viernes, 21 de abril de 2017

cada vez mas gordos

El "Genotipo Ahorrador"




En las condiciones de vida de nuestros antepasados, se requería de forma natural y obligatoria un cierto grado de actividad física para conseguir el alimento. Ya que el aprovisionamiento de nutrientes, nunca estaba garantizado, nuestros antecesores estaban sometidos a continuos ciclos de alternancia entre períodos de abundancia y periodos de escasez, que llevaban aparejados ciclos paralelos de mayor o menor actividad física. La supervivencia implicó la aparición de nuevos genes que permitieran las adecuadas adaptaciones metabólicas para sobrevivir en tales condiciones: es el llamado "genotipo ahorrador". La expresión de tales genes se modula por los estímulos cíclicos de hambre y actividad física y permitían las adaptaciones más ventajosas en cada una de las circunstancias ambientales al actuar tanto a nivel del organismo en general, como del músculo en particular. 

En síntesis: durante los últimos diez millones de años de evolución sólo se modificó la cantidad de hidratos de carbono consumidos, pero no sustancialmente su calidad. Siempre se trataba de hidratos de carbono lentos, de bajo índice glucémico. Además, en todos esos millones de años de evolución siempre nos costó esfuerzo el conseguir el alimento. Unas veces más y otras menos, pero siempre hemos cumplido la ley general en el mundo animal que establece que hay que consumir energía para lograr alimentos: "moverse para comer y comer para moverse". En estas condiciones el genotipo ahorrador desarrollado cumplió su misión evolutiva con tanta eficacia que el resultado, somos nosotros.



Pero muy recientemente se ha producido un cambio drástico en estos planes que funcionaron como ley general a lo largo de seis millones de años de evolución. La revolución industrial que comenzó en el siglo XVII, desarrolló la artesanía y la industria y entre sus múltiples consecuencias, en lo que nos atañe a nuestro asunto, produjo un cambio en la "calidad" de los hidratos de carbono consumidos en nuestra alimentación y nos proporcionó máquinas que hacían más fácil nuestra vida.

La abundancia de calorías junto con el sedentarismo de nuestro estilo de vida ha potenciado las consecuencias negativas de la insulino resistencia en los últimos cien años. La población de los países desarrollados está expuesta a un exceso de ingestión de energía y de grasas poco saludables. En estas condiciones gran parte de la población que porta el genotipo ahorrador vive en permanente hiperinsulinemia y esto da opción a que el exceso de insulina circulando en su sangre desencadene las diversas manifestaciones que constituyen el Síndrome Metabólico.



En definitiva el sedentarismo, el exceso de calorías en nuestra alimentación, el abuso de hidratos de carbono de absorción rápida, de elevado índice glucémico y el exceso de grasas saturadas son circunstancias que nos alejan del diseño elaborado a lo largo de millones de años de evolución y en consecuencia derivan en enfermedad.