viernes, 6 de abril de 2018

Descubierta una posible diana terapéutica contra el cáncer más mortal

Investigadores del Hospital del Mar de Barcelona prueban con éxito en ratones que inhibir una proteína relacionada con el tumor de páncreas reduce su crecimiento y el riesgo de metástasis

La "barrera física" a la que se refiere Navarro se llama estroma y funciona como una especie de muralla que evita que las células tumorales se expongan a los fármacos y al propio sistema inmunológico. Los artífices de este muro son los fibroblastos, un tipo de células que secretan proteínas y otras sustancias que favorecen la proliferación del tumor. En este ecosistema tan particular, los investigadores pusieron el foco en una de esas proteínas que generan los fibroblastos: la Galectina-1, unas moléculas que participan activamente en la evasión del sistema inmune. "Ya habíamos observado que en el páncreas sano no se expresa esta proteína y en el cáncer sí que está expresada de forma elevada, así que sabíamos que tenía que ver con el crecimiento del tumor: esta proteína promueve la vascularización del tumor [nuevos vasos sanguíneos para que pueda alimentarse y diseminarse] y que crezcan más las metástasis", apunta Navarro.

El hallazgo sienta las bases de lo que podría ser una vía de tratamiento en el futuro. Los investigadores se muestran optimistas, pero también cautelosos: se trata de estudios preclínicos y falta un largo camino para que esto se traduzca de forma efectiva en pacientes reales. Las investigaciones siguen su curso y el siguiente paso es inhibir la proteína farmacológicamente —en este estudio se bloqueó genéticamente—. "Ya generamos anticuerpos para la Gal1 y también hay otros inhibidores químicos que podrían funcionar. Primero vamos a tratar al ratón con estos anticuerpos y luego, si todo va bien, lo trasladaremos a ensayos clínicos. Siendo optimistas, se necesitarán 10 años para verlo en pacientes", sostiene la investigadora del IMIM. 
Sobre estas premisas, los investigadores se propusieron eliminar esa proteína para ver cómo actuaba el tumor. "En el páncreas sano ya no hay expresión de esta proteína en la edad adulta. Sus funciones son las de bloquear respuestas autoinmunes, así que si la bloqueas no tiene por qué pasar nada porque su función también la realizan otras proteínas", explica la doctora. Así, los científicos probaron la respuesta de las células tumorales de varias maneras: primero, en ratones tratados genéticamente a los que se les inhibió la Gal-1; luego con células de pacientes con cáncer in vitro en el laboratorio e in vivo en ratones; y, finalmente, a través de estudios moleculares genómicos de gran escala. El resultado fue claro: "validamos que inhibir la proteína Gal-1 tiene un efecto multidireccional porque ralentiza el crecimiento del tumor, frena las metástasis y recupera la respuesta inmunológica", sintetiza la investigadora, que ha publicado el hallazgo en la revista científica PNAS.
La investigación, ha contado con la colaboración del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) y de grupos de investigación de Estados Unidos y Argentina, ha sido financiada también a través de becas de la Asociación Española de Pancreatología y de la Asociación Cáncer de Páncreas.  

EN LA OPERA Y LA ZARZUELA YA EXISTEN LAS DIVISIONES CLASISTAS

Chonis y pijas: así se estigmatiza a las chicas en las redes sociales


Investigadoras de la Universidad Rovira i Virgili han estudiado cómo ven los chicos y chicas adolescentes a sus semejantes a partir de su imagen en redes sociales. Las etiquetas de “pija” y “choni” son frecuentes para clasificar la estética y la conducta sexual de las chicas. "Pija" es una noción neutra frente a la etiqueta despectiva de “choni”. Estos marcadores de clase establecen los límites entre las jóvenes en las redes sociales.

<p>Vulgares y sexualizadas son algunos de los prejuicios que las adolescentes sufren en las redes sociales. / URV</p>
Vulgares y sexualizadas son algunos de los prejuicios que las adolescentes sufren en las redes sociales. / URV
Un estudio llevado a cabo por investigadoras de la Universidad Rovira i Virgili analiza la visión que los chicos y chicas adolescentes tienen de sus iguales en las redes sociales.
Las investigadoras consideran que los espacios virtuales refuerzan un doble estándar sexual que hace que las chicas sean criticadas con parámetros sexuales a diferencia de los chicos; y otro doble estándar que atribuye mal gusto y falta de cultura a las personas que son consideradas empobrecidas o con pocos estudios. Esto genera un desprecio hacia las chicas (las chonis) a las que se les atribuyen autopresentaciones y prácticas en la red de acuerdo con este juicio de clase y género.
El estudio, en el que han participado siete grupos de jóvenes de entre 16 y 20 años explicando cómo valoran sus autopresentaciones, muestra que los medios sociales son un espacio clave donde se juzgan las feminidades de clase en un lugar público compartido por los jóvenes. Las participantes en estos grupos de discusión, preguntadas por sus estrategias de representación en las redes sociales, hablaban de dos únicos perfiles: pija y choni.

Los discursos elaborados en las autopresentaciones reproducen estos estereotipos y no contribuyen a transformarlos. Todos los adolescentes se muestran conscientes de estos prejuicios pero manifiestan dificultad (incluso imposibilidad) para superarlos.
Pija es una noción neutra, un marcador de identidad estándar utilizado como contrario de la etiqueta verdaderamente despectiva que es la de “choni”, un estigma reconocido colectivamente. Sin embargo, el perfil de las chonis sí lo tienen muy definido, delimitado e identificado con símbolos culturales muy específicos como, por ejemplo, pantalones muy ajustados, tangas, piercings, tatuajes, cola de caballo o moños, maquillaje excesivo y posturas provocadoras que son leídas en clave sexual.
Según las profesoras del Departamento de Estudios de Comunicación Cilia Willem, Iolanda Tortajada y Núria Araüna, también miembros del grupo de investigación Asterisc, estos marcadores de clase sirven para establecer límites entre las chicas en las redes sociales, donde la norma es la autosexualización. Una de las preocupaciones de las chicas que han participado en los grupos de discusión ha sido evitar ser etiquetadas como “chonis” cuando construyen una imagen atractiva.
A lo largo de la investigación, ellas han expresado la presión que sienten por erotizar y, a la vez, son juzgadas por esta sexualización.
Reconocen la dualidad, pero se posicionan fuera
Los resultados del trabajo coinciden con el estereotipo con el que son cargadas las mujeres de clase trabajadora en otros contextos culturales como, por ejemplo, en el Reino Unido, donde la figura de la chav femenina es vista como una exhibición continua de falta de cultura, de estilo y de gusto.

No solo los chicos etiquetan a las chicas como chonis sino que, de manera defensiva, también lo hacen las chicas. Todos reconocen y aplican la dualidad, pero intentan posicionarse fuera. Así, con el objetivo de librarse del estigma de la choni, lo transfieren a otras. Esta carencia de solidaridad de clase entre mujeres se expresa en todas las personas que han participado en el trabajo. A la estigmatización de género y de clase se deben añadir los juicios a las chonis como “imprudentes” por compartir o subir fotos sexualizadas en una sociedad que responsabiliza a las mujeres de las agresiones que sufren.
A pesar de que hay un cierto grado de control del estilo y del gusto que proporciona a las chicas guías sobre cómo no perjudicar su reputación sexual y social, los juicios de los demás se escapan de su control. Para la pija, definir a la choni es establecer la línea que no se debe pasar, aquello que justifica la propia autosexualización, presentada como una exhibición casi artística. A pesar de que pijas y chonis son susceptibles de recibir críticas de carácter sexual, la mayoría de los participantes en la investigación afirmaban que las autopresentaciones de las pijas acababan esquivando la sanción y otorgándoles popularidad y estatus.
Después de haber estudiado las desigualdades de género y de clase social entre la población adolescente en las redes sociales desde 2008, este equipo de investigación de la URV acaba de poner en marcha un proyecto I+D sobre la dimensión apoderadora de las creaciones audiovisuales en red llevadas a cabo por youtubers.
Referencia bibliográfica: Cilia Willem, Núria Araüna, Iolanda Tortajada. “Chonis and pijas: Slut-shaming and double standards in online performances among Spanish teens” Sexualities, Febrer 2018. https://doi.org/10.1177/1363460717748620