Como cada año por estas fechas, los hospitales públicos de todo el país cuelgan las notas de las embarazadas que han asistido durante meses a los cursos de preparación del parto. Normalmente, las parejas que no llegaban al aprobado recibían clases de refuerzo pero daban a luz siguiendo los plazos estipulados por el ginecólogo. Esta vez, sin embargo, el Ministerio de Sanidad ha anunciado medidas más duras: las embarazadas que suspendan tendrán que parir en septiembre o, en casos extremos, repetir el embarazo.
“Se trata de profesionalizar el parto y ponerlo al nivel del resto de Europa”, ha argumentado esta mañana el ministro Alfonso Alonso. “Hay tiempo para planificar, para prepararse, y pocas excusas para las torpezas, los gritos y la falta de rigor durante el alumbramiento”, añade.
La Asociación española de Ginecología y Obstetricia se queja desde hace tiempo de que las embarazadas españolas “llegan al parto con los nervios del que no se ha aprendido la lección”. Esta dejadez obliga a los médicos a lidiar con situaciones “propias de una república bananera”. Alfonso Alonso recuerda que en países como Alemania, “que llevan muchos más años en esto de los nacimientos y se toman el tema muy en serio”, las mujeres dan a luz sin torcer el gesto, con calma y sin aspavientos.
“Si la primera lección que damos al recién nacido es que las cosas acaban saliendo aunque uno no se las prepare y que es normal hacer las cosas a gritos y de cualquier manera, el crío vendrá al mundo con ideas muy equivocadas sobre lo que debe ser la vida”, apunta el ministro.
Asimismo, el Gobierno no descarta retirar la fertilidad “a las personas que acumulen varios partos con suspenso”.