sábado, 9 de septiembre de 2017


Nuevas armas contra el cáncer de pulmón

Radiografía de un pulmón. E.M.
El cáncer de pulmón es el protagonista de algunas de las novedades más interesantes que se están presentando en el Congreso de la Sociedad Europea de Oncología Médica (ESMO) que se celebra estos días en Madrid. A juzgar por los resultados que se han hecho públicos, los pacientes podrían tener pronto disponibles nuevas alternativas terapéuticas que mejoran el pronóstico de algunos tipos de la enfermedad y ofrecen más posibilidades de supervivencia.
Una de los estudios destacados es denominado PACIFIC, cuyas conclusiones aportan una nueva vía de actuación para muchos pacientes con el subtipo de cáncer de pulmón más frecuente, el cáncer no microcítico. Casi un tercio de los pacientes con este tipo de tumor se diagnostica cuando la enfermedad ya ha avanzado y alcanzado el estadio III. En estos pacientes, que no tienen metástasis en otros órganos, la cirugía no es una opción válida y lo que habitualmente se hace es someterles a una combinación de quimioterapia y radioterapia. Sin embargo, con esta estrategia la supervivencia sin recaídas es de ocho meses y apenas el 15% de los pacientes consigue sobrevivir cinco años al diagnóstico.
La investigación presentada este sábado en ESMO -y que se ha publicado de forma simultánea en la prestigiosa revista The New England Journal Of Medicine- muestra que en pacientes en estas circunstancias, que han recibido quimio basada en platino y radio y están estables, la utilización de un fármaco inmunoterápico, durvalumab, aporta muy buenos resultados.
"Hemos observado que en los pacientes que reciben inmunoterapia el periodo libre de enfermedad aumenta considerablemente", explicó a este periódico Luis Paz-Ares, jefe del servicio de Oncología del Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid y uno de los firmantes del trabajo en el que han participado 235 centros de 26 países. En concreto, la mediana de supervivencia libre de progresión fue de 16,8 meses en el grupo al que se le indicó durvalumab (intravenoso), frente a los 5,6 meses que se registraron en el grupo que recibió un placebo.
El fármaco, desarrollado por AstraZeneca, también ha mostrado, según Paz-Ares, "un perfil de seguridad muy razonable" y beneficios en otros análisis secundarios, por lo que el oncólogo espera que las agencias reguladoras consideren su aprobación en un corto plazo de tiempo. El estudio PACIFIC no ha estudiado el impacto general sobre la supervivencia del paciente, un punto que despejarán análisis posteriores, aunque los autores del trabajo confían que "al haber aumentado el tiempo sin progresión de esta forma tan significativa, también haya un reflejo claro en la supervivencia de los pacientes".
Para Enriqueta Felip, jefa del Programa de Cáncer de Pulmón del Instituto de Oncología Vall d'Hebron de Barcelona y que no ha participado en la investigación, este trabajo "abre puertas en una enfermedad en la que no habíamos tenido grandes avances en los últimos 10 años".
Según subrayó Felip, "a día de hoy no hay ningún tratamiento de inmunoterapia para pacientes con enfermedad no metastásica", por lo que la aprobación del fármaco podría ser un importante paso adelante del que podrían beneficiarse "entre un 20 y un 25% de los pacientes".

Mutación en el gen EGFR

También se presentó en el encuentro de ESMO el estudio FLAURA, cuyas conclusiones permiten ser más optimistas con respecto al futuro de los pacientes con cáncer de pulmón no microcítico que tienen mutado el gen EGFR (en torno al 15% de los casos en los países occidentales).
Para estos pacientes ya están disponibles fármacos que actúan frente a EGFR, como erlotinib o gefitinib (inhibidor es de la tirosina quinasa), si bien, con el tiempo algunos pacientes acaban desarrollando una resistencia a su acción, por lo que dejan de ser efectivos. En muchos casos, esta resistencia se debe a la aparición de una mutación denominada T790M.
El estudio liderado por Suresh Ramalingam, de la Universidad de Emory (Atlanta, EEUU), ha demostrado que la administración de osimertinib, que actúa tanto sobre las mutaciones de sensibilización de EGFR como a la mutación asociada a la resistencia a los tratamientos, es capaz de mejorar la supervivencia libre de progresión en un 54% en comparación con los tratamientos convencionales.
"Se prolonga el tiempo hasta la progresión de la enfermedad nueve meses. Con los datos disponibles, creo que debería considerarse una nueva opción de tratamiento en primera línea para los pacientes con mutaciones en EGFR", señaló Felip al respecto del trabajo.
También se abordó en el encuentro, que ha reunido a más de 23.000 especialistas de todo el mundo, el modo más efectivo para realizar un seguimiento a los pacientes con cáncer de pulmón no microcítico que han sido sometidos a una cirugía. Los resultados del estudio IFCT-0302 sugieren que la tomografía computerizada (TAC), que es la prueba que se realiza de forma periódica habitualmente, podría no aportar un beneficio significativo con respecto a otras alternativas, como la radiografía de tórax, si bien sus conclusiones no son definitivas.
"Quizá lo que se desprende más claramente del trabajo es que no es necesario hacer un TAC cada tres meses, pero en mi opinión es una prueba que aporta valor, sobre todo en determinados casos, y debe seguir realizándose", apuntó en este sentido Felip.

¿Cuánto cuesta un cáncer?


En España se diagnostican más de 245.000 nuevos cánceres al año. La sanidad pública realiza el tratamiento sin copago adicional. Sin embargo, los pacientes tienen que hacer frente a una batería de gastos adicionales que, sumados a la reducción de ingresos derivados de la baja laboral, suponen un reto y una dificultad añadida para las familias con menores recursos.
Beatriz de Vera | 
<p>Los pacientes deben hacer frente a otros gastos derivados del cáncer que la Seguridad Social no contempla. / © Fotolia</p>
Los pacientes deben hacer frente a otros gastos derivados del cáncer que la Seguridad Social no contempla. / © Fotolia
El cáncer es una de las primeras causas de fallecimiento en todo el mundo. Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) asegura que muchas de esas muertes se pueden evitar. Según sus datos, entre el 30 y el 50% de los cánceres se pueden prevenir con hábitos saludables –como evitar el tabaco y reducir la ingesta de alcohol–, o adoptando medidas de salud pública de inmunización contra las infecciones que los causan. El resto se alivia con cuidados paliativos adecuados.
El número total de nuevos casos de cáncer en España en 2015 fue de 247.771 (148.827 en varones y 98.944 en mujeres), según cifras de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM). Los tratamientos específicos para combatir la enfermedad son subvencionados al 100% ya que no se aplica copago sanitario a los enfermos. Sin embargo, los pacientes deben hacer frente a otros gastos derivados que la Seguridad Social no contempla.
Los tratamientos son subvencionados al 100% por la Seguridad Social, pero sufragar las recomendaciones médicas supone al bolsillo del paciente unos 450 euros en ocho meses
La Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) calcula que solo sufragar las recomendaciones médicas indispensables para esta enfermedad le supone al bolsillo del paciente unos 450 euros de media para ocho meses de tratamiento, una cifra que afecta especialmente a los pacientes con riesgo de pobreza.
Desde hace unos años se ha acuñado un término específico para describir los problemas económicos que surgen a raíz del diagnóstico oncológico: 'toxicidad económica del cáncer'. Este concepto se refiere a las consecuencias económicas y las dificultades laborales de los pacientes que sufren esta enfermedad. Aunque la idea cobra especial significado en Estados Unidos, de donde procede, no deja de ser aplicable también a los enfermos de cáncer en otros países, incluido España.
Una lista de cuidados sin cubrir
Victoria Murillo (nombre ficticio), una residente en Madrid de 30 años que ha vencido recientemente un cáncer de mama, opina que existe una desprotección social hacia los enfermos. Durante el tratamiento, Victoria tuvo que afrontar los gastos de otras enfermedades menores que desarrolló a consecuencia del cáncer: “La quimioterapia y la radioterapia te debilitan, por lo que puedes desarrollar catarros, problemas digestivos y de piel, en el mejor de los casos. Al final, resultan en una suma de gastos imprevistos que no están subvencionados”, relata a Sinc.
Algunas de las afectaciones secundarias más comunes del tratamiento que necesitan una medicación y que no están cubiertas por la Seguridad Social son el estreñimiento, la sequedad de las mucosas y las úlceras o las heridas intestinales. Hay síntomas tan severos que impiden realizar tareas domésticas y obligan en algunos casos a contratar ayuda externa para el cuidado de la casa o de los hijos.
"Existen familias que ven afectado su presupuesto en unos 2.000 y 3.000 euros –durante el tratamiento– entre lo que se gasta y lo que se deja de ganar", dice un médico de familia
Según cuenta a Sinc Manuel Mejías, médico de familia, psicoterapeuta, y miembro de la Sociedad de Españoles de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN), “existen numerosos casos de familias que, sobre todo si el cónyuge enfermo es quien aportaba los ingresos principales, ven afectado su presupuesto en unos 2.000 y 3.000 euros, entre lo que se gasta y lo que se deja de ganar”.
A medida que se alarga el tratamiento, las incomodidades se incrementan y, además del deseo de recuperación, se hace necesario buscar un mayor confort. “A veces los medicamentos que van con receta no son los que mejor funcionan y sí aquellos de otras marcas o que están fuera de la cartera de la Seguridad Social. En mi caso, necesitaba un protector de estómago realmente fuerte porque el normal, con la pericarditis y tomando tres dosis de ibuprofeno al día durante semanas, no me hacía nada. Costaba unos 25 euros y con receta no bajaba de 10. También se ve claro con las pastillas para dormir, hay medicamentos muy baratos como el Orfidal, pero elegir otras opciones menos agresivas, como la melatonina, cuesta alrededor de 23 euros la caja”, detalla Murillo.
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Los desplazamientos para recibir tratamiento son una de las partidas que más pueden notarse en el bolsillo. / Fotolia
Paralelamente, los médicos también recomiendan una lista de cuidados imprescindibles durante todo el tratamiento, como utilizar protectores solares totales, que cuestan de media unos 20 euros; jabones y cremas para el cuerpo y las manos sin parabenos ni perfumes, sensiblemente más caros que los de marca blanca del supermercado. Y hay otros complementos menos necesarios pero igual de cotidianos, como el maquillaje, que también deben cumplir las mismas reglas.
Los pacientes han de afrontar gastos de otras enfermedades menores que desarrollan como consecuencia del cáncer que no están cubiertas por el sistema público
Desplazamientos obligados 
Para un enfermo de cáncer son obligatorios los viajes semanales al hospital, e incluso diarios en algunas fases del tratamiento; así como los traslados periódicos al centro de día o las visitas mensuales a las consultas de médicos especialistas, dependiendo de cada caso. Estos trayectos son una de las partidas que más pueden notarse en el bolsillo, y de forma acentuada desde que, en 2012, la reforma sanitaria eliminó la gratuidad de los transportes sanitarios no urgentes, entre otras cosas.
En las localidades pequeñas, el problema se agrava. Algunos tratamientos de oncología solo se realizan en capitales o grandes urbes, lo que implica recorrer muchos más kilómetros por carretera con el consecuente aumento del gasto. En ocasiones, cuando la distancia es inasumible para ir y volver el mismo día, el afectado debe costearse un alojamiento y las dietas para él y sus posibles acompañantes.
Estas situaciones son más comunes de lo que parece y significan un aumento alarmante del gasto al que la Seguridad Social da pocas soluciones. En la mayoría de ocasiones, exceptuando algunas comunidades autónomas, son las asociaciones de pacientes las que ceden alojamientos y medios para dar una cobertura básica a enfermos y familiares, con o sin subvenciones públicas.
Por ejemplo, “en Andalucía los tratamientos más complejos solo se realizan en Sevilla. Además de los desplazamientos, esto implica que otro miembro de la familia también deja de trabajar, por ejemplo para cuidar a los niños, con lo que los ingresos, en los casos más dramáticos, son prácticamente nulos”, se lamenta Mejías.
El gasto mensual en salud de una familia que vive en un medio rural y con ingresos inferiores a 18.000 euros anuales se incrementa en un 16% al tratar un tumor de mama
La AECC calcula que el gasto mensual en salud de una familia que vive en un medio rural y con ingresos inferiores a 18.000 euros anuales se incrementa en un 16% al tratar un cáncer de mama. El 76% del gasto se debe al transporte para acudir a tratamiento, y, como asegura Mejías, “aunque menos cuantificable, este aumento de la precariedad, conlleva un explicable desgaste psicológico”.
Comer mejor es más caro 
Algunas necesidades básicas, como la nutrición, también contribuyen al desbarate económico de la enfermedad. Existen numerosas teorías acerca de los beneficios de una alimentación especial para el cáncer, sin embargo, según Rosa Martín, trabajadora social de la AECC ,“aunque muchas veces, fruto de la desesperación, las personas pueden querer hacer un gasto extra en la alimentación, lo que se recomienda principalmente es aumentar el consumo de alimentos frescos, llevar una dieta y unos hábitos saludables. Cualquier cambio debe ser consultado con un especialista”.
Para el dietista-nutricionista Juan Revenga lo más importante es comer productos frescos y eliminar de la cesta de la compra las carnes rojas otros alimentos procesados, incluidos cualquier tipo de comida basura y de refrescos azucarados.
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El número total de nuevos casos de cáncer en España en 2015 fue de 247.771 (148.827 en varones y 98.944 en mujeres). / Fotolia
Una recomendación tan simple como esta representa un cambio de costumbres en muchos hogares y, sobretodo, un leve encarecimiento de la cesta de la compra. Acceder a productos frescos y de calidad a veces va reñido con el ahorro económico, sobre todo en las grandes ciudades. Además, en casos puntuales se recomiendan complementos vitamínicos o proteicos que no cubre el sistema público, según Martín.
Por otro lado, existen gastos en cosmética y accesorios de belleza, como las pelucas o pañuelos, a los que gran parte de los afectados no quieren renunciar. “A medida que iba recibiendo la sesiones de quimioterapia, las necesidades aumentaban, desde algo tan simple y lujoso como poner la calefacción durante todo el invierno porque te sientes débil, hasta la compra de un peluca o de los accesorios de belleza que, por falta de tiempo y de conocimiento, se suelen adquirir a toda prisa sin conocer cuáles son las alternativas”, cuenta Murillo. 
Uno de los costes más elevados es el de la peluca. Aunque no solo las mujeres se plantean usar una, sí que son la mayoría. “El precio varía en función de los materiales y la longitud de la melena, pero la horquilla está entre los 280 euros y los 360 euros para las pelucas sintéticas y entre los 600 euros y los 1.500 euros para las pelucas de cabello natural”, explica a Sinc Adi Monje, de Pelucas Monje.
La economía de los pacientes se ve afectada por el tiempo perdido durante el tratamiento, que puede alargarse hasta año y medio en algunos casos
Por otro lado, según este experto, son muchos de los afectados por el cáncer que buscan turbantes y gorros naturales para combatir el frío y el calor a partes iguales. “Los turbantes tienen un precio mucho más asequible. Los realizados con materiales aislantes naturales como el bambú cuestan alrededor de 15 euros”, añade.
Un reto para la sanidad pública 
El cáncer es una enfermedad cara que conlleva un tratamiento largo y con mucha inversión de tiempo, energía y de dinero. Los pacientes, además de afrontar gastos extra, se enfrentan a la pérdida de valor adquisitivo por culpa de la baja laboral que puede alargarse durante meses.
Rosana Martín cuenta a Sinc que la economía de los pacientes “se ve afectada en primer lugar por el tiempo perdido durante el tratamiento, que puede alargarse hasta año y medio en algunos casos”. En este periodo es muy difícil ajustar la economía familiar, porque la baja médica significa una reducción considerable de los ingresos de hasta el 40% del día 4 al 20 y de un 25% hasta el día 575 de baja por enfermedad.
Según la Organización Mundial de la Salud, se calcula que el total del gasto en cáncer en 2010 fue de 1,16 billones dólares (unos 962.000 millones de euros). Estas son las cifras oficiales. El gasto invisible de los pacientes de cáncer –con 14 millones de nuevos casos en el mundo en 2012 y una previsión de aumento del 70% en las próximas dos décadas– va por otro lado.

Lo que la reforma se llevó

Padecer cáncer sale más caro hoy que en 2011 según la AEEC. La reforma sanitaria impulsada por la entonces Ministra de Sanidad Ana Mato en 2012 redujo la cobertura de gastos en tratamientos extrahospitalarios e introdujo el copago a un gran número de medicamentos entre ellos la quimioterapia oral y determinados medicamentos antineoplásicos (para la quimioterapia) que hasta entonces eran gratuitos.
Otro de los cambios más polémicos fue el régimen de desplazamientos no urgentes de los pacientes que formalizó el copago y dejó a las administraciones de cada comunidad autónoma que regulara los importes.

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