miércoles, 26 de octubre de 2016

¿HABRA SIDO EL NEGRO DE WATHS APP?

Desmentida la supuesta identidad del ‘paciente cero’

Nueva York fue el epicentro de la epidemia del VIH en EE UU

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El VIH-1, causante de la mayoría de infecciones por el virus del sida en el mundo, saltó desde el Caribe a Nueva York alrededor de 1970, lo que provocó la pandemia posterior. Así concluye un estudio que incorpora análisis históricos y genómicos y aclara el error en la identificación del hombre conocido como 'paciente cero'.
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<p>La epidemia pasó desapercibida hasta que llegó a Nueva York, donde apareció alrededor de 1970. / <a href="https://www.flickr.com/photos/thomashawk/9108473536/sizes/l" target="_blank">Thomas Hawk</a></p>
La epidemia pasó desapercibida hasta que llegó a Nueva York, donde apareció alrededor de 1970. / Thomas Hawk
Investigadores de la Universidad de Arizona (EE UU) y de Cambridge (Reino Unido) han reconstruido los orígenes de la pandemia del sida gracias a una nueva técnica que permite analizar el material genético de muestras de suero de pacientes con VIH tomadas antes de que se conociera la enfermedad.
Para los científicos, este método ofrece una visión sin precedentes de los inicios de la epidemia en América del Norte. El hallazgo ayudará a entender mejor cómo se mueven los patógenos a través de las poblaciones y diseñar estrategias más eficaces para hacerles frente.
Nueva York fue el eje a partir del cual el VIH se abrió camino a través del continente en la década de los 70
La técnica molecular desarrollada para el proyecto, cuyos resultados se publican esta semana en la revista Nature, permite recuperar el material genético de muestras de tejido de más de 40 años de edad y descifrar la secuencia genética del VIH, en concreto el subtipo VIH-1 que inició el brote en América del Norte.
Los análisis filogenéticos estiman el salto a EE UU en 1970 y colocan el virus ancestral en Nueva York, lo que sugiere que este fue el eje fundamental a partir del cual el VIH se abrió camino a través del continente.
El equipo de Michael Worobey, experto en la evolución del virus, y Richard McKay, académico especializado en la historia de la salud pública, trabajó para descubrir los secretos que rodean a la epidemia del sida tal como ocurrieron.
Los datos confirman los hallazgos previos que describen las rutas por las que el virus entró y se propagó a través de EE UU, y confirman que la región del Caribe fue el escalón a partir del cual el VIH pasó a EE UU.
“Ser capaz de mirar hacia atrás en el tiempo y reconstruir la pandemia del VIH es alentador”, apunta Worobey. "Ahora podemos ver un futuro en el que, incluso aunque el virus no se elimine por completo, podría frenarse cualquier nueva transmisión en grandes áreas del mundo".  
La pandemia silenciosa
Mediante el cribado de más de 2.000 muestras de suero recogidas de hombres de EE UU entre 1978 y 1979 –las cuales se habían degradado por el paso del tiempo–, la técnica permitió a los investigadores recuperar ocho secuencias casi completas de ARN del genoma viral, lo que supone el genoma de VIH más antiguo en Norteamérica.
Con la información genómica completa, los investigadores observaron que, una vez que el VIH cruzó el Atlántico desde África, se extendió rápidamente a través del Caribe y, de allí, a EE UU. Sin embargo, la epidemia pasó desapercibida hasta que llegó a Nueva York, el epicentro de la pandemia, donde apareció alrededor de 1970.
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Cartel para la prevención del SIDA por el uso de drogas en 1989. National Institute of Health's Public Health Library
A partir de ahí, el VIH se propagó a San Francisco y, presumiblemente, a otros lugares de California, donde los pacientes de sida fueron reconocidos por primera vez en 1981. "En la Gran Manzana el virus se encontró con una población que era como yesca seca, lo que supuso una rápida epidemia que llamó la atención por primera vez”, explica Worobey.
"Esa información está grabada en el ARN del virus a partir de 1970", apunta. "Nuestro análisis muestra que los brotes en California que hicieron saltar la alarma y condujeron al descubrimiento del sida eran en realidad la secuela del brote anterior en la ciudad de Nueva York".
A partir de los datos genéticos, el equipo fue capaz de construir árboles evolutivos de las diferentes cepas de VIH y de cómo se propagaron a través de EE UU. Los datos subrayan que a finales de los años 70 el VIH se había diversificado genéticamente casi al nivel actual.
Un ‘paciente cero’ erróneo
Los autores también analizaron el genoma completo del hombre con VIH conocido como ‘paciente cero’. Gaëtan Dugas (1953–1984), un canadiense que trabajaba como asistente de vuelo para Air Canada, fue nombrado así en el libro de Randy Shilts And the band played on, que documentaba el brote del VIH en EE UU. Sin embargo, el análisis genómico indica que no hay pruebas biológicas ni históricas para la creencia generalizada de que él desencadenara la epidemia en Norteamérica.
"En Nueva York el virus se encontró con una población que era como yesca seca", subraya uno de los autores
Aunque desde hace tiempo se sospechaba que el VIH ya estaba infectando a las personas en EE UU antes de 1981 –año en que el sida fue reconocido–, la sincronización y los movimientos anteriores del virus en el país eran un enigma hasta ahora.
Todo esto requería técnicas moleculares que hicieran posible recuperar y restaurar el material genético de muestras ya antiguas, pero los métodos analíticos existentes no permitían tratarlas.
"La metodología estándar –como la detección de anticuerpos mediante pruebas serológicas en sangre– puede decir si una persona tenía VIH, pero no es capaz de obtener cualquiera de las secuencias de genes de VIH. Para hacerlo, se necesita el ARN del virus", indica Worobey, director del departamento de Ecología y Biología Evolutiva de la institución americana.
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Portada de The Morbidity and Mortality Weekly Report del 3 de julio de 1981, considerada la primera información pública importante sobre lo que más tarde se conoció como el SIDA.
Los ensayos de biología molecular desarrollados en este trabajo podrían conducir a pruebas más sensibles que detecten antes el virus en las personas que no son conscientes de que se infectaron recientemente. "La detección temprana y una mejor alineación de las diversas opciones preventivas son clave para acabar con el VIH", concluye.
Referencia bibliográfica:
Michael Worobey, Thomas D. Watts, Richard A. McKay, Marc A. Suchard3, Timothy Granade, Dirk E. Teuwen, Beryl A. Koblin, Walid Heneine, Philippe Lemey & Harold W. Jaffe. 1970s and ‘Patient 0’ HIV-1 genomes illuminate early HIV/AIDS history in North America. Nature. DOI 10.1038/nature1982

ESTO ES SOCIALISMO,ESPAÑOLITOS FASCISTAS

Y LOS ESPAÑOLES BEBEN COMO ANIMALES

Cómo mi pragmatismo emocional de colombiano chocó con Argentina, donde "todo el mundo tiene que ir a terapia"


Argentino y colombiana frustradosImage copyrightAFP
Image captionArgentinos y colombianos tenemos formas casi opuestas de lidiar con los problemas.
Cuando leí el programa del Congreso Internacional de Psiquiatría al que me invitaron en Buenos Aires hace dos semanas, me dije: "Juemadre, esta gente está en las drogas".
Luego me di cuenta que mi visión de colombiano me estaba jugando una mala pasada en Argentina, país al que llegué hace un par de meses.
Pero volvamos al programa, que incluía charlas sobre cómo enfrentar situaciones complejas, cuáles son las implicaciones emocionales de la cibersexualidad y por qué el cerebro es agente principal de obesidad.
"¿Por qué le meten tanta discusión?", se preguntaba este corresponsal venido de los Andes.
En Colombia, luego caí en cuenta, enfrentamos las complejidades evadiéndolas, resolvemos la cibersexualidad apagando internet y combatimos la obesidad poniéndole candado a la alacena o cerrando el pico (la boca).
O como le recomendó un colega y compatriota mío a una compañera desconsolada por su divorcio que se planteaba ir a terapia: "Qué terapia… Enciérrese dos días en el baño a llorar y ya se le pasa la tusa (mal de amor en colombiano)".
Argentino mira por la ventanaImage copyrightAFP/EITAN ABRAMOVICH
Image captionLos argentinos son mucho más dados a la introspección. Los colombianos a lo que da resultados tangibles de inmediato.
El punto, vengo a reflexionar con esta nota, es que los argentinos y los colombianos, en una dicotomía que quizá se pueda establecer entre sureños y norteños latinoamericanos, tenemos formas casi opuestas de resolver los problemas que están en lo más profundo de nuestros cerebros y corazones.

La terapia como derecho humano

El raro en Argentina es el que no va al terapeuta, mientras que en Colombia graduamos de loco al que visita un psicólogo o un psiquiatra.
La terapia emocional acá es parte de la canasta familiar, literalmente: los seguros médicos incluyen varias visitas al terapeuta cada mes y el Estado puede llegar a subsidiar medicamentos para combatir una depresión.
A mí me dio risa, una que probablemente compartiría con un paisano mío, cuando me enteré de que hay argentinos que van a terapia por no poder estudiar, estar indecisos sobre la compra de un auto o haber dejado a una pareja de unos cuantos meses.
Argentina es el país con más psicólogos per cápita del mundo: hay 145 por cada 100.000 habitantes, casi el doble que Dinamarca, el segundo en la lista. En Colombia hay 21.
Hospital psiquiátrico en Argentina.Image copyrightAFP/EITAN ABRAMOVICH
Image captionEn Argentina es fácil y barato recibir ayuda psicoterapéutica.
Pero la psiquiatría (la rama de la medicina) acá también es una de las más prestigiosas (hay 15 por cada 100.000), y por eso el congreso al que fui en Buenos Aires es visitado por cientos de médicos de todo el mundo, que vienen con las ansias y la felicidad de un niño en Disney.
"Apaguen sus celulares por el respeto de estas brillantes personalidades", dijo la presentadora de la ceremonia inaugural en una prueba de que este evento, para mi sorpresa, no era el encuentro de un pequeño y quizá un poco excéntrico nicho.
Estaba al frente de hombres y mujeres extraordinarios; rigurosos estudiantes durante décadas de la conducta humana. Y mi velo de colombiano, que menosprecia las ciencias de las emociones, me impedía reconocerlo.

La última instancia

Porque en Colombia lo que tiene que ver con las emociones es considerado menor, o prescindible.
El que revela y le da importancia a sus sentimientos se suele ver como frágil. El deprimido carece de coraza, de fortaleza, de temple. Y puede sentirse avergonzado por sufrir una enfermedad de débiles, de blandengues.
Incluso la gente se burla del trastornado con expresiones como "se lo llevaron a Sibaté", un pueblo a las afueras de Bogotá donde décadas atrás había un lúgubre manicomio.
En general, nosotros vamos al psicoterapeuta en última instancia, o por derivación de un médico -digamos- tradicional.
En Colombia las artes, la filosofía y las ciencias sociales son áreas de segunda, frívolas. Lo que da réditos tangibles, en cambio, es prioridad. Porque pensar necesita tiempo, implica dolor y no tiene retribuciones inmediatas.

Lo bueno y lo malo

Soldado colombiano afectado por el conflictoImage copyrightAFP/RAUL ARBOLEDA
Image captionMuchos creen que el conflicto armado en Colombia ha tenido un efecto en la forma como los ciudadanos enfrentan sus problemas.
Patricia Saavedra es colombiana, vive en Argentina hace 7 años y es licenciada en psicopedagogía.
Algunas de mis teorías, que en realidad son impresiones, fueron corroboradas por ella.
"Los colombianos somos más de resolver nosotros mismos o buscar ayuda en gente de confianza", me dijo. Los argentinos, por otra parte, "encuentran ese apoyo en el terapeuta".
Uno de los beneficios que Patricia encuentra de ejercer en Argentina es que acá "se ve al paciente con respeto, como persona, sin etiquetas patológicas".
Y una de las cosas que le han sorprendido es que los argentinos sepan tanto de medicamentos: que puedan recetar un clonazepam para dormir o litio para un trastorno bipolar.
Acá, en efecto, las contraindicaciones de una risperidona son cultura general.
Mientras el argentino puede tener síndrome de hipocondriaco, los colombianos podemos tener anosognosia, la patología del que no reconoce la enfermedad.
Porque nosotros, en general, "somos" fuertes, rígidos, disciplinados. El argentino es existencialista, romántico, testarudo.
No creo que ninguna de las dos culturas sea del todo buena o mala.
El pragmatismo nos impide reconocer y aprender de nuestros errores, pero la excesiva introspección del argentino también puede llevar a la falta de iniciativa, al negativismo, a la intransigencia.

Por qué

¿Por qué somos como somos? Hay factores históricos, geográficos y un largo etcétera que explican por qué los colombianos vamos tan poco y los argentinos tanto al terapeuta.
En general, expertos colombianos me han dicho que el conflicto armado de al menos 50 años nos ha hecho pragmáticos y que la fortaleza de la institución familiar permite que en Colombia no necesitemos de algún outsider que nos diga quiénes somos.
En Argentina, por el contrario, los padres no pueden contestarle a sus hijos quiénes son, porque la mayoría son inmigrantes europeos con una identidad difusa.
Si es que "los argentinos están locos", como se suele decir, Patricia coincide conmigo en que los colombianos necesitamos un poco de locura.
Y los argentinos, lo dicen ellos mismos, tienen que dejar de "buscarle la quinta pata al gato".