sábado, 19 de noviembre de 2016

PODRIAMOS APRENDER DE ELLOS?

La inteligencia emocional de los bonobos

Fotografía de la exposición"Álbum de familia" / ISABEL MUÑOZ
Los bonobos, por su reciente descubrimiento, además de por el lugar remoto donde habitan (República Democrática del Congo), aún son un misterio para la ciencia. Sabemos que son muy inteligentes porque usan herramientas, cooperan para ayudarse, mantienen relaciones intensas y viven en sociedades donde la alianza entre hembras las convierte en poderosas. Pero quizá lo más intrigante y apasionante es su intensa vida emocional. 
Para los animales que vivimos en sociedad, la detección rápida del estado emocional de aquellos que nos rodean para responder de manera adecuada resulta fundamental. Si existe cohesión y lazos estrechos entre los miembros, las probabilidades de supervivencia de cualquier grupo aumentan. Esto es tan cierto para una comunidad de chimpancés como lo es para una organización moderna. 
Conocer cómo se sienten los demás es de gran ayuda para adaptarnos. Esto es de gran importancia para los primates como nosotros, y también otros mamíferos como los cetáceos, algunas aves o los elefantes, los cuales vivimos en comunidades donde hacemos amistades y creamos relaciones de larga duración, incluso para toda la vida. 
La psicóloga Mariska Kret, de la Universidad de Leiden, ha demostrado que los bonobos también se preocupan por las emociones de sus compañeros. Los humanos solemos dirigir la mirada y pasamos más tiempo prestando atención a personas que expresan algun sentimiento, según varios experimentos. Es decir, nos centramos en aquello que es humanamente significativo. Por ejemplo, si pones a una persona ante dos pantallas de televisión; en una hay un sujeto llorando y en la otra cualquier actividad neutra, ésta tiende a mirar más tiempo a lo que tiene significados emocionales y menos a los comportamientos rutinarios. 
Kret puso a prueba a los bonobos mediante el mismo test, y los resultados fueron muy parecidos a los obtenidos con humanos. En una pantalla se mostraban fotografías de bonobos en diferentes estados emocionales mientras que en la otra se trataba de escenas neutras. Los bonobos pasaron mucho más tiempo, casi inmóviles, observando a congéneres con expresiones que corresponden a varias emociones. Pero es que además se pusieron nerviosos, estaban tensos y frustrados. De alguna manera se vieron contagiados. Los resultados son coherentes con las observaciones de esta especie en libertad. Son muy amistosos. Capaces de regular sus emociones y las de otros para prevenir conflictos desde que se presentan y así resolverlos lo antes posible.
La actitud ante y tras un conflicto es otra ventana al mundo emocional de los animales. Varias especies de primates consuelan a las víctimas de una agresión para proporcionar alivio o consolación. Los bonobos recurren a este patrón en más ocasiones que otras especies, aunque también está presente en elefantes, córvidos, cetáceos y cánidos como son el perro y el lobo. 
Además, los bonobos gestionan las relaciones nuevas de una manera muy astuta, comienzan con un gesto de amistad. Una investigación llevada a cabo por los etólogo Jingzhi Tan y Brian Hare, reveló que los bonobos prefieren compartir con desconocidos antes que con miembros de su propio grupo. Son tolerantes a la proximidad física de extraños, a diferencia de los competitivos chimpancés para los cuales la presencia de un desconocido casi siempre es una amenaza.
Los bonobos muestran los niveles de tolerancia más altos dentro del orden de los primates y son capaces de establecer relaciones positivas con extraños. Se trata de una motivación constructiva ya que en otra prueba ayudaban a desconocidos a alcanzar comida que estaba fuera de su alcance. Tan y Hare creen que lo hacen con el fin de ampliar sus redes sociales y mantener la armonía de la comunidad.
Estos resultados demuestran que los comportamientos de protección y compasión son los pilares de la sociedades de bonobos. Son muy sensibles a cualquier alteración del equilibrio social y por esta razón deben estar muy atentos de cómo se sienten ellos, y sus compañeros. Todo un ejemplo para eso que llamamos humanidad en todas sus acepciones del diccionario.