jueves, 1 de junio de 2017

UN TEMBLOR EN CIRCUITOS NEURONALES DETECTA EL ENAMORAMIENTO EN TOPILLOS


El cerebro de los topillos destapa las claves del ‘amor’

    Los topillos de la pradera son roedores monógamos que permanecen con la misma pareja toda su vida. Un equipo internacional de científicos ha analizado las conexiones que se producen en las áreas de recompensa de su cerebro para entender cómo se crea este vínculo.   
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    <p>Las parejas de topillo de la pradera permanecen juntos toda su vida. / Universidad de Emory</p>
    Las parejas de topillo de la pradera permanecen juntos toda su vida. / Universidad de Emory
    Los topillos de la pradera (Microtus ochrogaster) son ratones campestres conocidos por ser uno de los pocos mamíferos socialmente monógamos que permanecen con su pareja toda la vida. Para entender cómo se crea este vínculo, un equipo de científicos, liderado por la Universidad de Emory (EE UU), ha estudiado los circuitos cerebrales de estos animales.
    "Hasta ahora, no sabíamos cómo funcionaba el sistema de recompensas del cerebro para guiar esos sentimientos a la unión en ratones”, dice la autora
    El trabajo, publicado en Nature, ha permitido encontrar una conexión clave entre las áreas de recompensa del cerebro de los topillos de la pradera adultos y que promovería los enlaces de pareja. El hallazgo podría ayudar a mejorar las habilidades sociales en trastornos humanos como el autismo.
    "Como seres humanos sabemos los sentimientos que tenemos al ver imágenes románticas de nuestras parejas, pero, hasta ahora, no sabíamos cómo funcionaba el sistema de recompensas del cerebro para guiar esos sentimientos a la unión en ratones”, señala Elizabeth Amadei, coautora de la investigación y científica en el Silvio O. Conte Center for Oxytocin and Social Cognition de la universidad americana.
    El estudio es el primero en mostrar cómo las interacciones sociales pueden activar los sistemas de recompensa del cerebro que impulsan la vinculación monógama. Los científicos hallaron las partes del circuito corticostriatal (conocido por controlar la habilidad de los animales para cambiar de comportamiento para obtener recompensas) que estaban comunicadas en el cerebro y que predecían lo rápido que las hembras de topillos de la pradera se unen a sus parejas.
    Aunque estudios anteriores ya habían demostrado cómo las hormonas de la oxitocina y la dopamina actuaban en la corteza prefrontal medial y el núcleo accumbens –el eje central del sistema de recompensa del cerebro– para la creación de estos vínculos emocionales, ahora, el equipo ha buscado la actividad neuronal concreta que conduce a esta unión.
    Para ello, los investigadores utilizaron la optogenética, una técnica que usa la luz para conectar las diferentes áreas del cerebro. De este modo, pudieron observar la comunicación neural entre estas dos regiones cerebrales y analizar la actividad de las hembras mientras socializaban durante seis horas con los machos, un período que normalmente conduce a su unión.
    Una conexión especial entre dos áreas cerebrales
    Gracias a esta técnica, en los experimentos los científicos mejoraron la comunicación entre estas dos áreas del cerebro de las hembras en un breve encuentro sin apareamiento con machos. Estos animales mostraron posteriormente mayor preferencia por sus parejas que por los machos desconocidos cuando se les dio a elegir al día siguiente.
    Según el estudio, los ejemplares con mayor conexión mostraron un comportamiento de afiliación más rápido
    Según el equipo, durante la formación de este vínculo, la corteza prefrontal –un área involucrada en la toma de decisiones– ayuda a controlar las oscilaciones rítmicas de las neuronas dentro del núcleo accumbens. Esto sugiere la existencia de una conexión funcional –cuya intensidad variaba entre individuos– desde donde la corteza forma la actividad de las neuronas en el núcleo accumbens.
    Según el estudio, los ejemplares con mayor conexión mostraron un comportamiento de afiliación más rápido. Además, constataron que el primer apareamiento reforzó esta conexión funcional, y esto se asoció con la rapidez con la que los animales posteriormente se unieron.
    “Es increíble que haya firmas neurales que predispongan el comienzo de una relación de pareja. Variaciones similares de esta comunicación en el cerebro podrían explicar las diferencias individuales en las competencias sociales en los trastornos de los seres humanos”, señala Larry Young, coautor y jefe de la División de Neurociencias Conductuales y Trastornos Psiquiátricos en el Yerkes National Primate Research Center.
    El siguiente paso de los científicos es saber si la oxitocina regula esa conexión y cómo la actividad del circuito cambia el modo en que el cerebro procesa la información social acerca de la pareja. “Nuestro objetivo es promover una mejor comunicación neuronal para impulsar la cognición social en trastornos como el autismo, en los que el funcionamiento social puede verse afectado”, concluye Robert Liu, otro de los autores y profesor asociado en el departamento de Biología de la Universidad de Emory.

    MIS AMIGAS ORCAS DE CABO ROCHE,HAY QUE PROTEGERLAS


    Las orcas del Estrecho de Gibraltar son una población única y aislada

    Orcas jugando frente a Cabo Roche
    Las orcas viven en familias bien avenidas. Lo habitual es que nazcan en un grupo y permanezcan toda su vida en él, conformando un grupo estable. Probablemente sea esta la razón por la que las orcas que habitan en el Estrecho de Gibraltar y el Golfo de Cádiz están aisladas y son una población única que cuenta con características que no comparten con el resto de las orcas de España y del continente europeo.
    Un estudio llevado a cabo por CIRCE (Conservación, Información y Estudio sobre Cetáceos) en colaboración con la Fundación Loro Parque, la Fundación Biodiversidad y la Sociedad para el Estudio de los cetáceos en el Archipiélago Canario (SECAC) ha determinado que las orcas del Estrecho son social, genética y ecológicamente distintas a otros grupos del Atlántico Norte y Canarias.
    Durante la investigación, publicada en la revista Ecological Indicators, se han identificado 47 individuos de cinco familias distintas en el Estrecho y 16 individuos en las Islas Canarias. Para diferenciar cada individuo, Ruth Esteban, investigadora de CIRCE y principal autora del estudio, explica que desde 1999 este organismo lleva a cabo campañas en el Estrecho donde se fotografía a cada individuo avistado. "Gracias a la aleta dorsal, que tiene marcas distintivas, se puede reconocer a cada ejemplar". En las Islas Canarias se utiliza el mismo procedimiento, pero en este caso lo realiza el SECAC.
    Resultado de imagen de fotos de orcas en el estrecho
    Asi se comio el atun a menos de 5 metros y el resto que dejo nos lo comimos con un amigo en familia
    Previamente las orcas del Estrecho de Gibraltar fueron asignadas como una misma población junto con las orcas de las Islas Canarias. Pero dado que ninguno de los individuos vistos en el Estrecho ha sido observado en Canarias y viceversa, con este estudio se ha podido confirmar que ambos grupos no están relacionados socialmente.

    Sin parentesco

    Para determinar que no hay ningún parentesco entre estos grupos de orcas se han tomado muestras de ADN. Esteban indica que se obtienen a partir biopsias en las que se recogen "unos pocos centímetros de piel y grasa que no llegan a afectar al animal". Con eso analizan la genética y los isótopos estables.
    No se detectó ninguna migración de genes entre las distintas zonas del estudio, o ésta era ínfima. Además tienen una alimentación distinta. "Esto se determina por los isótopos estables, que también se obtienen a partir de las biopsias. Las orcas del Estrecho se alimentan fundamentalmente de atún rojo y hemos comparado estos datos que ya conocíamos con los de las orcas de Canarias y no eran similares", indica Esteban.
    Además, también tienen una carga de contaminantes totalmente distinta, algo que también viene marcado por la alimentación. Estos factores indican que las orcas de ambas zonas estudiadas se mueven en ambientes ecológicos diferentes y, por lo tanto, se trata de dos subpoblaciones diferenciadas.
    Recientemente, el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente ha finalizado el "Plan de Conservación de la orca del Estrecho y Golfo de Cádiz", donde se ya se les ha dado el estatus de subpoblación de orcas aisladas de otros grupos del Atlántico. Uno de los puntos clave de este plan es esta diferenciación en los grupos ya que es un dato fundamental para la elaboración de las medidas de conservación, puesto que son distintas para cada subpoblación.
    "Llevamos estudiando estas orcas desde hace muchos años y si estas orcas fueran parecidas a las de Canarias, tendríamos que cambiar todas las medidas de conservación que hemos llevado a cabo", sostiene Esteban. Los objetivos fundamentales del Plan son la conservación de la población y su hábitat, y la del atún rojo, que es su presa principal.