martes, 10 de abril de 2018


Ayudaron a formar vínculos sociales durante nuestra evolución

La expresión de las cejas, clave en la supervivencia humana


Con un sutil movimiento de cejas, las personas somos capaces de expresar simpatía, confianza o reconocimiento. Hasta ahora se les había otorgado una función protectora, pero investigadores de Canadá acaban de desmontar esa hipótesis. Según su nuevo estudio, de indicar agresividad pasaron a servir como una herramienta de comunicación vital para la cooperación social.

<p>Ojo con ceja.  / Pxhere</p>
Ojo con ceja.  / Pxhere
Al igual que la cornamenta de un ciervo, las cejas de nuestros antepasados primitivos eran una protuberancia huesuda pronunciada que indicaba dominación y agresividad. Los humanos modernos, en cambio, tenemos una frente lisa con cejas más visibles y velludas, capaces de moverse para establecer redes sociales, según un estudio liderado por la Universidad de York (Canadá), que se publica en la revista Nature Ecology & Evolution.
Hasta ahora, se otorgaba a esta parte del cráneo, que une las cuencas de los ojos y la caja craneal, una función de protección contra el impacto de la mordedura y la masticación. Este nuevo trabajo propone que las gruesas prominencias óseas por encima de los ojos (arcos superciliares) de los primeros humanos señalaban el estatus social y después, al hacerse menos protuberantes y movibles, propiciaron habilidades de comunicación.

Los científicos recrearon digitalmente un cráneo fósil de
 Homo heidelbergensis hallado en lo que hoy es Zambia y conocido como Kabwe 1, que tiene entre 300.000 y 125.000 años de antigüedad. A través de un software de ingeniería 3D descubrieron que los arcos superciliares del fósil eran mucho más grandes de lo necesario para proteger las cuencas oculares y la caja craneal, de modo que una ceja gruesa poco tiene que ver con la función de proteger el cráneo al comer.“En los mandriles, los machos dominantes tienen bultos de colores brillantes a cada lado del hocico para mostrar su estatus. Estos bultos crecen debido a factores hormonales, y los huesos de debajo presentan cráteres microscópicos, una característica que también se puede ver en las cejas de los homínidos arcaicos”, explica Paul O'Higgins, uno de los autores principales del artículo y profesor de anatomía en la universidad canadiense.
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Modelo de un cráneo humano moderno junto a Kabwe 1 / Paul O‘Higgins, Universidad de York
“Usamos el software de modelado para recortar el enorme filo de la frente de Kabwe 1 y descubrimos que no ofrecía ninguna ventaja espacial, ya que podía reducirse en gran medida sin causar problemas. Luego simulamos las fuerzas de mordedura de diferentes dientes y descubrimos que se aplicaba muy poca tensión en esta parte. Cuando la eliminamos no tuvo ningún efecto en el resto de la cara al morder”, añade el experto.
“Otras hipótesis, como mantener el sudor o el pelo fuera de los ojos, ya se habían descartado, por lo que sugerimos que se puede encontrar una explicación plausible en la comunicación social”, concluye O'Higgins.
A medida que los humanos se volvieron más sociables, el aplanamiento de la frente permitió el desarrollo de cejas más visibles y movibles capaces de mostrar emociones sutiles y cambiantes. Un movimiento rápido de cejas es un signo de reconocimiento, alzarlas indica simpatía, y hay pequeños movimientos que son clave para identificar la confiabilidad y el engaño. Todo esto se traduce en una mayor cooperación y comprensión entre las personas.  

Para Penny Spikins, coautora del trabajo en el departamento de Arqueología de la Universidad de York, “las cejas son las piezas que nos faltaban para entender cómo los humanos modernos lograron llevarse mejor con los demás que otros homínidos ahora extintos”.
“Una frente más vertical en los humanos modernos permitió mostrar emociones amistosas que ayudaron a formar vínculos sociales entre individuos”, recalca O'Higgins.
Un efecto secundario de tener caras pequeñas
De acuerdo con los investigadores, nuestras frentes comunicativas fueron un efecto secundario de la reducción gradual de nuestras caras durante los últimos 100.000 años. Este proceso se ha acelerado en los últimos 20.000 años y, más recientemente, cuando pasamos de ser cazadores recolectores a agricultores.
“Con la reducción del tamaño de la cara desaparecen también esas superestructuras robustas que caracterizan a los homínidos del Pleistoceno Medio, como ocurre con Kabwe 1”, asegura a Sinc Markus Bastir, director del laboratorio de Morfología Virtual en el Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC) y autor de un comentario sobre este artículo en la revista Nature Ecology & Evolution.
Spikins afirma: “Los humanos modernos son los últimos supervivientes de los homínidos. Mientras nuestra especie hermana, los neandertales, se estaba muriendo, nosotros colonizábamos rápidamente el mundo, sobreviviendo a entornos extremos. Esto tuvo mucho que ver con nuestra capacidad para crear grandes redes sociales. Sabemos, por ejemplo, que los humanos modernos prehistóricos evitaron la endogamia y se fueron a vivir con amigos en lugares distantes durante tiempos difíciles”.
Referencias bibliográficas:
Ricardo Miguel Godinho , Penny Spikins  y Paul O’Higgins. "Supraorbital morphology and social dynamics in human evolution", Nature Ecology & Evolution https://doi.org/10.1038/s41559-018-0528-0.
Markus Bastir. "Pulling faces". News & views. Nature Ecology & Evolution https://doi.org/10.1038/s41559-018-0550-2

PALABRA DE MEDICO,HE MUERTO VARIAS VECES Y NO PASA NADA MAS QUE DESAPARECER...

"El secreto mejor guardado de la medicina: morir no es tan malo como se cree"

Kathryn Mannix,
Image captionMannix cree normalizar nuestra relación con la muerte, beneficia tanto a la persona enferma como a sus familiares y amigos.
"En mi humilde opinión, morir no es tan malo como uno esperaría".
Así ve la muerte Kathryn Mannix, una médica británica pionera en cuidados paliativos, que ha dedicado su carrera a tratar pacientes con enfermedades incurables o en los últimos estadios de su vida.
Para la autora de "With the End in Mind: Dying, Death, and Wisdom in an Age of Denial" (Con la muerte en mente: morir, muerte y sabiduría en la era de la negación), la sociedad nos lleva a evitar hablar de este proceso e incluso a reemplazar la palabra muerte con eufemismos.
Esto, explica, hace que nos resulte mucho más difícil lidiar con la pérdida de un ser querido.
BBC Ideas, una plataforma de videos cortos de la BBC que explora ideas que cuestionan las verdades establecidas, recogió su testimonio.
Raya
"Nosotros hemos dejado de hablar sobre la muerte.
Hemos dejado de usar la palabra morir (que en inglés dying) y usamos otras similares.
En vez de decir que alguien se está muriendo, decimos que está 'seriamente enfermo'.
Mujer mirando escalera que sube al cieloDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image caption"Creo que hemos perdido la inmensa sabiduría humana para tomar la muerte de una forma normal", dice Mannix.
Y las familias no entienden que se acerca el momento de la muerte cuando se usan estas palabras.
Eso es un gran problema, porque cuando la familia está junto a la cama de alguien muy enfermo, que está por morir, no saben qué decirse entre ellos o a la persona que se está muriendo.
La persona que se está muriendo tampoco sabe qué decir, ni qué esperar, y puede que esté preguntándose si esta es su última respiración.
Esta es una escena marcada por la tristeza, la ansiedad y la desesperanza.
Y, en mi humilde opinión, esto no tiene por qué ser así.

Tan natural como nacer

Creo que hemos perdido la inmensa sabiduría humana para tomar la muerte de una forma normal.
Creo que es hora de volver a hablar de la muerte y de recuperar esa sabiduría.
¿Cómo sería morir normalmente?
Morir, así como nacer, es sencillamente un proceso.Gradualmente, la gente se va cansando, agotando.
A medida que pasa el tiempo la gente va durmiendo más y está menos tiempo despierta.
La familia puede ir aprendiendo en qué momento deben darle (al enfermo) las medicinas y cuándo dejar pasar a las visitas.
A veces puede ocurrir que llegue una visita o que sea la hora de darle un medicamente (al enfermo) cuando está dormido.
Ahí es cuando podemos darnos cuenta de que algo ha cambiado.
Enfermera tomándole la mano a un enfermo.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionNo huir del tema y usar las palabras precisas para referirse a lo que ocurre es algo que nos ayuda a lidiar con la pérdida, dice Mannix.
Es un cambio pequeño pero muy significativo.
Y es que en vez de estar dormida, esta persona está -temporalmente- inconsciente.
No los podemos despertar y no les podemos dar su medicina. No les podemos decir que ha llegado una visita.
Luego, cuando ellos se despiertan, nos cuentan que han dormido muy bien.
Por eso sabemos que este estado de coma no es aterrador.
Solo que nosotros no notamos este momento de pérdida de conciencia en el momento en que ocurre.

Sonido de la muerte

Así que a medida que pasa el tiempo, están menos despiertos, más tiempo dormidos, hasta que, al final, están inconscientes todo el tiempo.
Paciente junto a su familiaDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionHablar sobre la muerte nos permite a todos encontrar consuelo, asegura la médica.
Y el paciente se sentirá tan relajado que no aclarará su garganta y seguirá respirando con un poco de moco o saliva en la parte trasera de la garganta.
Puede que eso genere un ruido extraño.
La gente habla de ese sonido de la muerte como algo raro.
Pero eso quiere decir que el paciente está tan relajado, en un estado de inconsciencia tan profundo, que ni siquiera la saliva en la garganta les hace cosquillas, cuando las burbujas de aire entran y salen de los pulmones.
En los últimos momentos de vida, hay un período de respiración superficial y luego una exhalación a la que ya no le sigue una inhalación.
Kathryn Mannix, experta en cuidados paliativos
En los últimos momentos de vida, hay un período de respiración superficial y luego una exhalación a la que ya no le sigue una inhalación.
A veces es tan suave que las familias no se dan cuenta.
Por eso, la muerte normal, es realmente un proceso tranquilo, algo que podemos reconocer, para lo que podemos prepararnos y algo con lo que podemos lidiar.
Y esto debería ser algo para celebrar.
Algo con lo que podemos consolarnos los unos a los otros.
Pero como hablar de la muerte se ha tornado en algo incómodo, es, de hecho, el secreto mejor guardado de la medicina.
Por eso, en mi opinión, morir de esta manera es algo que deberíamos recuperar, es algo de lo que deberíamos hablar y algo en lo que deberíamos consultarnos mutuamente.