jueves, 8 de septiembre de 2016

MORIR FIFANDO SERA EL MÁXIMO Y ULTIMO PLACER

Sexo en la vejez: sano para las mujeres, arriesgado para los hombres

Los varones mayores que copulan una o más veces a la semana son más proclives a sufrir eventos cardiovasculares. 

Fotógrama de la película 'Up'.
Fotógrama de la película 'Up'. Pixar
Los hombres no lloran, dice el dicho popular, que podría completarse con otra frase igual de absurda: la gente mayor no hace el amor. Porque el sexo en la tercera edad es tan tabú como las lágrimas masculinas lo han sido clásicamente. 
Pero he aquí a un socióloga de la Michigan State University que decidió que, por tabú que fuera, las prácticas sexuales de los más senior tenían queestudiarse y analizarse además su impacto en la salud. Los resultados no agradarán a muchos de nuestros mayores: en concreto, a alrededor de la mitad. 

Lo que hicieron los investigadores dirigidos por Hui Liu fue comparar la salud de hombres y mujeres y cruzar esos datos con la frecuencia con la que declaraban practicar sexo. Y resultó que los hombres más mayores que hacían el amor al menos una vez a la semana eran casi dos veces más proclives a experimentar eventos cardiovasculares cinco años después que aquellos que se habían mantenido sexualmente inactivos. 
Porque tras escrutar los datos de dos encuestas llevadas a cabo con cinco años de diferencia en un grupo de 2.204 voluntarios de entre 57 y 85 años de edad, se demostró que esa creencia asimilada de que el sexo siempre es bueno, no es verdad para todos. 

PROBLEMAS CARDIOVASCULARES

La investigación, publicada en la revista Journal of Health and Social Behaviour no sólo se fija en la frecuencia con la que los participantes afirman copular, sino también con cómo definen la calidad del sexo. Y vuelven a llegar más malas noticias para los varones: mientras que el corazón (físico) de las mujeres se beneficia de un sexo de buena calidad, al de los hombres les sucede lo contrario, los que encontraban más satisfactoria la unión carnal con sus parejas tenían más riesgo cardiaco que aquellos a los que el asunto les daba un poco igual. 
"Esto desafía la creencia generalizada de que el sexo implica uniformes beneficios de salud para todo el mundo", explica Liu, que desgrana qué efectos sobre la salud cardiovascular se han analizado: hipertension, arritmias, un nivel alto de proteína C-reactiva y eventos cardiacos en general: infartos, fallo coronario e infarto cerebral. 
Para los autores hay una explicación sociopsicológica detrás de este asunto y no es otra que la frustración. "Como los hombres más mayores tienen más difícil alcanzar el orgasmo, se exigen más y se cansan más intentándolo, lo que crea más estrés en su sistema cardiovascular", comenta la principal investigadora. 
La socióloga concluye con un mensaje que anima a los hombres: no se trata de evitar del todo el sexo, sino de tomárselo con calma, tanto en cantidad como en calidad. 

Los ingresos familiares influyen en la falta de actividad física de las niñas


Las niñas practican menos deporte que los niños en su tiempo libre, según revela un estudio dirigido por la Universidad Complutense de Madrid. Los ingresos y el nivel educativo del cabeza de familia son los factores más importantes que explican la desigualdad socioeconómica en la actividad física de niñas y niños respectivamente.

<p>El ejercicio que hace un menor le beneficiará, por lo general, en su vida adulta. / <a href="https://www.flickr.com/photos/photosochi/7732038026/sizes/l" target="_blank">Harlanov</a>. </p>
El ejercicio que hace un menor le beneficiará, por lo general, en su vida adulta. / Harlanov
Las diferencias sociales y económicas explican que unos menores practiquen más deportes que otros en su tiempo libre. Dentro de esta brecha, son los ingresos familiares y la educación del cabeza de familia los factores con más peso, según revela un estudio dirigido por la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y en el que participa la Universidad Newcastle (Reino Unido). 
Con datos recogidos de la Encuesta Nacional de Salud 2011-2012, los investigadores analizaron los hábitos de los menores de entre cuatro y catorce años (2.460 niños y 2.219 niñas). Esta información la facilitaron sus padres o tutores en las entrevistas de la encuesta. Según el trabajo, ellas eran más inactivas que ellos: un 24,2% frente a un 16,8% no realizaba ningún ejercicio, al margen de las clases escolares de educación física.

En el caso de los chicos, la educación del cabeza de familia influye más en la falta de actividad física. Tener un padre o una madre con estudios universitarios disminuye la probabilidad de ser un niño inactivo, puesto que suelen ser más conscientes de los beneficios del deporte en la salud de sus hijos. 
“Hay más diferencias en el comportamiento de las niñas que en el de los niños en función de la renta que tengan sus padres”, destaca Rosa M. Urbanos, profesora del departamento de Economía Aplicada VI de la UCM y autora principal del estudio, publicado en InternationalJournal for Equity in Health. Mayores ingresos favorecen que los menores puedan apuntarse a centros deportivos o a actividades extraescolares donde hagan ejercicio. 
En cuanto al lugar de residencia, vivir en una localidad pequeña (inferior a 10.000 habitantes) no influyó en la actividad física, pero sí la comunidad autónoma. En general, los menores de País Vasco y Madrid eran los que menos probabilidades tenían de ser inactivos, comparados con los residentes en Andalucía. 
Las emociones afectan a las niñas 
Los problemas emocionales también influyeron en la falta de ejercicio, pero solo en las niñas. "Les afecta negativamente tener problemas de tipo emocional, como sentirse infelices, inseguras de sí mismas o nerviosas ante nuevas situaciones. En cambio, ese factor no parece afectar a los niños”, compara Urbanos. 

Los autores animan a las administraciones públicas a que utilicen esta información y diseñen políticas encaminadas a disminuir la brecha socioeconómica de los menores para reducir así los niveles de inactividad y las desigualdades sociales que afectan a la salud. 
Las niñas nacidas fuera de España tendían a ser más inactivas que las españolas, algo que tampoco se da en los niños. 
“Es más probable que un menor que haga deporte en su tiempo libre, cuando sea adulto, practique algún tipo de actividad física también, lo que implica, por lo general, mejor salud, con un menor riesgo de obesidad o menores problemas cardiovasculares”, mantiene la investigadora. 
Referencia bibliográfica:
Gonzalo-Almorox E, Urbanos-Garrido RM. “Decomposing socio-economic inequalities in leisure-time physical inactivity: the case of Spanish children”, International Journal for Equity Health 15:106, julio 2016. DOI: 10.1186/s12939-016-0394-9