sábado, 21 de enero de 2017

DESAYUNAR COMO REY,ALMORZAR COMO PRÍNCIPE Y CENAR COMO MENDIGO




Coma poco y bien

La investigación confirma que la restricción calórica alarga la vida de los primates y, sobre todo, mejora su calidad en la edad avanza

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La fotografía muestra a un macaco que siguió una dieta baja en calorías. A la derecha, otro ejemplar, que comió todo lo que quiso y pudo. JEFF MILLER/UNIVERSIDAD DE WISCONSIN-MADISON
La ciencia depende para avanzar de confirmaciones tediosas, reproducciones exigentes y un permanente y prolongado escrutinio crítico, pero la vida personal de los científicos es mucho más normal que todo eso. Sus decisiones sobre la salud, en particular, suelen basarse en hipótesis fundamentadas, porque las confirmaciones a prueba de bombas tienen por costumbre llegar demasiado tarde para servir de algo. La confirmación de que la restricción calórica –comer poco y bien— alarga y mejora la vida de los primates solo ha llegado esta semana, como puedes leer en Materia, pero este redactor conoce a muchos biólogos de élite que comen de esa forma desde hace muchos años. Su apuesta era que lo que sirve para la levadura, el gusano, la mosca y el ratón tiene que servir para las personas. "Confía en la universalidad de la bioquímica", aconsejaba el premio Nobel Arthur Kornberg hace medio siglo. Confiemos pues.
Ahora, dos puntualizaciones importantes. La primera es que, en este contexto, "comer poco" no significa seguir la tradicional dieta para mantener el peso, del estilo 2.500 o 3.000 kilocalorías diarias, que suelen aconsejar los nutricionistas. Significa comer menos que eso, tal vez un 30% menos. Es decir, significa pasar hambre, y además guardando un cuidado exquisito para que no falte ningún nutriente esencial en la dieta. La segunda es que la confirmación de la que estamos hablando es por el momento en primates no humanos, de modo que seguimos sin disponer de la confirmación a prueba de bombas para los primates humanos.
Alargar la vida tiene un gancho indudable, pero los científicos y los médicos están mucho más interesados en la otra cara de la cuestión: que la restricción calórica mejora la vida incluso si no la alarga. Previene contra los cuatro jinetes del apocalipsis en los países desarrollados: infarto, cáncer, diabetes y neurodegeneración. La razón es que retrasa el envejecimiento, y con él la aparición de todas esas enfermedades que son las servidumbres de la edad. Esta es precisamente la clase de medicina preventiva que necesitamos, porque seguir basando el aumento de la esperanza media de vida en unos tratamientos del infarto cada vez más costosos es insostenible incluso a medio plazo. Y la exportación de nuestros festivales de la grasa occidentales a los países en desarrollo amenaza con generar una pandemia planetaria de obesidad, enfermedad y muerte prematura.
Pasar hambre, por supuesto, es un consejo mucho más fácil de dar que de seguir. La esperanza a la larga es descubrir algunas moléculas –candidatos a fármacos— que imiten los efectos de la restricción calórica sin someter a esa tortura a la gente. La rapamicina y el resveratrol (un componente del vino tinto) están sometidos a una investigación muy activa, pero nadie sabe cuándo dará sus frutos. Entretanto, lo mejor es que hagan ustedes como los científicos: coman poco y bien.

SALUD YANQUI,O PAGAS O MUERES

Donald Trump firma su primer decreto: flexibilizar la reforma sanitaria de Obama

El nuevo presidente firma los nombramientos de sendos generales como secretarios de Defensa y Seguridad Nacional


Donald Trump aprobó la noche del viernes su primer decreto como presidente de Estados Unidos. El objetivo fue una de sus enseñas de campaña: la reforma sanitaria del mandatario saliente, Barack Obama. La orden ejecutiva, que Trump firmó en el Despacho Oval tras finalizar el desfile presidencial, insta a los departamentos gubernamentales a flexibilizar la regulación relacionada con el llamado Obamacare, mientras el Congreso debate cómo derogar y reemplazar la ley.
Trump, este viernes, firmando su primer decreto en el Despacho Oval flanqueado por su vicepresidente y jefe de gabinete. EVAN VUCCI (AP) / EL PAÍS VÍDEO (REUTERS)
El decreto pide a las agencias que “alienten el desarrollo de un mercado abierto y gratuito” sobre servicios sanitarios, y permite anular provisiones de la ley que impongan cargas fiscales a los Estados y sus ciudadanos.
Poco después de la toma de posesión de Trump, la página web de la Casa Blanca recogía el listado de prioridades del nuevo presidente, que suponen un repliegue de Estados Unidos para centrarse más en sus problemas nacionales: recortes fiscales, derogación de regulaciones energéticas que obligaban a reducir emisiones contaminantes, impulso al proteccionismo comercial, refuerzo de las Fuerzas Armadas y la lucha contra el crimen, y un muro en la frontera con México contra la inmigración irregular. En política exterior, aboga por un plan “agresivo” contra el yihadismo. El republicano promete que los ciudadanos guiarán su política y dejarán de ser los “olvidados”.
Su equipo también eliminó de la página oficial de la Casa Blanca casi todas las menciones a las políticas de cambio climático. El movimiento no ha llegado por sorpresa. De esta forma, cumplía su promesa de hacer retroceder la política de Obama al respecto. Además, la página se ha remodelado: también se han eliminado los planes sobre los derechos de gays, lesbianas, transexuales y bisexuales (LGTB) y el resto de páginas en las que se informaba de las políticas del anterior presidente, informa The New York Times.

A Trump le quedan 13 jefes de departamento pendientes de ser confirmados por el Senado. En su primer día como presidente en 2009, Obama ya tenía a siete secretarios de su Gobierno oficialmente nombrados. A la espera de su aprobación por los legisladores, los departamentos tienen secretarios en funciones procedentes de la anterior Administración. Por ejemplo, el que era subsecretario de Estado con Obama, Tom Shannon, es ahora el jefe en funciones de la diplomacia estadounidense.
El republicano firmó además los dos primeros nombramientos de su Gobierno, después de ser aprobados por el Senado: los generales retirados James Mattis como secretario de Defensa y John Kelly al frente del Departamento de Seguridad Interior. Ambos juraron el cargo en una ceremonia con el vicepresidente Mike Pence.
En su primer comunicado presidencial, Trump elogió los nombramientos de Mattis y Kelly, e instó al Senado a cumplir su “obligación constitucional” y confirmar “con rapidez a mis altamente cualificados nominados para el Gobierno”.
“Estuve muy ocupado, pero estuvo bien. Un día precioso”, dijo Trump, sobre su investidura, en unas breves declaraciones a la prensa en el Despacho Oval, que sufrió sus primeras modificaciones tras la salida de Obama. Las cortinas grises situadas detrás del escritorio han sido sustituidas por unas doradas. Y además colocará un busto del ex primer ministro británico Winston Churchill.
En paralelo a la firma de la orden ejecutiva (decreto) sobre la reforma sanitaria, el nuevo jefe de gabinete de Trump, Reince Preibus, difundió un memorando en que insta a todas las agencias a congelar cualquier nueva regulación, según explicó el portavoz Sean Spicer.
El freno a regulaciones y a Obamacare eran dos iniciativas que se daban por descontadas en las primeras horas del republicano en la Casa Blanca. 
En varios documentos difundidos este viernes por la Casa Blanca, el equipo de Trump da algunos detalles sobre sus políticas económica, exterior y comercial. En energía, aboga por rebajar los límites contaminantes, pero no hay mención al Acuerdo de París contra el cambio climático, del que el republicano ha dicho que podría retirar a EEUU.
También llama la atención la escasa referencia a la política migratoria, más allá de prometer deportar a los inmigrantes indocumentados con antecedentes delictivos. Sobre el muro fronterizo con México, emblema de campaña, Trump reiteró la semana pasada que iba a construirlo y que preveía que lo pagara el país vecino.
Sí se mantiene la promesa de sacar a EE UU de la Asociación Transpacífica, el acuerdo de libre comercio con 11 países del Pacífico. El magnate, que hizo del proteccionismo una enseña electoral, considera el TPP un “desastre” y aboga por negociar acuerdos bilaterales. También apuesta por revisar el NAFTA, el acuerdo de libre comercio con México y Canadá, y amenaza con salirse del tratado si los otros dos países se oponen a renegociarlo.
En política exterior, Trump aboga por la doctrina de “paz mediante la fuerza”, un guiño a la estrategia estadounidense durante la Guerra Fría, abanderada por el expresidente Ronald Reagan. “Este principio hará posible un mundo estable, más pacífico con menos conflictos y más terreno en común”, señala uno de los informes de la Casa Blanca.
Pese a alejarse del multilateralismo, insignia de la presidencia de Obama, y de la idea de EE UU como faro moral, el texto defiende la vía diplomática en el tablero internacional y hablar con enemigos, como ha hecho Obama con Cuba e Irán. “El mundo debe saber que no vamos al extranjero en busca de enemigos, que siempre estamos contentos cuando viejos enemigos se convierten en amigos, y cuando viejos amigos se convierten en aliados”, sostiene la nueva Administración.