lunes, 16 de enero de 2017

Nuevo descubrimiento sobre la microglía

Los ‘vigilantes del cerebro’ se autorrenuevan más rápido de lo que se creía

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Las células del cerebro responsables de detectar y reparar el daño cerebral se renuevan a sí mismas más rápidamente de lo que se pensaba, según un estudio de la Universidad de Southampton (Reino Unido). Estas células, denominadas microglía, tienen hasta seis ciclos de renovación en la vida de una persona.
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<p>La imagen, utilizada en el estudio, muestra células microgliales (formas verdes) / (c) Dr. Diego Gómez-Nicola (Universidad de Southampton).</p>
La imagen, utilizada en el estudio, muestra células microgliales (formas verdes) / (c) Dr. Diego Gómez-Nicola (Universidad de Southampton).
Un estudio publicado en la revista Cell Reports, realizado en la Universidad de Southampton (Reino Unido), demuestra que el reemplazamiento de las células responsables de detectar y reparar el daño cerebral, llamadas microglía, es diez veces más rápido de lo que se había estimado con anterioridad, lo que contribuye a que su población se renueve varias veces a lo largo de la vida.
“Las células de microglía están constantemente escaneando el cerebro para detectar y reparar células dañadas, se pueden considerar los vigilantes del cerebro”, explica Diego Gómez-Nicola, que ha supervisado el estudio desde la Universidad de Southampton. “Con anterioridad se pensaba que la microglía proliferaba tan lentamente que no daría tiempo en una vida a que se renovara la población completa. Ahora en cambio podemos hablar de hasta seis ciclos de renovación en la vida de una persona. Ahora necesitamos entender cómo interaccionan y regulan la función de otros tipos celulares para entender todo su potencial.

Participación española
Otro hallazgo es que el número total de microglía permanece en gran medida invariable desde el nacimiento hasta el envejecimiento, y que se mantiene a través de un acoplamiento espacial y temporal de la proliferación y la muerte de estas células.
La investigación ha sido llevada a cabo en colaboración con investigadores de la Universidad de Tubingen y la de Hamburgo (Alemania), la Universidad de Oxford (Reino Unido) y el Achucarro Basque Center for Neuroscience.
El equipo de Southampton cree que estos hallazgos ayudarán a entender el comportamiento de la microglía en enfermedades como el alzhéimer, en la que la microglía contribuye al declive cognitivo.
Diego Gómez-Nicola añade: “Este estudio de biología básica es fundamental para entender la función de la microglía y su interacción con otros tipos celulares. Comprender el reloj interno de la microglía es el primer paso para analizar su comportamiento en enfermedades psiquiátricas y neurodegenerativas como el Alzheimer”.
Referencia bibliográfica:
“Coupled Proliferation and Apoptosis Maintain the Rapid Turnover of Microglia in the Adult Brain”. Katharine Askew, Kaizhen Li, Adrian Olmos-Alonso, Fernando Garcia-Moreno, Yajie Liang, Philippa Richardson, Tom Tipton, Mark A. Chapman, Kristoffer Riecken, Sol Beccari, Amanda Sierra, Zoltán Molnár, Mark S. Cragg, Olga Garaschuk, V. Hugh Perry, Diego Gomez-Nicola. Cell Reports, 10 de enero de 2017 doi:10.1016/j.celrep.2016.12.041

LA CAPITAL ARGENTINA ES MAS PELIGROSA QUE VIETNAM



Tambien alli ha habido picaduras  de viboras venenosas

LA FARMAFFIA

PREMIO NOBEL DENUNCIA QUE A LA INDUSTRIA FARMACEUTICA SOLO LE INTERESA LA RENTABILIDAD CAPITALISTA


El Premio Nobel de Medicina inglés, Richard J. Roberts, denunció que las grandes empresas farmacéuticos operan bajo “un concepto capitalista” que coloca  primero los beneficios económicos a la salud humana y que su prioridad es responder a las exigencias de los mercados financieros.
   Roberts, ganador del Premio Nobel en 1993, señaló  que la investigación en la salud humana no puede “depender sólo de la rentabilidad económica de ciertas empresas” y aseveró que la industria farmacéuticas quiere servir a los mercados de capital”.
   “El error es que no se trata de una industria más en el mecanismo económico, sino que estamos hablando de nuestra salud y nuestras vidas y las de nuestros hijos y millones de seres humanos”, afirmó Roberts.
    El científico insistió que la industria farmacéutica “se ha olvidado de servir a las personas” y su prioridad es  “preocuparse sólo de obtener beneficios económicos”.
“He comprobado cómo en algunos casos los investigadores dependientes de fondos privados hubieran descubierto medicinas muy eficaces que hubieran acabado por completo con una enfermedad”,  pero la prioridad para la industria no es acabar con la enfermedad, sino vender medicamentos, explicó el declaraciones al periodismo.
  “Las farmacéuticas a menudo no están tan interesadas en curarle a usted como en sacarle dinero, así que esa investigación, de repente, es desviada hacia el descubrimiento de medicinas que no curan del todo, sino que cronifican la enfermedad y le hacen experimentar una mejoría que desaparece cuando deja de tomar el medicamento”, le imputó, duramente, a la industria.
   Roberts subrayó que en “habitual que la industria esté interesada en líneas de investigación no para buscar curas a ciertas enfermedades, sino que sólo para cronificar dolencias con medicamentos cronificadores mucho más rentables que los que curan del todo y de una vez para siempre”.
   “Y no tiene más que seguir el análisis financiero de la industria farmacológica y comprobará lo que digo”, enfatizó.
  Desde hace un tiempo que Richard J. Roberts tiene a la industria farmacéutica en la mira, pues  en mayo de este año había denunciado a un portal europeo que “curar enfermedades no es rentable” para los grandes laboratorios, desnudando la trama secreta detrás de uno de los sectores más codiciosos del capitalismo moderno.
   El especialista volvió a imputarle a la industria  “anteponer sus negocios antes que la salud mundial”, durante una entrevista concedida a la revista digital PijamaSurf.
   En una nueva crítica al sistema imperante en el mundo, Roberts se quejó porque “la investigación en la salud humana no puede depender sólo de la rentabilidad económica de ciertas empresas”.
     Richard John Roberts nació en Derby, Inglaterra, en 1943 y se destacó como docente de la   Universidad de Harvard y en el Cold Spring Harbor Laboratory de Nueva York. Desde 1992 dirige los trabajos de investigación de New England Biolabs, en Beverly.
   El científico obtuvo el premio Nobel de Fisiología o Medicina en 1993, compartido con Phillip A. Sharp, por su trabajo sobre los intrones, fragmentos de ADN.