellos”.
En cuestión de erotismo y de fetiches, continúa, “cualquier zona del cuerpo humano puede convertirse en objeto de deseo, y del mismo modo que hay quien se fija especialmente en los pies, alguien se podría centrar en estos agujeros. Pero me atrae más la idea de considerarlos una zona erógena tan atractiva al beso o a la caricia como lo pueda ser otra cualquiera, como la nuca o el pecho”.

NI BUENO NI MALO NI TODO LO CONTRARIO,LO QUE INTERESE Y TE BENEFICIE...

Flores y velas recuerdan a los fallecidos en el atentado de Niza (EFE).
Flores y velas recuerdan a los fallecidos en el atentado de Niza (EFE).

Sapiens, el mono bipolar

¿Vamos a permitir que un grupo de asesinos manche el historial de cooperación de nuestra especie? Los últimos atentados terroristas llevados a cabo en varios países del mundo me hacen pensar que entramos en una época oscura para lo que pensamos sobre nosotros mismos. Ahora más que nunca crece la idea de que los humanos somos malos por naturaleza. Vuelve la interpretación del mundo como un lugar donde impera " la ley de la selva ". 
Pablo Jáuregui y Pablo Herreros hablan en una jaula sobre si somos buenos o malos
En el caso de los genocidas, asesinos de varios tipos, psicópatas y violadores, sus actos borran automáticamente cualquier atisbo de comportamiento positivo que hayan llevado a cabo en el pasado. Pero la vida de las personas normales, la mayoría de nosotros, es muy larga como para tener que elegir si una persona es buena o mala. Los primeros son unos miserables sin matices, pero éstos solo representan un porcentaje pequeño del total. Aún así, todos poseemos luces y sombras. 
En las catástrofes y accidentes, las personas suelen cuidar de los heridos y tratan de salvarlos. Así lo demostraron los acontecimientos del 11M, 11S o los ocurridos más recientemente en Francia y Bélgica. Son solo algunos ejemplos de los muchos que suceden cada día. Lo mismo ocurre en los accidentes de tráfico, aéreos o de cualquier otro tipo. La gente siente empatía por las víctimas y echa una mano sin preguntarse qué obtendrá a cambio. Como hacen otros primates, según un reciente descubrimiento, el grupo vuelve a rescatar a sus compañeros incluso tras hacerlo sin éxito varios días. Así sucedió con un grupo de bonobos, los cuales volvieron a por un congénere que había quedado atrapado en una trampa puesta por cazadores furtivos. 
Quizá lo más adecuado sea lo que mi amigo Pablo Jáuregui y yo llevamos defendiendo en este blog durante años: los seres humanos, como especie, somos capaces de lo mejor y lo peor simultáneamente. El mono bipolar. Lo cierto es que debemos aceptar que somos ese mono de dos caras que actúa dándolo todo por su familia y auxilia a personas que no conoce poniendo en peligro su propia vida. Pero también somos ese otro que que asesina sin piedad arrollando a cientos de personas con un camión o degollando a un inocente en nombre de su dios. 
Entonces, ¿se trata de algo innato o aprendido? La respuesta es sí a ambas. Gracias a varias investigaciones, como es el caso de las realizadas por el psicólogo Michael Tomasello, sabemos que los comportamientos de ayuda aparecen de manera temprana en los humanos y no son solo producto de la cultura ni de la socialización de los padres. Nacemos con tendencias altruistas que más adelante son moldeadas por el entorno. Este enfoque es esperanzador, pues ya no se trata de inculcar normas y valores en los niños, sino de alimentar los que ya existen en todos nosotros de nacimiento, favoreciendo su aparición con entornos en los que ser cooperativo sea ventajoso toda la sociedad.
Por esta razón, es una gran lástima que una especie que basó su éxito en el altruismo y la cooperación para hacer frente a los profundos cambios del medio ambiente, ahora recurra a la violencia más extrema y sinsentido. No dejemos que los ataques terroristas e iniciativas paranoicas de una minoría conviertan en verdad aquello de "que paguen los justos por pecadores". Porque conceptos como el altruismo o la bondad son fundamentales para entender nuestra supervivencia hasta el día de hoy y no vamos a permitir que un grupo de asesinos nos lo arrebate.